Después de los siete años más oscuros de la historia argentina, el 10 de diciembre de 1983 se restableció el orden democrático en el país. Poco menos de dos meses antes, el domingo 30 de octubre, se celebraron las elecciones generales en las que Raúl Alfonsín resultó electo presidente con el 52% de los votos, al mismo tiempo que Rubén Armendariz fue ungido nuevo gobernador bonaerense.
En el partido de Escobar, la contienda electoral estuvo polarizada entre el radical Oscar Roque Larghi, que ganó la Intendencia con 18.789 votos (51,7%), y el peronista Jesús Fernando Angioi, quien obtuvo 13.604 sufragios (37,4%). Participaron otras ocho listas y el tercer lugar quedó para el Movimiento de Integración y Desarrollo, con 1.461 adhesiones (4,1%).
Descendiente de una familia tradicional, asentada en Belén de Escobar a inicios del siglo XX, “Pololo” Larghi había nacido el 17 de febrero de 1915. Cursó sus estudios primarios en el Instituto Santa María y la secundaria en el Colegio Nacional Sarmiento de Buenos Aires.
Médico frustrado, fue viajante de comercio del frigorífico Armour durante 25 años y en 1968, tras recibirse de martillero público, abrió su inmobiliaria en la esquina de Travi y Colón. Para ese entonces, ya estaba casado con Ofelia Caballero, su compañera de ruta y madre de sus tres bendiciones: Marta, María y Daniel.
Era un hombre de instituciones, aunque quizás a ninguna quiso tanto como al Club Sportivo Escobar, del que fue varias veces presidente. Por eso, una cancha de básquet de la calle Colón lleva su nombre.
Su primera incursión en la función pública fue en 1968, cuando el intendente (de facto) Alberto Ferrari Marín, de quien era amigo, lo convocó a su equipo de gobierno. Durante cuatro años estuvo al frente de la Secretaría de Acción Social del Municipio.
Candidato a pedido
Ser intendente no estaba en los planes de Larghi, ni por asomo. De hecho, aunque simpatizaba con el radicalismo, no estaba afiliado ni tenía intenciones de postularse. Lo hizo casi como un favor, sin imaginar lo que el destino le depararía.
“Varios amigos del pueblo le hablaron para que sea candidato, porque era una persona conocida y tenía mucha trayectoria en las entidades”, le cuenta su hijo a DIA 32. Le dijeron: “Con vos vamos a tener más votos y vamos a meter más concejales. Quedate tranquilo, que no vas a ganar”. Claro, en Escobar nunca había ganado el radicalismo. Pero esa vez ganó.
Su asunción se realizó en el Concejo Deliberante, sin la presencia del intendente (de facto) saliente Humberto Príncipe. Era otro Escobar. Tenía 80.000 habitantes -tres veces menos que ahora- y “el 50% del presupuesto municipal estaba destinado a salud pública”, recuerda Daniel. Una de las luchas de su padre fue que el hospital Erill pasara a la administración provincial. Lo logró en 1987, cuando ya se iba.
Así como fue el primer y hasta ahora único intendente radical en la historia de Escobar, también fue el primero en poder completar sus cuatro años de mandato constitucional. Hasta entonces, ni Antonio Lambertuchi -dos veces electo- ni Alejando Burgueño habían podido.
“Mi papá se empobreció en el Municipio. Meses antes de irse tuvo que pedir un préstamo personal en el Banco Provincia. Dio todo lo que podía dar, hasta su salud”, asegura su hijo, que en los últimos diez meses lo acompañó como secretario privado.
Larghi no buscó la reelección y el 10 de diciembre de 1987 entregó el mando de la Comuna al peronista Fernando Valle. Dejó la política, volvió a su inmobiliaria y a los remates públicos. Falleció el 30 de abril de 1990, a los 75 años. Pero su recuerdo sigue vivo.