Viene de ganar una medalla de plata en el Mundial de Taekwondo que se realizó en Alemania, donde partió maderas de hasta 2,5 pulgadas de espesor. “Haber representado al país fue algo hermoso”, confiesa.

En el sur de Alemania y a solo unos kilómetros de la frontera con Austria está el pintoresco pueblo de Inzell, con algo más de 5.000 habitantes y un paisaje de ensueño, entre montañas nevadas, lagos y una flora de lo más variada. Allí se realizó desde el 22 hasta el 28 de abril el Mundial de Taekwondo ITF, donde Argentina fue la delegación más numerosa y que más premiaciones obtuvo con 96 competidores y diez medallas doradas.

La escobarense Narellé Sava (18) participó representando a la Selección y a la Asociación Jungshin junto a su padre, Marcelo, como entrenador. Este fue el segundo Mundial de su carrera: en 2017 había competido en Irlanda, también en roturas de poder, donde quedó cuarta y estuvo muy cerca de la medalla de bronce.

“Competí un solo día y con una diferencia de media hora entre una actividad y otra. Empecé con roturas, rompí una madera de 1 pulgada, después otra de 2 y así fui pasando de fase. En la final quedé mano a mano con una chica de Nueva Zelanda, rompiendo maderas de 2,5 pulgadas. Ahí ganó ella, con técnica de patada lateral”, le cuenta a DIA 32 sobre su participación en tierra teutona.

En lucha perdió en primera fase ante una joven ucraniana y quedó en la novena posición de la categoría juvenil I dan, más de 65 kilos.

Para poder competir en Inzell, Narellé debió pasar dos selectivos que se realizaron el año pasado.El primero fue en Buenos Aires, donde quedó cuarta en lucha, y el segundo se hizo en Alta Gracia (Córdoba). Allí clasificó tercera en lucha y en roturas, lo que le dio, finalmente, el pasaje al Mundial.

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“La experiencia fue hermosa, se juntaron muchas emociones, nervios. Traer la medalla de plata fue un orgullo para mí, así como representar a mi país y a mi escuela. Entrené durante mucho tiempo, hacía nueve meses que había clasificado y pasé por algunas lesiones, pero por suerte me pude recuperar”, comenta la joven, antes de iniciar su sesión de entrenamientos y pocos días después de haber vuelto de Europa con la preciada presea.

En tono de anécdota, cuenta que en Alemania muchas competidoras buscaban a los taekwondistas argentinos para intercambiar remeras de entrenamientos que tuvieran la bandera albiceleste, así que ella se trajo unas cuantas de otros países para guardar como recuerdo de un viaje inolvidable, donde mostró toda su potencia y dedicación.

Sus próximas metas ya están bien claras. En septiembre competirá en el Torneo Sudamericano que se hará en la Sociedad Alemana de Villa Ballester y para el cual ya está practicando. Y en 2020 la Copa del Mundo en Eslovenia, donde no necesita selectivos para clasificar y tratará de estar, más allá de lo difícil que es volver a juntar dinero para el viaje y la estadía. Para ir a Alemania recibió un subsidio del Fondo Municipal de Promoción del Deporte Local.

En distintas etapas de su vida Narellé también practicó natación, baile y gimnasia artística, pero siempre volvió a su viejo amor, el taekwondo, con el que se inició cuando tenía 5 años. “Me gusta, lo disfruto mucho y es recomendable para todas las edades. Hay muy lindo ambiente y compañerismo”, afirma la joven, quien no descarta seguir los pasos de su padre y ser instructora, para inculcarle a los más chicos la misma pasión que siente ella y que la llevó a ser subcampeona del mundo.

* Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web

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