El coronavirus trajo consigo experiencias humanas de todo tipo. Tragedias dolorosas, despedidas amargas, recuperaciones milagrosas y pérdidas irreparables dejaron y siguen dejando huella en estos casi dos años de pandemia en Argentina. También hay historias de superación, como la de Norma Zamora Morales (38), una vecina de Maquinista Savio que perdió a dos familiares por el Covid-19, pero continuó su vida, se recibió de enfermera y hoy trabaja en un centro de vacunación.
Madre de dos hijos y vecina del barrio Los Pinos, le tocó vivir en carne propia lo peor de esta enfermedad que azota al mundo entero. En abril del año pasado perdió a su padre, Serapio Zamora (85). Y cuando todavía intentaba digerir esa pérdida, al mes siguiente también falleció su esposo y sostén de hogar, Luis Alberto Gamboa (49). En unas pocas semanas, su vida se convirtió en una pesadilla.
No obstante, de esas tremendas adversidades pudo sacar fuerzas para salir adelante a pesar del dolor. Así, continuó la carrera de Enfermería Universitaria que había empezado a cursar en 2019 en el Polo de Educación Superior de Maschwitz.
La capacidad de sobreponerse a los momentos de dificultad y la fortaleza para no dejar los estudios dieron sus frutos en diciembre, cuando recibió el título de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
“Fue difícil llegar hasta acá. Quise dejar todo atrás, pero sabía que la realidad era otra. Tengo dos hijos por quienes luchar y por quienes seguir adelante”, afirma, con una templanza notable. Franco tiene 16 años y pasó a quinto del colegio secundario Juan Pablo; Cyndy, de 21, aprovechó la virtualidad para estudiar dos carreras al mismo tiempo: Diseño de Indumentaria y Enfermería, siguiendo los pasos de su madre.
Actualmente Norma trabaja en el centro de vacunación contra el coronavirus que funciona en el Club de la Tercera Edad de Matheu. “Fue difícil al principio, tuve miedo. Pero ahora estoy tranquila, con confianza, y así le doy seguridad a las personas que vienen a vacunarse”, le cuenta a DIA 32.
“Lo más gratificante es vacunar a todos a nombre de los que no llegaron a recibir la vacuna, como le pasó a mi esposo. Y lo más lindo es cuando vienen a vacunarse los niños y adultos con amor y son bien agradecidos… Algunos nos dejan cartas o dibujos”, comenta, conmovida por todo que vivió en este último año.
Su historia se conoció a través de un video que Ariel Sujarchuk publicó en las redes sociales. “Felicitamos a Norma, símbolo de resiliencia y entereza”, expresó el intendente en uso de licencia. Las repercusiones fueron una grata sorpresa para ella: “Recibí muchos mensajes de personas que no conocía, felicitándome, deseándome fuerza… El apoyo de todos fue muy gratificante”.
Norma nació en Perú, en el departamento de Apurímac. Vino al país a los 18, vivió en Virreyes y después en General Pacheco, hasta que en 2006 se radicó con su familia en Los Pinos. Antes de estudiar Enfermería completó el secundario con el Plan FINES y trabajó de empleada doméstica.
“Estoy muy, muy agradecida a este país maravilloso que me dio todo. Argentina es mi primer y mi segunda casa. Gracias a un Estado presente pude estudiar sin pagar un peso y tener esta profesión que amo con el alma… Solo pido a Dios que me siga dando sabiduría y paciencia”, pide, con gratitud y humildad.
Como balance de su experiencia, a la hora de dar un mensaje repite lo que les dice a sus hijos: “Que no deben dejar de estudiar, que con sus estudios edificarán su vida. La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo”, asevera.
Ella, por su parte, ya piensa en seguir estudiando la licenciatura de Enfermería. Y tiene previsto viajar a Perú en mayo para llevar las cenizas de su esposo y de su padre. “Ellos querían descansar allá”, explica.
Su historia de superación, como tantas otras, sirve de ejemplo para aquellas personas que sufrieron -o sufren- las consecuencias más dramáticas del Covid-19. Norma demostró que, contra todo, se puede salir adelante.