La esfera de metal gira alumbrando todo a su paso, el piso se llena de huellas que van y vienen, las paredes alfombradas se recubren de manos y las parejas estallan de euforia ante cada vinilo que suena en la disco top de Escobar. Una noche en Success todavía se recuerda como si hubiera sido ayer.
Inaugurada el 19 de diciembre de 1987, la pista de Tapia de Cruz al 666 -vaya numeración- marcó un liderazgo que se extendió a la zona norte y superó los límites de Capital. Fue un boom, del que Carlos Lamaletto, Alejandro Fedeli y Alfredo Bianco comparten el crédito como socios fundadores.
Su furor con ribetes glamorosos se fue diluyendo a mediados de los ’90. Hasta que el 5 de mayo de 1998 selló su final, agobiada por los efectos de “la ley seca” que durante un tiempo obligó a los boliches a cerrar a las 3 de la madrugada. Algo empezó a extrañarse desde entonces en la noche escobarense.
Disco de platino
“Los once años que estuve ahí pasando música fueron inolvidables”, recuerda el deejay Martín Penna. “Success era algo totalmente avanzado para la época. Venía gente de todos lados a bailar a Escobar. Tenía un sonido, una iluminación y una imagen que acá no se veía en ningún lado. Era un negocio donde el público estaba en primer lugar y los dueños no escatimaban en gastos, invertían mucha plata y la gente respondía bien, muy bien. No conozco a nadie en la noche que haya hecho las cosas tan bien como los dueños de Success”.
Penna venía de pasar música y tenía 22 años cuando arrancó en Success. En ese tiempo, su trabajo no disponía de las comodidades que la tecnología ofrece hoy. “Trabajábamos con vinilos, era un re laburo, nos pasábamos horas buscando los temas, las últimas novedades. En esa época no era como ahora, que un tema te lo pasan en la radio todo el día. Había gente que esperaba el sábado para poder escuchar esa canción que había conocido al pasar. Esa era la magia”.
El estallido de la gente marcaba los puntos más altos de la noche cuando sonaban los hits del momento. “Cuando pasamos por primera vez la canción de la película 9 semanas y media por la pantalla giganta, la gente gritaba emocionada, era impresionante. Además, Success se llevó la mejor época musical, que fue los ‘90. Después de eso vino la decadencia total”, asegura taxativo.
Durante varias temporadas, las noches de Success se caracterizaron por el constante desfile de figuras del espectáculo y la farándula en pleno auge, una propuesta que siempre le reportó sensacionales convocatorias de público.
Es muy extensa y variada la lista de artistas, famosos y elencos que pasaron por la recordada disco escobarense: Guillermo Vilas, Jorge Guinzburg, Adrián Suar, Guillermo Andino, Diego Torres, Patricia Sarán, Beto César, Hugo Varela, “Las Gatitas de Porcel”, “La Banda del Golden Rocket”, el staff de Antonio Gasalla, Las Primas, Pachu Peña, Pablo Granados, Silvio Oltra, Los Intocables y tantísimos más.
Regreso a los ‘90
Convencido por su cuñada -“Natalia Sosa, nombrala”, pide el DJ a DIA 32-, Martín Penna se largó a la aventura de revivir, aunque sea por unas horas, aquellas épocas para tantos memorables. Así, surgieron este año las “Fiestas del Reencuentro de Success”.
Con un puñado de carteles en la vía pública y Facebook como herramientas de difusión, la primera convocatoria se hizo el 3 de abril, en el salón del club Sportivo, y reunió a 900 personas de 40 y pico en adelante. Sin tanto éxito, ya le siguieron otras cuatro noches, algunas en la disco Místico.
“Me he encontrado con parejas que me dijeron: “nosotros estamos ahora acá, gracias a un lento que pusiste una noche”. Esas sensaciones no se te olvidan jamás”, rescata Penna al repasar los sabores del reencuentro.
Aferrado a la teoría que “todo tiempo pasado fue mejor”, Martín concluye que hoy no sería posible repetir un fenómeno de las características de Success. “Lamentablemente son cosas que no se repiten. Ahora la gente quiere otra cosa, estamos hablando de otro tiempo. No me imagino a ese boliche poniendo reggaetón. Lo mejor es recordarlo como el saldo irrepetible de haber hecho las cosas bien”.
De boliche a cadena
Tras el cierre de Success, su vacío fue ocupado por otros dos emprendimientos nocturnos, de corta vida y que no llegaron a pisarle los talones: La Rubia, que intentó ser una nueva versión de la disco original; y El Zeppelín, que se volcó al camino tropical y derrapó.
Finalmente, de aquella estructura impregnada de anécdotas y emociones no quedaron casi rastros al haber cambiado de rubro y convertirse en la sucursal de una red de artículos para el hogar.