La capilla de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Escobar
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días lleva seis décadas en la ciudad. Su icónica capilla de la Colectora Este congrega todos los domingos a esta particular comunidad.

La entrada a Belén de Escobar puede ser bastante caótica en términos de tránsito y de información entreverada, que intenta mostrar la identidad de una ciudad que no tiene una sino unas cuantas formas de ser: el monumento a los caídos en Malvinas, el Paseo Inomata, el tradicional reloj de cuatro caras, una plaza con flores, un puente colorido y un lector de patentes.   

En medio de toda esa vorágine, hay algo que indefectiblemente llama la atención: la capilla, desabrida y a la vez pintoresca, de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ubicada sobre la Colectora Este. Un templo atípico, ya que no cuenta con ninguna cruz. En su lugar, una aguja blanca se eleva varios metros desde el techo. Pero no tiene ninguna connotación religiosa: sirve de pararrayos. Imponente y sobria, su presencia no pasa inadvertida en el paisaje urbano, aunque para la gran mayoría lo que pasa allí dentro es poco menos que un misterio.

Los mormones son un movimiento con 17 millones de seguidores en el mundo. Al igual que todas las religiones, tienen sus características propias; sus adoradores, sus detractores e historias increíbles a las cuales los fieles se aferran con vehemencia. También sus hábitos, sus rituales y los mitos que siempre merodean a aquello de lo que se sabe poco.

Creen en Dios y en su hijo, pero no adoran a su madre, María. Desde hace casi dos siglos se preparan en cuerpo, alma y territorio para el apocalipsis y la segunda llegada de Jesús. En 2025 se están cumpliendo 100 años de la llegada de los mormones a Sudamérica. En Escobar comenzaron a radicarse a fines de la década del ´60.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Escobar, en plena construcción a fines de los 70
Casa propia. La primera etapa de la capilla actual, que empezó a construirse en 1979.

Su primera sede en el entonces pueblo funcionó en una casona de la avenida Tapia de Cruz, entre Sarmiento y Rivadavia. La segunda estuvo en Mitre casi Travi. Después pasaron por un inmueble de la calle Hipólito Irigoyen, donde ahora hay un despacho de pizzas, hasta tener su casa propia. En 1979 empezaron a construir la primera ala de la capilla actual, en un terreno donde no había absolutamente nada.

Actualmente, la comunidad local está conformada por unos 500 miembros. En el distrito, también tienen una capilla, más chica, en Matheu (Cazenave 302), y una sede en Maquinista Savio (El Picaflor 1111). Las capillas son los centros de reunión dominical y suele haber varias en cortas distancias. No congregan una gran cantidad de asistentes, ya que buscan dispersarse para que cada uno tenga una actitud activa de servicio.

Capilla de la comunidad de mormones en Escobar
Icónica y sobria. La capilla respeta el diseño tradicional de los templos de este movimiento.

Revelaciones divinas  

El origen de los mormones se remonta a principios de 1800, cuando un joven y casi analfabeto campesino, que vivía en el estado de Nueva York, Estados Unidos, buscaba tesoros valiéndose de piedras mágicas para hallar riquezas enterradas por piratas. Durante ese proceso, Joseph Smith comenzó a preguntarse por las religiones, sin encontrar respuestas en las iglesias que recorrió. Una noche recibió la visita del ángel Moroni, quien le develó el lugar dónde estaba escondido un libro grabado en planchas de oro que él debería traducir del egipcio antiguo al inglés (ver recuadro).

A partir de la información que encontró en esas planchas, se escribió El Libro de Mormón, la biblia a partir de la cual los fieles mormones basan sus creencias y una forma de vida que para muchos resulta curiosa. No por los valores que predican hoy en día sino porque Smith, en el apogeo de su poder, convalidó la poligamia llegando a tener 40 esposas, algunas menores de edad. En el presente, practican la monogamia.

Entre otras particularidades, los mormones no pueden beber café, ni té, ni alcohol, ni consumir ningún tipo de droga. Tampoco tener relaciones sexuales pre maritales o “pre sellamiento”, como ellos le dicen al matrimonio. Deben consumir frutas y verduras de estación y poca carne para mantener sano el cuerpo. Estos son algunos ejemplos de una lista de más 600 reglas, muchas de las cuales ni siquiera tienen una lógica determinada.

Otra característica es que utilizan sus mejores ropas los domingos para asistir a las ceremonias. Las mujeres van de vestidos largos y los hombres con trajes pulcros. En el día a día no son tan estrictos con sus vestimentas, pero sí deben tapar los “garments”, como le llaman a la ropa interior especial que utilizan: camisetas y shorts de tela suave que cubren sus partes íntimas, a veces hasta para dormir. Son fabricadas, vendidas y distribuidas por la iglesia. Una forma de recordarle a cada uno de ellos que, pase lo que pase, deben cumplir con sus convenios con Dios.

Jóvenes mormones misionando por las calles
Misioneros. Los hombres comienzan esta tarea a partir de los 18 años; las mujeres, desde los 19.

A lo largo de los años pasan por distintas ceremonias, como el bautismo por inmersión, el bautismo por los muertos, que consiste en bautizar a personas fallecidas que no lo hicieron en vida, o los complicados ritos para ser miembro del templo, un espacio al que solo se puede ingresar por recomendación, para luego hacer promesas y tomar compromisos que no son develados hasta luego de haber aceptado.

Hoy se los reconoce por sus misioneros caminando las calles y tocando timbres en casas particulares, vestidos de camisa blanca y corbata. Es algo que especialmente deben hacer los hombres al cumplir los 18 años y, en menor medida, las mujeres a los 19. Dejan su vida de lado para hacer proselitismo llevando la palabra del evangelio para que su iglesia gane más adeptos. Después de ser aprobados por la casa central en Salt Lake City, Utah, Estados Unidos, esos adolescentes pueden ser destinados a cualquier lugar del mundo.  

“Todos los miembros de la iglesia vivimos bajo la ley del diezmo, tenemos que donar el 10% de nuestros ingresos a la iglesia. No nos controlan el recibo de sueldo, es por fe y dignidad. Es por el ingreso total de lo que se gana en una casa”, le explica a DIA 32 la directora de Comunicación de la comunidad, Brenda Rodríguez.

Con ese dinero se construyen capillas y templos que se autogestionan desde su construcción hasta manutención. Los templos son los lugares más sagrados, más ostentosos e imponentes. El más conocido de Argentina está sobre la autopista Ricchieri, camino al aeropuerto de Ezeiza, pero también hay en Córdoba, Salta, Mendoza y Bahía Blanca. La comunidad dice tener 500 mil miembros en el país.

 El emblemático templo de la autopista Ricchieri, camino al aeropuerto de Ezeiza.
Imponente. El emblemático templo de la autopista Ricchieri, camino al aeropuerto de Ezeiza.

La capilla por dentro

La iglesia de la entrada de Escobar podría ser una escuela o un hospital. Tiene dos alas, la derecha y la izquierda, que no son más que pasillos larguísimos con una puerta al lado de la otra que conducen a diferentes aulas. Todo el espacio está completamente vacío. Las paredes son de ladrillo a la vista, los pisos de cerámico beige, los techos con placas blancas, las aberturas marrones y las luces blancas, extremamente frías.

La puerta de entrada es vidriada, la cocina mantiene el mismo estilo y el salón donde se realizan las reuniones semanales solo se destaca por ser más grande y por tener bancos de madera, como los de cualquier iglesia. Hay un atrio del mismo material, con unas flores artificiales y ninguna imagen.

  • Vista aérea de la iglesia de los mormones en Escobar
  • Vista aérea de la iglesia de los mormones en Escobar

La reunión sacramental se lleva a cabo los domingos a la mañana. La dirige el obispo, o sus consejeros, pero todos los fieles están invitados a dar un mensaje. Para eso, deben preparar clases, estudiar, aprender, compartir y enseñar.

Las oficinas solo tienen escritorios sencillos, no mucho más. Al abrir otra de las puertas, que en este caso es doble, se encuentra una especie de pequeña piscina con dos escaleritas a los costados: por una entran los hombres y por otra las mujeres. Es la pila bautismal. Arriba tiene un espejo enorme, para ayudar a los dos testigos a corroborar que cada parte del cuerpo del bautizado quedó sumergida. La edad mínima para bautizarse es 8 años. A partir de esa ceremonia, cada uno debe cumplir con sus llamamientos.

Celebración del bautismo
Pila bautismal. La edad mínima para bautizarse es 8 años y marca el inicio de los llamamientos.

“También está el almacén del obispo. Son distintos lugares de acopio donde tenemos mercadería y ropa para que cuando algún miembro pasa necesidades, como quedarse sin trabajo, se habla con el obispo para hacer un plan que nos ayude a mantenernos en pie”, explica la directora de Comunicación.

La mayoría de las aulas están destinadas al estudio del evangelio. Asisten niños de dos años en adelante. “Todos los programas están armados por la iglesia y el centro es aprender sobre Jesucristo. No podemos hacer promesas con nuestro Padre Celestial si no conocemos sus mandamientos”.

Fieles en una reunión sacramental
Convocatoria. La reunión sacramental de los domingos a la mañana en la capilla de Escobar.

Progresar y resucitar

Por otro lado, tienen cursos para estudiar y capacitarse para mejorar los currículums. Con los diezmos la iglesia maneja fondos perpetuos de educación que permiten a sus miembros estudiar a distancia en universidades mormonas de Estados Unidos, con cuotas semestrales muy accesibles. Rodríguez afirma que uno de los pilares de la iglesia es aspirar a ser autosuficientes, tanto económica como espiritualmente.   

“Creemos que Dios es nuestro padre celestial, que Jesucristo es nuestro hermano espiritual, que vinimos a esta tierra a tener un cuerpo físico y progresar y que después de esta tierra vamos a resucitar y volver a vivir con nuestros seres queridos. De acuerdo al progreso que hayamos alcanzado en esta vida, es como finalmente vamos a vivir la próxima vida”.

  • Hombre hablando a los fieles desde un atril
  • Fieles en un encuentro

Así como esta religión gana adeptos día a día gracias al esforzado trabajo de evangelización que los misioneros realizan en todo el mundo, también está lleno de testimonios de personas que después de haber pasado largos años bajo las reglas mormonas, decidieron alejarse. Incluso hay libros que explican cómo dejar de ser mormón.

La mayoría son estadounidenses que nacieron en familias que acarrean estas costumbres de generación en generación. Los testimonios concuerdan en la cantidad de incongruencias que les instalan y el gran cúmulo de reglas sin pies ni cabeza que los obligan a cumplir. De cualquier manera, para otros -millones en el mundo-, es un lugar donde encontrar comunidad, apoyo y hasta la felicidad más profunda.

JOSEPH SMITH

El fundador de los mormones

Joseph Smith nació en Vermont, Estados Unidos, y desde joven tuvo inquietudes religiosas. Según su relato, en 1820 tuvo una visión en la que Dios y Jesucristo le indicaron que ninguna iglesia existente era la verdadera. En 1823, dijo haber recibido visitas del ángel Moroni, quien le reveló la existencia de placas de oro con antiguos escritos religiosos. En 1827 afirmó haberlas encontrado y, con lo que describió como ayuda divina, tradujo los textos al inglés. Así nació El Libro de Mormón, publicado en 1830, el mismo año en que fundó su iglesia.

Smith atrajo miles de seguidores, pero también enfrentó persecuciones. Lideró a su comunidad a Kirtland (Ohio), Misuri e Illinois, donde fundó la pequeña ciudad de Nauvoo. Allí organizó una sociedad teocrática y propuso doctrinas como el bautismo por los muertos y la poligamia. En 1844 lo arrestaron por destruir una imprenta que lo criticaba.

Mientras esperaba juicio, una turba lo asesinó en la cárcel de Carthage. Su legado sigue vigente en la fe de millones de miembros de su iglesia en todo el mundo.

Joseph Smith, fundador de la iglesia en 1820

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