El sueño de muchos chicos es aprender a manejar un avión cuando sean grandes, estar en la cabina y sentir esa sensación de despegar la nave y cruzar océanos a una velocidad impresionante. Otros quizá coleccionan aviones de juguete y se conforman con acercarse cada tanto a la costanera para verlos de cerca en el aeroparque y escuchar el rugir de sus motores.
Pero no son muchos los que desde pibes tienen el deseo de aprender a arreglar aviones, un trabajo que encierra mucha responsabilidad y conocimientos. Sin embargo, un escobarense se animó al desafío y hoy cumple su sueño de formar parte del staff de reparación de Aerolíneas Argentinas.
“Siempre quise hacer esto, me acuerdo que en 1983 fuimos con mi viejo a la brigada El Plumerillo, en Mendoza, y me di el lujo de subirme a un avión de combate. Tenía 11, 12 años, y supe que de grande quería estar relacionado a la parte técnica de los aviones”, le cuenta a DIA 32 Marcelo García (44) sobre su primer contacto con una nave y su anhelo de arreglarlas.
Así, a los 17 años dejó sus estudios en la Escuela Técnica Nº1 de Escobar para irse a Córdoba, donde finalizó la secundaria y en tres años se recibió de mecánico de aviones en la Fuerza Aérea.
Inicialmente estuvo dos años trabajando en Río IV, donde reparaba los míticos aviones de combate Mirage, que en la actualidad fueron desprogramados. Después pidió traslado a Buenos Aires, trabajó en la Brigada de El Palomar con aviones de transporte y más adelante pasó a un taller de San Fernando para ser mecánico de aviones ejecutivos de la línea Cessna. Hasta que en agosto de este año entró al área de mantenimiento de Aerolíneas.
Su lugar de trabajo es el aeroparque Jorge Newbery. “Atendemos los aviones de arribo y despegue. Recibimos el avión cuando llega, lo revisamos y hacemos el despacho para que vuelva a salir. Se mira el fuselaje, las alas, los motores, el tren de aterrizaje y el estabilizador, eso es lo más básico. Después se chequean fluidos y presión de cubiertas. Todo te puede llevar 30 minutos. Y a la noche también se ven los herrajes de las puertas y el parabrisas. Así todos los días”, explica García, dando aspectos poco conocidos del mantenimiento de un avión.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes que suelen presentar los aviones?
Lo más común es ver un desgaste de cubiertas o alguna falla electrónica. Cuando pasa eso se resetea la computadora y la falla desaparece. En caso de que no suceda la misma computadora te indica dónde está enfocada esa falla y se cambia plaqueta, módulos, lo que haga falta. También puede pasar que en una escala aparezca un motor con un impacto de ave, no es algo muy habitual pero pasa. Ahí se controla el motor y, si es necesario, se hace una boroscopía, que es la introducción de una manguerita con una cámara que va filmando el motor para ver si se dañó.
¿Te pasó que un avión presentara un problema y costara encontrar la falla?
Sí, ha pasado. Nosotros nos basamos mucho en el manual, que te dice qué hay que hacer ante cada problema, es nuestra Biblia. Si no se soluciona tenés que empezar a meter mano fuera de lo que dice el manual. Cuando la novedad sigue, le mandás un mail a la fábrica del avión, le pasás el problema y ellos te dan la solución. Pero una vez tuvieron que venir de Holanda y entre ellos y nosotros recién lo resolvimos.
¿Es muy diferente reparar un vehículo de tierra que una nave?
El inconveniente de un avión es que si te pasa en una escala tenés que ir y laburar bajo la lluvia y el frío. Pero no es tan complicado, hay herramientas para cada necesidad. Cada cosa que se cambia queda registrada, con número de serie y marca de la pieza.
Cuando hay un problema en un vuelo, ¿hay que aterrizar urgente o se soluciona andando?
Depende, hay novedades que te permiten volar igual. En la lista del control de procedimientos te dice qué hacer. Por ejemplo, si te falla el aire acondicionado tenés que descender o no pasar de cierta altura. Igualmente, todos los sistemas de un avión son duales, si perdés un sistema te queda el otro operativo. Por lo general, las novedades son permisibles para poder volar hasta un aeropuerto cercano y ver qué pasa.
¿Qué es más complicado, el despegue o el aterrizaje?
En general el aterrizaje, y depende de las condiciones climatológicas. Una vez que está arriba no pasa nada. La parte más complicada que puede tener es una presurización, que es una pérdida de aire por alguna rotura. El avión va inflado y si pierde aire es letal, hasta se puede llevar personas por ese agujero.
¿Los aviones actuales son más seguros que los de hace 20 años?
Son como los autos: antes tenían relojitos por todos lados, ahora tienen uno solo que te marca todo lo que pasa. Con los aviones pasa lo mismo: antes la persona tenía más dominio sobre el avión, hoy es todo computadora. Y eso lleva a que el piloto se relaje y no lo sienta. Algo así pasó con el accidente de Air France, que salió de Brasil con destino a Francia y se cayó al océano (NdeR: sucedió el 1º de junio de 2009).
¿Fue una falla humana la que provocó esa caída entonces?
El 90% de los accidentes son por fallas humanas. Pasa que cuando los vuelos son así de largos va el comandante, el piloto y el copiloto y cuando el avión va nivelado, recto, el que maneja es el copiloto y los demás descansan. Él se ocupa de las comunicaciones, porque el avión ya tiene la ruta cargada y va solo. En este caso había un frente de tormenta enorme, el copiloto lo enfrentó y no cambió la ruta, a pesar de los avisos de otro avión de Iberia que le había advertido. Entró y se terminó desintegrando. En un cumulus nimbus tenés viento, granizo, actividad eléctrica, es como un tornado dentro de la nube, una licuadora por donde el avión no pasa. La velocidad promedio de una nave es de 800 kilómetros por hora, mil como máximo, y cuando cae lo hace a 1.800. Ahí se desintegra.
Para los que tienen miedo de volar, ¿cuántas chances hay de que se caiga un avión?
Es muy difícil, es el medio de transporte más seguro, más que el barco. En un avión tenés sistemas duales y alternativas. Y si hay que aterrizar de emergencia lo hacés en un descampado. Un barco en medio del mar, en plena tormenta, es muy difícil. No podés cambiar de ruta.