En su época dorada supo ser el centro neurálgico de la vida social escobarense, albergar al primer cine de la zona y hasta recibir a los radioteatros más exitosos del país, por mencionar algunas de sus recordadas cualidades. Pero hoy, 127 años después de su nacimiento y lejos del brillo de otrora, el teatro municipal atraviesa el momento más oscuro de su rica historia.
Su estado actual apena. Falencias en toda la estructura -incluyendo los cimientos-, palcos con peligro de derrumbe, techos que cuando llueve gotean sobre las butacas y el inestable escenario, camarines en pésimas condiciones, falta de agua en los baños… y la lista continúa. El mítico edificio de Mitre 451, construido por iniciativa de la ya extinta Sociedad Italia de Socorros Mutuos en 1889, presenta un sinfín de problemas que dejan a la buena de Dios la salud de los artistas, el público y hasta de los empleados que allí trabajan.
“El lugar no está apto para recibir gente. Sería una irresponsabilidad si yo mirara para otro lado y montara una actividad cuando todavía no puede estar en funcionamiento. Además, por todas estas condiciones, el teatro no está asegurado. Son muchas complicaciones”, explica el secretario de Cultura, Fernando “Bahiano” Hortal, a DIA 32, mientras pide disculpas por no poder apagar la estufa de su despacho en un día cálido: “Es que si no después cuesta prenderla”, dice, graficando así la precariedad reinante.
El teatro abrió sus puertas por primera vez en 1892 y desde entonces tuvo un destacado rol social: fue sede de la primera entidad mutualista del pueblo y también acogió a los recordados Cine Victoria, Cine y Teatro Italia y, en la década del 80, al Cine Gran Escobar. En 1998 la Comuna consiguió la cesión del inmueble, lo refaccionó y en junio de ese año lo reinauguró como teatro municipal. Fue ahí también cuando se le impuso el nombre de Tomás Seminari, en homenaje al entrañable actor vocacional recientemente fallecido.
Pero el resplandor de ese entonces se fue apagando con el tiempo. Después vendrían años de abandono y desidia que lo llevaron a padecer esta triste realidad de hoy. “Ahora se están empezando a arreglar los tanques de agua. Hay decisión política de que este teatro, que es el único que tiene el partido, brille y que la gente tenga la oportunidad de ver obras, escuchar música y disfrutar de lo que fuere. Durante muchos años no se le prestó atención, había gente que tenía buenas intenciones, pero no estaba la decisión política de hacerlo”, señala el cantante y funcionario público.
Hace unas semanas la sala fue visitada por el empresario y dueño del Museo de Arte Latinoamericano (Malba), Eduardo Costantini, que en declaraciones a esta revista reconoció que podría involucrarse en la restauración del inmueble. Por su parte, en la última reunión que mantuvo con la gobernadora María Eugenia Vidal, el intendente Ariel Sujarchuk también le solicitó una contribución especial para el Seminari.
“No hay plazos, pero sí una decisión clara y firme de que esto se arregle y funcione. No queremos que a nadie se le caiga un pedazo de loza a la cabeza y, como no queremos llegar a ese momento, el teatro estará cerrado hasta que la comunidad pueda darle uso”, aclara Hortal sobre el futuro del histórico reducto, cuya última función fue el 9 de mayo de 2015 con el pre-estreno de la obra Encuentro de Genios, del popular conductor Beto Casella.
Pura espuma
Quizás muchos todavía recuerden que del sábado 22 al lunes 24 de noviembre de 2014 se realizó en Escobar el “Primer Encuentro Cultural de Cerveza Artesanal”, organizado por el Municipio, a total beneficio del teatro Seminari.
El evento, realizado en el polideportivo, fue un éxito de convocatoria. Entre las más de veinte mil entradas que se vendieron, el alquiler de los puestos y las donaciones que hicieron algunas empresas, la recaudación neta de esas tres jornadas ascendió a $671.297.
Días después la Comuna, que en ese momento estaba a cargo del intendente interino Walter Blanco, informó el destino del dinero: remodelar el edificio, reacondicionar el escenario, los camarines y baños y adquirir equipamiento con nuevas tecnologías en sonido e iluminación. Pero nada, absolutamente nada de eso se cumplió.
Apenas si se pintó la pared lateral externa del teatro y se hicieron algunas refacciones menores en un salón contiguo. A dónde fue a parar el grueso de ese dinero, es una pregunta, hasta ahora, sin respuesta.
Cambio cultural
Si bien la rehabilitación del teatro es una de las grandes tareas que tiene por delante, el principal objetivo de la Secretaría de Cultura es generar “un cambio de conciencia” en toda la población, para que pueda “salir a la calle a relajarse” y hacer uso de las herramientas y actividades gratuitas que ofrece.
“Hay una enorme cantidad de artistas que en otro momento no encontraron la posibilidad de expresarse y que hoy miran de reojo. Yo les digo que se tienen que acercar y entregar su material, porque no vamos a ponerles el aro para que caminen como a los toros. Nosotros ofrecemos los escenarios y el sonido para que se muestren. Ahora depende de ellos darse a conocer”, sostiene Hortal, al mismo tiempo que afirma tener “la infraestructura y el aval del Intendente para poder hacerlo”.
“Es un trabajo de goteo y va a tardar en llegar, pero también tenemos que generar que el teatro sea la actividad del fin de semana y que la gente se pregunte qué va a ir a ver. Yo estoy enfocado en eso, porque ver el escenario lleno de polvo y sin actividad es una tristeza, y más en mi función”, concluye, optimista.
Por lo pronto, el funcionario revela que próximamente convertirá a la calle Mitre en una “peatonal cultural”, hasta tanto pueda levantar nuevamente el viejo telón del teatro municipal.