De tacones rojos, calzas engomadas y maquilladas como mascaritas, las diecisiete integrantes de Revolution Queens zapatearon su malambo sobre el consagratorio escenario de America’s Got Talent. Con una fuerza abrumadora, revolearon boleadoras y látigos al ritmo de los bombos, dejando boquiabierto al exigente jurado del programa que se emite por el canal Sony. Pasaron de la primera audición a la segunda ronda y ahí quedaron. Pero el resultado no es importante, porque haber accedido a esa pantalla les abrió un mundo de posibilidades. Las propuestas no paran de llegar -aunque mucho no pueden adelantar todavía- y ellas ya se están preparando.
Marina Villalba (27) es garinense y una de las primeras tres integrantes del grupo original. Empezó a bailar folklore a los 8 años, se inició en el Ballet Zapucay y después pasó por otras compañías. Estudió en la Universidad Nacional del Arte (UNA) y siguió bailando por siempre. Se recibió de profesora y da clases. Además, anima fiestas y eventos infantiles.
“Mis comienzos fueron dentro del folklore, pero también incursioné en el tango y en otros estilos. En los últimos años me dediqué exclusivamente al malambo, bombo y boleadoras. Es un baile con mucha fuerza, algo que no tiene que ver con otra cosa. Te da seguridad y carácter”, le cuenta a DIA 32.
Si bien en su familia no hay artistas propiamente dichos, de esos que se suben al escenario para hacer vibrar el alma de las personas, hay amantes del folklore y asiduos visitantes de peñas. Sus abuelos son santiagueños, por lo tanto no había fiesta, cumpleaños, celebración o reunión donde no haya chamamé: música y baile. Al ver que la menor de los tres hijos se entusiasmaba mucho en estos eventos, sus papás René y Florencia la anotaron en clases de folklore. “De ahí no salí más”, confiesa Marina.
El turno de las mujeres
A través de amigos y contactos en común conoció a Gonzalo Leiva, el director de la compañía en la que está ahora y con la cual llegó a Hollywood: Revolution Queens. Leiva es bailarín, coreógrafo y también creador de Revolution Gauchos, un grupo con la misma impronta que el de las chicas pero conformado solo por hombres. Tuvieron mucho éxito en el exterior, tanto que llegaron a participar del festival de circo europeo El Elefante Dorado. Desde entonces, los muchachos y sus bombos dan la vuelta al mundo.
Convocadas e impulsadas por Leiva, Marina y dos compañeras grabaron un video de cinco minutos mostrando sus habilidades para enviarlo al programa estadounidense. Tuvieron buena aceptación y llegaron a un acuerdo en el que armarían un ballet más numeroso.
“Empezamos a armar el grupo con bailarinas que vinieron de todas partes, algunas de La Pampa y otras de diferentes lugares de la provincia de Buenos Aires. Llegamos a ser 17 y nos juntábamos siempre en Capital”, comenta la artista garinense.
Hicieron un segundo video, volvieron a mandarlo a Estados Unidos y en menos de una semana les dieron el ok en forma de pasajes para todas, visas y estadías en hoteles de primer nivel. Todo en tiempo récord, ya que comenzaron en febrero y en marzo estaban arriba de un avión. El primer viaje, para participar de la audición, fue de cuatro días. La segunda vez estuvieron una semana en Hollywood.
-¿Qué sensación tuvieron al llegar?
-Al principio no caíamos, íbamos caminando y cuando veíamos las letras de Hollywood como se ve en las películas no lo podíamos creer. Todas nos preguntábamos lo mismo: ¿Qué estoy haciendo acá? Se te venía toda la vida a la cabeza, empecé de chiquita bailando tranquila en Garín y ahora estoy en Los Ángeles. Estábamos en shock, recién ahora nos estamos dando cuenta de lo que vivimos verdaderamente.
-¿Ya habías salido del país alguna vez?
-Con otra compañía fui a España, Italia, Grecia y China. Había recorrido un poco, pero tengo compañeras que son de provincia y que jamás habían salido ni siquiera de su pueblo. Y hay dos menores, una de 15 y otra de 17, ¡tenían unos nervios impresionantes! Las más experimentadas sosteníamos al resto. Por suerte fue todo hermoso. No se dio nada de lo que indica que en los grupos de mujeres hay problemas. Se generó una buena vibra, un clima de apoyo y ayuda que se mantiene hasta hoy.
-¿Qué sintieron en el momento mismo de la performance?
-Emoción, no parábamos de llorar. Después nos reíamos cuando miramos el video de que haya habido tanto llanto. Teníamos nervios y sentíamos mucha adrenalina también, pero más que nada emoción. Subir al escenario y escuchar a gente de otros países gritando “Argentina, Argentina” nos generó una presión en el pecho, una alegría inmensa. Lo que menos pensamos era que íbamos a provocar alguna reacción en el público, pero aplaudían de pie. Fue increíble, eso fue lo que más nos emocionó.
-¿Y el jurado que tiene fama de ser tan exigente, sobre todo Simon Cowell, cómo las trató?
-Nos halagaron maravillosamente, fueron muy amables. Y lo mismo se dio con los artistas que nos cruzamos detrás de escena, había gente de todo el mundo, la producción es de primer nivel.
No queremos generar división con el hombre, al contrario, nuestro mensaje es de igualdad, de que nosotras también podemos hacerlo a nuestro estilo. Nos enorgullecería mucho más poder hacerlo en nuestro país”.
-¿Son peligrosas las boleadoras?
-Hemos sufrido golpes, una de las chicas se quebró un diente, yo me golpeé muy cerca del ojo. Se requiere mucha práctica, ese es el único secreto. Mi primer contacto con ellas fue cuando era chica, había tenido una noción de cómo agarrarlas. Después dejé y hace tres años que estoy tomando clases. Uno le va tomando la mano, pero son peligrosas. Es una relación amor-odio, porque cada vez que te pegás te da un miedo tremendo. Es aprender a vivir con ese miedo, saber que de última es un golpe y nada más.
-Más allá de que no puedas hablar sobre los proyectos concretos que el grupo tiene para el futuro, ¿qué te gustaría que pasara?
-El deseo que tenemos todas es que se puedan abrir puertas tanto para nuestra compañía como para otras que son de mujeres. Esto fue siempre trabajo del hombre y en el exterior gusta mucho, lo valoran. Todo el folklore en general, pero son siempre grupos de hombres o mixtos con minoría de mujeres. No queremos generar división con el hombre, al contrario, nuestro mensaje es de igualdad, de que nosotras también podemos hacerlo a nuestro estilo. Nos enorgullecería mucho más poder hacerlo en nuestro país, pero la verdad es que afuera el negocio se mueve diferente.
-¿Qué opiniones recibieron sobre ese malambo modernizado y hasta sensual que propusieron?
-Obviamente siempre están las críticas, hay gente a la que le gusta y gente a la que no. Lo nuestro es una fusión de lo tradicional con la modernidad, no quedarnos en trajes típicos, que además son más característicos del hombre. El tema pasa mucho por lo estético, porque lo visual suma en shows de estas características.
-Habiendo conocido otros lugares, ¿dejarías Garín?
-Nunca, yo amo este lugar. Garín es Garín y de acá no me muevo. Me dio la posibilidad de haberme animado al arte. Siempre les digo a los chicos que se animen, sin miedo a que no se pueda vivir de él. Se puede, es solamente tener mucha paciencia, sacrificio, esfuerzo y que a pesar de los miedos si uno visualiza un sueño, lo abraza fuerte, lo logra. Yo no dejo de agradecer que por haber tenido el apoyo fundamental de mi familia y haber seguido adelante, tuve la oportunidad de viajar bailando. Conocer otras culturas te abre la cabeza, también te hace valorar lo que tenés. Para mí Argentina es el país más hermoso que existe a pesar de todo el caos que hay.