De adolescente Adrián Siri (38) pesaba 60 kilos, medía más de 1,70 y se veía flaco. Ya hacía deportes de contacto, artes marciales y buscaba incrementar su físico, estar más fuerte y potente. Así que empezó a ir a un gimnasio y a hacer aparatos: “Llegué a lo que yo quería, pero me encontré con un abanico más amplio y me cautivó. Fui adquiriendo cada vez más conocimientos, volcándome para el fisicoculturismo y así quedé”, le cuenta sonriente a DIA 32 antes de comenzar su rutina de entrenamiento.
En 2001 Siri tuvo su primer trabajo como instructor. Eso le sirvió como impulso para empezar a competir y solventarse los gastos de alimentación y suplementación que la actividad exige. “Quería ver qué se sentía y cómo iba a manejar los tres meses de dieta que se hacen antes de un torneo, y me gustó. Ahí ya pesaba 74 kilos”, señala.
En agosto de 2008 obtuvo su primer gran logro al salir campeón argentino, título que repitió el año pasado en categoría senior hasta 95 kilos. También en 2017 clasificó al Sudamericano que se disputó en septiembre en Costa Salguero, representando a la Selección Argentina, donde se ubicó en el tercer puesto, detrás de competidores de Colombia y Brasil.
“Al Argentino fui a retirarme prácticamente y lo gané, me sorprendí y se me abrió paso al Sudamericano, donde quedé como el mejor fisicoculturista del país, algo que me revitalizó”, confiesa, mientras bebe sorbos de agua con proteínas, como parte de su hidratación.
En abril viajó a Brasil para participar del Torneo Arnold Classic, un legendario y muy exigente evento que organiza el actor estadounidense Arnold Schwarzenegger. “El es el Maradona de este deporte”, afirma Siri en referencia al protagonista de las sagas Terminator y Comando, entre otras. Participaron 196 países y él salió segundo en la categoría hasta 90 kilos.
Hoy está en el mejor momento de su carrera y tiene por delante meses de mucha actividad: en agosto se presentará en la Copa Excalibur y después en el Campeonato Argentino, que será selectivo para el Sudamericano de Paraguay.
Estos compromisos hacen que en mayo haya comenzado con su rutina de preparación, con un estricto régimen de comidas y cuidados. Hace una hora de aparatos en la sala de musculación del North Club, donde entrena y trabaja todos los días, ejercicios aeróbicos y trabajos de abdominales y piernas.
“Arranco antes del desayuno con 40 minutos de bici fija. Después como un omelete con quince claras de huevo y avena y la segunda comida es de carne con arroz. Enseguida hago musculación y suplemento, tomando proteínas, aminoácidos y creatina. La cuarta ingesta es de pollo con ensalada verde, la quinta pescado con verdura y la última comida de la noche son doce claras de huevo más. Todo depende el peso que uno busque”, sostiene, con precisión y absolutamente convencido de cómo alimentarse.
“No se trata de sufrir, es un deporte que se disfruta siempre y cuando sepas llevarlo. En épocas de descanso puedo comer un asado, milanesas, facturas, pero tenés que estar dispuesto a engordar un poquito”, aclara, entre risas.
Siri es preparador físico e instructor en musculación, por eso él mismo se arma sus dietas, acordes a las necesidades que presenta. Año tras año asiste a cursos y capacitaciones de nutrición, suplementación química o natural y entrenamiento.
Sobre las competencias y el criterio de los jueces al evaluar a los participantes, desmiente la creencia popular de que “gana el más grandote” y aclara: “Ese es un concepto viejo. Gana el que se acerca más a la perfección”.
“Hay cinco puntos fundamentales: volumen, definición, trabajo, puesta a punto y línea y simetría, tenés que ser igual del lado derecho que del izquierdo. El culturismo busca la perfección del cuerpo. El que más se acerca es el campeón”, finaliza el Míster Músculo escobarense.