Cuando todavía vivían en Belgrano, Nahuel Mutti (40) y Catarina Spinetta (39) se acercaron a Maschwitz a visitar una familia amiga. En cuanto llegaron a la casa, sus hijos se bajaron del auto y empezaron a gritar: “¡pasto, pasto!”. En ese momento, los dos entendieron que era un mundo nuevo para ellos y que necesitaban proyectar su cotidianeidad en un lugar con más naturaleza.
“A pesar de que vivíamos en un departamento muy lindo, no dejaba de ser un departamento con alguna que otra maceta. La salida para los chicos era dar la vuelta a la manzana en la bicicleta. Y tanto la plaza más cercana como el colegio al que iban eran de cemento”, recuerda el actor en diálogo con DIA 32.
Si bien él y su esposa disfrutaban de los atractivos de la ciudad, se aventuraron a vivir en una casa con jardín y perros. Eso sí, se propusieron que si en 1 ó 2 años no se acostumbraban, volverían a la Capital. El día de la mudanza fue el 1º de julio de 2005. Hoy, doce años después, la pareja y sus tres hijos -Ángelo (16), Benicio (15) y Justina (6)- viven en el barrio Las Chacras, donde forjaron su dulce hogar.
–¿Cómo fue el proceso de la adaptación de Capital a Maschwitz?
-En lo personal, los primeros 3, 4 meses fueron todo bien. Después me agarró como un bajón de extrañar la ciudad. El primero, para mí fue un año con un poco de angustia. En cambio, mi mujer y mis hijos estaban encantados desde el principio. Después, bueno, me enamoré de este lugar y ahí fue que empecé a echar raíces, abrirme, conocer gente, trabajar y filmar películas. Mis hijos fueron a tres colegios de la zona, con diferentes tipos de educación y estratos sociales. Entonces salen a la calle y tienen muchos amigos. Durante un año di clases de teatro para adolescentes en el Paseo Mendoza, en Sarambí, y estuvo buenísimo. Lo dejé porque tenía actividades de teatro y no me daban los tiempos.
–¿Cómo manejan la rutina laboral? ¿Viajan mucho a Capital?
-Tanto mi mujer como yo, al ser artistas, no tenemos horarios fijos, entonces no viajamos en horas pico. Vamos a contramano del tránsito, lo que está bueno. Como no voy todos los días, ir a Buenos Aires es un lindo plan. Vamos a visitar familia, amigos, al cine, al teatro. También para ensayos y funciones.
–¿Qué pensás del crecimiento de toda esta zona?
-Yo me mudé en 2005, cuando El Dorado era de tierra, estaba abandonada, y el boom de Mendoza no existía, había una casa que vendía tortas nada más. Vi prácticamente cómo fue creciendo todo, el avance de Puertos y donde yo vivo. Éramos pocos y empezó a caer un montón de gente. Por un lado está bueno lo que está sucediendo, y por otro lado hay horarios donde hay mucho tránsito. Pero bueno, también cuando me mudé quería salir a comer una noche en la semana y me tenía que ir a Pilar. Ahora hay mucha opción.
–¿Qué estilo de vida llevan?
-Súper familiar, tranquilo. Los fines de semana suelen venir a visitar amigos y familiares, siempre en época de verano, por supuesto… vienen a la pileta y a comer asado. Y en invierno es más interna la cosa. En mi casa hay un espacio donde Cata tiene su taller de pintura y escultura, tenemos piano y guitarra. Aparte, siempre hay chicos, porque vienen mucho los amigos de mis hijos y se quedan a dormir. Como tengo un cuarto atrás con un baño, como si fuese una casita aparte, vienen y se van al fondo, son una banda. Y a mí no me molesta, solo les digo que me avisen con tiempo por el tema de la comida.
-Echar raíces en este lugar también implicó trabajar acá. De hecho, filmaste varias películas en Maschwitz…
-Acá hice dos películas con Santiago Giralt, un director oriundo de Venado Tuerto, que es vecino del barrio. Antes del estreno (2011) está filmada con un gran porcentaje del elenco de esta zona, como Érica Rivas, Rodrigo de la Serna, Miranda de la Serna y yo. Algunos de los extras son vecinos también. Y Primavera, que la filmamos a fines de 2015, la podes ver en Nexflix, también se filmó en Maschwitz y tiene muy lindas escenas en el Jardín Japonés de Escobar. Antes del estreno está en Youtube, ganó varios premios, y sigue siendo una peli de culto para la gente de cine.
-¿Cómo se sintió trabajar tan cerca de tu casa?
-Genial. En Antes del estreno nos juntábamos a leer, a ver películas, a ensayar… todo cerca. Me despertaba, igual que en Primavera, y me iba caminando hasta el set. Cuando terminamos de filmar Primavera, la casa de la pareja de Santiago Guiralt, donde habíamos hecho la peli, estaba totalmente tomada por la filmación, entonces estuvieron viviendo en mi casa un tiempo. Primavera fue muy fuerte porque trabajó toda mi familia: mi mujer y mis dos hijos más grandes. La responsabilidad era familiar.
«Cada cosa tiene su encanto. Ahora estoy más involucrado con el teatro y el cine. Televisión hace bastante que no hago, pero hice mucho y son vibraciones diferentes. Los tres medios son parte de la profesión del actor y con los tres me llevo bien”.
–¿Los chicos estaban entusiasmados?
-Sí, les gusta mucho actuar. Ángelo ya filmó 6 películas y Benicio 4. Ambos protagonizan el videoclip de Julieta Venegas Te vi y vienen laburando un montón. Antes de fin de año, Ángelo estrena 2 películas donde hace un protagónico.
-¿Qué estás haciendo en la actualidad?
-Hasta fines de septiembre estuve haciendo una obra que se llama Beatnik, dirigida por Osvaldo Laport, en el teatro Ludé. Y durante el fin de semana hacemos giras por todo el país. El año pasado esta misma obra la hice en el Maipo. Me gusta mucho el tema, habla de la generación de los poetas malditos, años 50, en Nueva York, donde se creó una revolución literaria.
–Como actor, ¿qué elegís a la hora de trabajar? ¿Qué te gusta más?
-Generalmente hago lo que me gusta, cada cosa tiene su encanto. Ahora estoy más involucrado con el teatro y el cine. Televisión hace bastante que no hago, pero hice mucho y son vibraciones diferentes. El año pasado hice por primera vez un musical, Hombres viajando en taxi, dirigida por Ricky Pashkus, que estuvo genial como experiencia. Los tres medios son parte de la profesión del actor y con los tres me llevo bien.
“No me reconozco con rastas, cortarlas fue una cura”
Nahuel Mutti fue uno de los protagonistas de la exitosa tira juvenil Verano del ´98, ideada por Cris Morena, que duró 690 capítulos y se emitió por Telefé desde 1998 hasta 2000. Interpretaba a Tomás Ibarra, un joven de 17 años que vivía en Costa Esperanza, el lugar ficticio donde transcurrían los hechos.
El personaje llegó a ser muy popular, en parte por sus inconfundibles rastas rubias. Años más tarde, el actor confesó en distintos medios que, si bien el ciclo lo hizo visible, la exposición mediática que vivió en ese entonces lo hizo sufrir mucho. Incluso lo llevó a replantearse su trabajo como actor.
De hecho, lo primero que hizo cuando terminó con los compromisos de la tira fue cortarse el pelo para despegarse de aquel estigma. “Cortarme las rastas fue una cura. Yo no me reconozco si veo Verano… veo a otra persona”, revela.
FICHA PERSONAL
CV completo: Sus papeles en cine, televisión y teatro
Su primer trabajo profesional fue en 1996, en un cortometraje para Historias Breves II, con Ulises Dumont y Norman Briski. En 1997 filmó La vida según Muriel. Ese mismo año fue parte del elenco de Martín (Hache), de Adolfo Aristarain, con Cecilia Roth y Federico Luppi. En 2000 participó de Esa Maldita costilla, de Juan José Jusid. En 2005 filmó Lisboa, de Néstor Lescovich. En 2011 protagonizó, junto a Erica Rivas, Antes del estreno, de Santiago Giralt. Entre 2012 y 2016 filmó y protagonizó Primavera, de Giralt, y La Noche del Lobo, de Diego Schipani. Participó de películas como El Cerrajero, de Natalia Smirnoff -también radicada en Maschwitz-, Jessy James y UPA2!, de Giralt. Para teatro en 2013 hizo la obra Odette, Camping I (2014) y Mirar atrás sin volverse (2015). En 2016 estrenó en el Cultural San Martín la obra musical Hombre viajando en taxi. Y hasta septiembre de este año hizo Beatnik (foto), dirigida por Osvaldo Laport, en el teatro Ludé. En televisión, fue uno de los protagonistas de la exitosa tira juvenil Verano del ´98 (1998-2000) y entre 2001 y 2012 participó de los unitarios El Hacker, Tiempo Final, Costumbres Argentinas, Los Pensionados, Sin Código 2, Sobre Ruedas y Casados con hijos, así como en los elencos de La Lola y Sos Mi Hombre. En 2007 protagonizó el corto Un Caso, dentro del programa Hoy me desperté, especial de Fundación Huésped para el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, que ganó el Premio Oro en el New York Festivals 2008.