Dos muertos y más de 200 evacuados fueron el doloroso saldo del temporal que azotó al distrito. Los 120 milímetros que llovieron en tres horas pusieron en evidencia la precaria infraestructura pluvial. Documento fotográfico de una jornada dramática.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

Entre las inundaciones en Córdoba y los incendios forestales en Chubut, que medio Escobar haya quedado bajo el agua fue una noticia que apenas superó el ámbito local, pero que puertas adentro generó momentos de dramatismo, incertidumbre y zozobra.

Calles convertidas en arroyos, casas con más de un metro de agua en su interior, barrios enteros sin luz, zonas incomunicadas por los anegamientos y un absoluto caos vehicular fueron algunas de las postales del trágico 25F, que se cobró la vida de dos personas: un joven electrocutado y un hombre mayor.

Es cierto que por momentos fue lo más parecido a un diluvio, que ante tanto caudal de agua caída en tan poco tiempo es casi imposible esperar que no haya consecuencias. Pero lo que se vivió el miércoles 25 en el partido de Escobar amerita un análisis y explicaciones menos superficiales.
En una combinación letal de factores, para provocar los estragos que causó la incesante tormenta tuvo dos grandes aliados: la precariedad de la red de desagües de los cascos céntricos -la de Belén de Escobar, por caso, data de hace cincuenta años- y la desaprensión de los vecinos que arrojan residuos en cualquier parte taponando cañerías y zanjas.

Más de doscientas personas debieron abandonar sus hogares por el ingreso del agua, mayormente en los barrios Stone, San Luis, La Chechela, Saboya, Itatí y Amancay. Defensa Civil las trasladó hasta los centros de evacuación montados en la base del PREME, en Ingeniero Maschwitz, la Escuela Nº1 y la Sociedad de Fomento de Matheu. Allí fueron asistidas con alimentos, vestimenta y atención médica.

La triste jornada deparó, además de grandes daños materiales, dos sucesos aciagos en Belén de Escobar. Un joven murió al sufrir una descarga eléctrica mientras caminaba con el agua hasta las rodillas por la Colectora Oeste, a la altura de la calle Almirante Brown. La víctima, que estaba yendo a su casa para ayudar a su madre con la inundación, se llamaba Ayrton Rubén Francisquelli, tenía 20 años y vivía en el barrio Bardessono.

Durante las últimas horas de la tarde también falleció en la vía pública un hombre de 71 años que tuvo una descompensación cuando intentaba cruzar la esquina de Gelves y Don Bosco. Al no recibir respuestas del 911, los vecinos trasladaron a Laureano Lara Rodríguez -de nacionalidad uruguaya y domiciliado a unas cuadras del lugar- en una camioneta hasta el hospital Erill, donde habría ingresado ya sin vida.

Fueron momentos de preocupación y estupor para gran parte de la población, que se encontró ante un panorama desolador y pocas veces visto. Lo ocurrido en la cabecera de distrito, que quedó literalmente partida en dos por el agua, encuentra su antecedente más cercano en una inundación de 2001, de la que aún quedan rastros en las paredes de comercios y viviendas de la avenida San Martín.

Los bomberos y servicios de emergencia no dieron abasto ante la magnitud de los problemas causados por el temporal. En muchos casos se vieron actos de arrojo y heroísmo en el rescate de los vecinos más damnificados, muchos de los cuales se resistían a dejar sus casas por miedo a perderlo todo.

Desde el Municipio no se oyeron voces. Solo se emitió un comunicado que definió al temporal como un “fenómeno extraordinario” y atribuyó sus fatídicas consecuencias a “la gran cantidad de agua caída en tan poco tiempo, a los desagotes desbordados de Autopistas del Sol por falta de mantenimiento en las colectoras y la natural crecida de ríos y arroyos provocados por los vientos del sudeste”.

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Reacción en las redes sociales

Los portales de noticias locales y las redes sociales fueron el termómetro del ánimo escobarense durante y después del temporal. La mayoría de los vecinos coincidieron en apuntar contra la gestión municipal y la pérdida de terrenos de absorción por el avance de las nuevas urbanizaciones privadas sobre los humedales.

Alejandro Benatar: “Esto tiene que ver con la destrucción de humedales para la construcción de El Cazal y otros barrios cerrados. Los humedales hacen de esponja absorbiendo el exceso de precipitaciones. Además, estos barrios también levantan el terreno haciendo que no se inunden, pero que sí lo hagan sus alrededores. Hay que despertar, porque si no el agua se lleva puesto a todo Escobar”.

Luis Alberto Blois: “Esto no tiene nada que ver con los humedales, si fuera así a los countries que están debajo de la barranca los hubiera tapado el agua. Escobar está 46 metros más alto que los humedales. Esto se debe a la falta de mantenimiento y a la insuficiencia de los desagües pluviales, construidos hace muchos años, cuando la situación urbana era distinta”.

Marta Sanguinetti: “Escobar está creciendo a pasos agigantados en población, pero nada en obras públicas. La inundación de ayer fue una vergüenza. ¿La culpa la tiene Autopistas del Sol? Reconozco la cantidad de agua caída en tan poco tiempo y la sudestada, pero no nos quieran engañar… Escobar no tiene obras hidráulicas para enfrentar la superpoblación que está teniendo ni para enfrentar estos fenómenos naturales”.

Liliana Tietz: “Se combinó la cantidad de agua caída, la falta de obras y la basura que se acumula. La Municipalidad brilla por su ausencia, creció mucho la población pero no se hace nada para ir acompañando este crecimiento. Las veredas están muy rotas, los desagües son muy chicos y, para colmo, nos van encerrando los barrios privados y los edificios cada vez son más altos. Si seguimos así nos puede pasar como en Luján o en La Plata”.

Pilar Lili: “Una vergüenza… Escobar ni en sus tiempos de poca población se inundaba. Yo viví en Lamberttuchi cuando recién había unas pocas casitas desparramados en los terrenos y jamás se inundó. Hoy tuvieron más de un metro adentro de las casas”.

Eve Francisquelli: “No puedo creer que estoy leyendo el nombre de mi hermano ahí, no puede ser verdad que se haya muerto. No lo creo y no quiero creerlo tampoco. ¿Quién tiene la culpa? ¿Quién me lo devuelve? ¿Cómo se sigue?”.

Claudio Portilla: “Empezó a llover 16.30 y a las 17 ya el agua brotaba de las alcantarillas con chorros de un metro. Los desagües colapsaron enseguida, no fue solo por la cantidad de agua que cayó”.

GUSTAVO DARRIGO, ARQUITECTO

“Falta infraestructura y mantenimiento”

¿Por qué cree que se inundó tanto Escobar?

Es medio aventurado de mi parte dar una opinión de lo que pasó, porque no soy experto en el tema ni tengo todos los elementos para juzgar. No obstante, está claro que hubo condiciones meteorológicas sumamente adversas que se combinaron con la falta de infraestructura en desagües pluviales. Las pocas obras que se hacen no tienen mantenimiento.

¿Solo con mejores desagües se podría haber evitado?

Sin dudas que hay lugares de Escobar que se hubieran inundado igual con obras de infraestructura pluvial, pero lo que no se puede inundar es Belén, que tiene 20 metros de caída para los costados. La ciudad se inundó mucho.

¿Qué incidencia le atribuye a la situación de los humedales?

Escobar es cada vez más grande y hay menos terrenos absorbentes, eso es una realidad. Pero mucho no se le puede echar la culpa a eso. No digo que no sea un agravante en el escurrimiento del agua, pero no es todo el problema.

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