Después de años de lucha, familiares de personas con autismo y organizaciones protectoras de animales lograron que en Escobar se prohiba el uso de pirotecnia sonora. Las próximas fiestas, finalmente, serán en paz.

Por primera vez en mucho tiempo, el viernes 20 a la noche una ola de aplausos inundó la sala principal del teatro Seminari. En tiempos de pandemia y obras por streaming, la ovación no tuvo ninguna relación con el regreso de las actividades artísticas de manera presencial al escenario de la calle Mitre. Fue porque el Concejo Deliberante sancionó una ordenanza que hace mucho tiempo era reclamada por gran parte de la ciudadanía: la prohibición del uso de pirotecnia sonora en el partido de Escobar.

Este asunto fue un clásico de la última década ante cada llegada de fin de año. Desde 2014, fueron desfilando por el Legislativo diferentes iniciativas que buscaban establecer la prohibición. De hecho, en 2017 el mismo Concejo organizó una audiencia pública que duró tres jornadas, en las que expusieron diferentes actores involucrados en la temática. Sin embargo, todos los proyectos naufragaron, al igual que las recurrentes promesas de concejales y funcionarios.

No se puede negar que los fuegos artificiales son un espectáculo agradable para la vista, pero en algunos casos esa belleza acarrea consigo una infinidad de problemas para miles de familias, que tienen que pasar fechas de celebración tratando de calmar a sus hijos o conteniendo a sus mascotas. Ni hablar de otros artefactos pirotécnicos como los petardos, cuyo único fin en este mundo es provocar un ruido molesto y ensordecedor. Resulta increíble, pero el uso frecuente de este tipo de elementos es una de las muestras más fehacientes del egoísmo del argentino promedio: la diversión de muchos sin importar el sufrimiento de tantos otros.

Las personas con Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) son las que más sufren el uso de pirotecnia. Esta característica es un déficit cualitativo en la interacción social, en la comunicación y el lenguaje, con patrones de conducta restrictivos, repetitivos o estereotipados. Dentro de los TGD hay diferentes variantes, como el síndrome de Asperger, el síndrome de Rett, el Trastorno Desintegrativo Infantil y el autismo, entre otras.

Esta última condición, identificada científicamente como Trastorno del Espectro Autista (TEA) es, quizás, la más conocida de todas. Se trata de un síndrome que afecta la comunicación social y la flexibilidad, pero que lo hace en distinto grado dependiendo de cada caso.

Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 160 niños tiene TEA. Una de sus características es la hipersensibilidad en los sentidos, fundamentalmente en la audición. Es por eso que cada estruendo es prácticamente una catástrofe para ellos.

“Las personas con autismo, generalmente, no pueden filtrar la intensidad del sonido que reciben. Nosotros al hablar escuchamos que ladra un perro, o que pasa un auto, pero podemos concentrarnos en lo que dice el otro. Ellos no tienen esa capacidad de filtrar los sonidos externos, entonces reciben todos a la misma intensidad. Y los sonidos de la pirotecnia superan por mucho lo que son capaces de soportar”, explica a DIA 32 Cintia Valenzuela, integrante de la red de padres TGD TEA de Escobar.

Las otras víctimas de las detonaciones navideñas son los animales. Tanto perros como gatos, e incluso caballos, sufren horrores cada 24 y 31 de diciembre a la medianoche. Sus oídos son considerablemente más sensibles que el del humano, por lo que las explosiones de fuegos artificiales les generan un daño notorio, al punto de entrar en estado de shock y, en muchos casos, escapar de sus hogares.

Por eso, una ordenanza que prohíba los furibundos estruendos y ponga sobre la mesa la problemática que genera la pirotecnia resultaba clave. Y su sanción, con el consenso de todos los bloques políticos, fue una de las mejores noticias para un año bastante olvidable. Una deuda saldada.

El primer paso

Apenas duró 20 minutos el debate del Concejo Deliberante sobre la pirotecnia, pero la aprobación de la ordenanza demoró años. Fue una larga lucha por parte de familiares de personas con autismo y de organizaciones protectoras de animales, que año a año se ilusionaban y terminaban volviendo a sus casas con las manos vacías.

En 2014, el Legislativo había sancionado por unanimidad un proyecto del por entonces concejal Sebastián Rey, que declaraba la pirotecnia cero en todo el partido de Escobar. Pero el intendente interino Walter Blanco -reemplazante de Sandro Guzmán en su primer año de diputado nacional- no tardó en vetarla.

Desde entonces, cada fin de año el debate volvió una y otra vez al parlamento local, siempre con el mismo desenlace. Cualquier intención de aprobar algún proyecto chocaba de frente contra la misma excusa: la inexistencia de una ley provincial o nacional que regulara el uso y comercialización de la pirotecnia impedía avanzar con una reglamentación local.

Para colmo, el decreto ley 20.429, establecido durante la última dictadura cívico-militar, estipula como legal “el comercio y el acopio de pirotecnia bajo ciertas circunstancias”.

Así, los concejales estaban entre la espada y la pared. Si aprobaban una ordenanza que prohibiera todo, corrían el riesgo de que fuera declarada inconstitucional (algo que le pasó, por ejemplo, al municipio de Alvarado en 2018); si no hacían nada, la situación permanecía en un absoluto status quo.

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Algo empezó a cambiar a fines del año pasado. Cerca de las fiestas, el Municipio presentó un proyecto de ordenanza para prohibir el uso y la comercialización de los fuegos artificiales sonoros. Básicamente, se establecía qué elementos estarían permitidos y se impulsaría la concientización sobre los riesgos que traen consigo.

El texto, que se aprobó once meses después, hace una división entre la pirotecnia sonora y la pirotecnia visible, como los fuegos artificiales. Esta última sigue habilitada, ya que genera su impacto audible en el aire y no es tan dañina. “Nosotros avanzamos en la prohibición de lo que es únicamente efecto audible, que se tira al piso y explota cerca de personas, animales y de cualquiera que lo esté manipulando”, explica a esta revista el presidente del bloque de concejales del Frente de Todos, Nicolás Serruya.

La normativa impide la fabricación, comercialización, tenencia, uso, manipulación, depósito y transporte de petardos, fuentes, foguetas, morteros, morteros con bombas y cañas voladoras con paracaídas. Estos son los elementos de mayor impacto sonoro y que pueden llegar hasta los 190 decibeles, casi el doble de lo que tolera el oído humano sin sufrir daños.

También queda terminantemente prohibida la venta ambulante de cualquier tipo de pirotecnia. En tanto que la habilitación de los locales que vendan los productos autorizados -de efecto lumínico- será siempre provisoria. En el texto se destaca que la Comuna realizará controles periódicos entre el 1º de diciembre y el 10 de enero. En caso de haber irregularidades, podrá clausurar los comercios e imponer multas de hasta más de un millón y medio de pesos (la ordenanza dice 100 sueldos municipales mínimos).

El destino quiso que este debate se diera en un año marcado por la pandemia de coronavirus y que su escenario sea la sala del teatro municipal, en lugar del recinto deliberativo de la calle Asborno al 700. Allí, en una imagen que suele ser poco común para quienes frecuentan las sesiones, la totalidad de los concejales presentes levantaron la mano para aprobar el proyecto y despertar los aplausos del público ubicado en los palcos.

“¿Esto va a afectar al trabajo? Sí, los bomberos, Defensa Civil, los oftalmólogos y los que están en las terapias intensivas van a quedarse sin trabajo. Estamos orgullosos de formar parte de esto y de que salga por unanimidad”, afirmó el concejal macrista Diego Castagnaro en el cierre de las alocuciones.

Ganar un derecho

Los años de lucha de tantas familias rindieron sus frutos el viernes 20. Los aplausos posteriores a la sanción de la ordenanza fueron continuados por lágrimas de emoción y sonrisas de felicidad. Para muchos esto representa la posibilidad de poder disfrutar por primera vez de una fecha que debería ser siempre de celebración, pero que no siempre lo fue.

“El momento en que se aprobó la ordenanza fue muy emocionante para nosotros. La satisfacción de haber logrado avanzar un paso y saber que atrás va a haber una familia que va a poder pasar las Fiestas un poco más relajada es una satisfacción muy grande. Es un primer paso, ahora hay que continuar con la difusión”, asegura Valenzuela.

“Muchas familias tienen que dormir a sus hijos antes de las 12 para que no escuchen los estruendos, porque entran en crisis, se lesionan, se pueden lastimar o pueden lastimar a otra persona sin querer. Se sienten en una situación de pánico total, donde no pueden expresarse. En vez de un momento de celebración, es un momento de sufrimiento. Por eso decimos que esto es ganar un derecho y va a permitir que, tal vez, una familia por primera vez pueda brindar con su hijo sin necesidad de perderse ese momento, que para todos es de festejo”, detalla.

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Para la presidenta del bloque de concejales de Juntos por el Cambio, Yésica Avejera, la sanción de esta ordenanza también resultó movilizante: “Fue muy emocionante lograr este objetivo. Había sido una lucha de muchos años, en los que escuchamos a los papás de niños con autismo, a los proteccionistas de animales, a los adultos mayores y a muchos vecinos involucrados y preocupados por el tema. Es una alegría enorme”.

“Se vendrá una etapa de mucho control, de mucha concientización y de compromiso. Seguiremos trabajando para que se extienda la premisa de festejos en los que disfrutemos todos y se destaquen las luces y no los ruidos y estruendos”, sostiene Avejera.

Por su parte, Serruya considera que la ordenanza tiene como fin generar “concientización social en el tiempo”. “La pirotecnia cero no es viable en el entramado jurídico que tenemos, ya que la ley determina que es una actividad lícita. Nosotros buscamos un paso intermedio para que sea una ordenanza viable y sostenible”, explica.

“Este es un paso adelante y una transformación histórica. Se pudieron sintetizar miradas y necesidades muy heterodoxas, distintas y diversas. Se atendieron las problemáticas de los colectivos que se ven afectados, pero también se fijó en la necesidad de los que producen para que no se queden sin trabajo”, destaca el el titular de la bancada oficialista.

Después de años de inmovilidad y excusas, en Escobar se llegó a un consenso. La pirotecnia sonora ya no tendrá cabida en los hogares. Dentro de algunas semanas, muchas familias levantarán sus copas para brindar y festejar que la lucha no fue en vano. Y no es para menos: ganaron su batalla.

EN PROVINCIA Y NACIÓN

Más proyectos de prohibición


A nivel bonaerense, el senador Luis Vivona (Frente de Todos) impulsa un proyecto de ley similar a la ordenanza que se aprobó recientemente en Escobar, en el que se impide “todo elemento de pirotecnia y cohetería de tipo explosiva con efecto audible o sonoro”. Por el momento, obtuvo estado parlamentario y está siendo estudiado por la Comisión de Comercio Interior, Pequeña y Mediana Empresa y Turismo.

También hay dos iniciativas de la misma tónica en las cámaras nacionales. Una fue presentada por el diputado justicialista Eduardo “Bali” Bucca, es acompañada por la firma de otros 16 legisladores de diversas fuerzas y propone la prohibición total. La otra está en el Senado y es impulsada por su presidenta provisional, Claudia Ledesma Abdala.

Varios municipios bonaerenses sancionaron ordenanzas similares a la de Escobar; algunos, incluso, fueron más allá y establecieron la pirotecnia cero. Sin embargo, la falta de normativas que regulen esta cuestión a nivel nacional y provincial provocó que muchas legislaciones locales sean declaradas inconstitucionales.

ADHESIÓN DEL SECTOR GREMIAL

“Festejamos la nueva ordenanza”


A diferencia de lo que ocurrió durante las audiencias públicas de 2017, cuando cortaron el tránsito y protestaron frente al ingreso del Concejo Deliberante, el gremialismo relacionado a la actividad pirotécnica aplaudió la norma sancionada en Escobar.

“Festejamos la ordenanza, que permite comercializar productos de bajo impacto sonoro”, expresó el secretario general del Sindicato Único de Empleados de la Industria de la Pirotecnia (SUEIPA), Guillermo Cantatore, al portal Sonido Gremial.

“Luego de varias reuniones y diálogo se prohíben algunos productos detallados y seguimos llevando el proyecto de reconversión a todos los municipios y las provincias. Vuelven los fuegos artificiales de bajo impacto sonoro”, destacó el sindicalista.

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