Si uno pasara frente a una cuadrilla municipal y viera a un pibe de 18 años levantando ramas, no imaginaría que podría estar ante el futuro presidente del Concejo Deliberante. Pero la historia de Pablo Ramos (34) tira al volquete ese prejuicio, porque es precisamente así, aunque con escalas, claro.
“Terminé el secundario, cumplí los 18 años y empecé a trabajar. Mis viejos conocían a una persona amiga de (Luis) Patti, que era intendente y estaba en campaña para gobernador. Yo pensaba que iba a entrar de administrativo, pero cuando fui a la oficina que me habían asignado, que era Espacios Verdes, me dijeron que tenía que levantar ramas y bolsas de residuos. Era un trabajo, así que no lo esquivé “, le cuenta a DIA 32 el concejal y referente de La Cámpora, casi en tono anecdótico.
Su primer acercamiento a la política fue en 1999: “Mi viejo me llevó a una unidad básica de Carlitos Ramos, que era muy amigo suyo -no son familiares- y tenía la interna del Partido Justicialista con Jorge Landau, que ganó y después perdió la general contra Patti”, recuerda.
Sin embargo, la llama de la militancia recién se prendió en 2008. Paradójicamente, en un punto de quiebre para el kirchnerismo: el voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos a las retenciones a la exportación. “Yo era lector de Clarín y televidente de TN. Veía a De Angelis en la ruta y que los gendarmes lo agarraban y decía ‘pobre tipo’. Pero me pasó algo bastante loco: iba caminando por la calle Colón y había un grupo que estaba festejando que la resolución 125 no había salido en el Congreso. Y dije: ‘Yo con estas personas no puedo estar de acuerdo’. Eso me hizo un click”.
A partir de ahí se convirtió en un kirchnerista de la segunda hora. Su debut fue en la Juventud Peronista de Buenos Aires, de la mano de José Ottavis. “Encontré mi lugar de pertenencia, me puse a trabajar en mi formación política y empecé a militar en La Cámpora. He vivido momentos malos y buenos, pero estoy orgulloso”, sostiene.
Con el tiempo fueron llegando los cargos: director ejecutivo de la ANSES, concejal, concejal de nuevo en 2015 encabezando la lista legislativa de Ariel Sujarchuk y la Secretaría de Gobierno, en los albores de la actual gestión.
Poco después, su incorporación al Concejo Deliberante y su asunción en la presidencia tras la destitución de Jorge Cali, en diciembre de 2016, por un supuesto caso de corrupción todavía no esclarecido.
Un año más tarde fue él a quien removieron, en una hábil maniobra de la oposición que ubicó en el estrado a Gabriela Garrone. Le tocó tragar saliva: volvió al bloque y puso las barbas en remojo. Doce meses después, tuvo revancha: el oficialismo recuperó las riendas y él la presidencia.
Su mandato de concejal termina en diciembre. Cuesta creerle que renovarlo y seguir siendo el primero en la línea de sucesión de Sujarchuk no le quite el sueño. Pero él sostiene que está dispuesto a apoyar desde donde le toque y que no quiere taponar la proyección de nadie. Sabe, aunque no lo diga, que es un jugador titular y que el intendente no lo mandará al banco de suplentes.
Ariel Sujarchuk le mostró a la dirigencia política local que se podía trascender, que se tenía que romper con ciertas cuestiones que parecían una doctrina o la Biblia”.
-¿Cuál fue tu primera reacción al enterarte de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández?
-Me sorprendió. Pero después empecé a atar cabos y me parece que es una buena fórmula, que amplía. Y es un gesto a toda la dirigencia política que, siendo Cristina la dirigente con mayor capacidad y caudal de votos, también ceda su lugar. Podría haber sido candidata y nadie se lo iba a discutir.
-¿Te costó digerir la noticia?
-No, no me costó, porque tengo confianza en quien conduce. Yo no soy obsecuente, pero sí confío mucho en Cristina. Siempre el tiempo me ha dado la tranquilidad de que sus decisiones son las que hay que tomar.
-¿Hubieras preferido que fuese ella la candidata?
-No, yo hubiese preferido que fuera quien Cristina diga. Si ella dijo que sea Alberto, prefiero que sea él.
-Teniendo en cuenta sus críticas durísimas al kirhcnerismo, ¿lo considerás hoy un dirigente confiable?
-Pasaron un montón de cosas en un proceso de 12 años, donde Cristina no era Néstor. Y eso no quiere decir que ella era mejor que él, o viceversa. Néstor tenía una relación con cierto arco político, Cristina también, pero no hacía cosas que hacía Néstor, como jugar al fútbol con intendentes y gobernadores. El rol de Cristina en la dirigencia política, como mujer, le costaba muchísimo y se tuvo que parar. También ha cometido errores, por supuesto. Yo siempre confío en Cristina, pero entiendo que se llegó a esta etapa, donde gobierna el macrismo, tal vez por errores de todos. Esa confianza con Alberto se va a tener que construir mientras es candidato y si llega a la presidencia, en el camino. Yo lo quiero ver caminar, me gustaría no decepcionarme. No voy a mirar para atrás con lo que dijo o no, porque ya lo dijo y son etapas y momentos distintos. Cristina por ahí también dijo cosas antes que hoy no las dice.
-Pasando al plano local, ¿cómo caracterizarías la etapa política que se está viviendo en Escobar?
-Como una etapa histórica y esperada por todos los vecinos. Me incluyo. Creo que Ariel Sujarchuk le mostró a la dirigencia política local que se podía trascender, que se tenía que romper con ciertas cuestiones que parecían una doctrina o la Biblia. Lo han tildado de que como no era de Escobar, no lo conoce y no iba a hacer las cosas bien. Y me parece que es una de las mejores intendencias que ha tenido Escobar, si no es la mejor. Es una gestión que viene haciendo historia desde el 10 de diciembre de 2015.
-¿Te sorprendió Sujarchuk? ¿Era el intendente que imaginabas cuando aceptaste ser su primer concejal?
-Debo reconocer que lo que está haciendo superó mis expectativas. Conozco otros municipios de la provincia y las experiencias son relativamente chatas. Esta gestión trascendió al distrito. Muchos partidos vecinos, incluso Tigre, al que se lo miraba para copiar, hoy están mirando a Escobar con sana envidia. Y en tres años y medio eso no es poco. Pilar también. Lo que está pasando es que están mirando la gestión local como un ejemplo a seguir. Humildemente, algún granito pude aportar para eso y estoy contento. Ojalá que el próximo mandato de Sujarchuk sea todavía mejor que este.
-¿Hablás del próximo mandato porque das por descontado que va a ser reelecto?
-Hay algunas premisas que me dan a entender que la reelección de Sujarchuk tiene que ser un hecho. La gestión es buena, el pueblo lo ve, es un intendente joven que vino a dar su compromiso y lo está cumpliendo. Yo no doy ganador a nadie, solo voy a trabajar para que Ariel vuelva a ser intendente. Creo que va a ganar y voy a dar todo de mí para que eso pase.
-¿Te gustaría estar en la boleta?
-Lo que a mí me guste o no me guste, no tiene que ver con lo que yo crea. Yo creo en la conducción política, en lo colectivo y, entonces, lo mío pasa a segundo plano. Sí quiero seguir haciendo carrera política y seguir creciendo, pero ser concejal no te garantiza eso. Y esto último es una decisión del Intendente. Si él entiende que yo tengo que ser su primer concejal, lo seré. Pero yo tengo dos premisas: no eternizarme en el poder, que es algo que siempre critiqué, y seguir siendo el pibe que trabajaba en la vidriería del viejo y que juntaba bolsas de basura. A mí los cargos no me mueven. Si están, bienvenidos.
Yo siempre confío en Cristina, pero entiendo que se llegó a esta etapa, donde gobierna el macrismo, tal vez por errores de todos”.
FICHA PERSONAL
Escobarense de cuna, belgraniano y funcionario desde los 27 años
Hijo de Mirta Sandoval y Daniel Ramos -ambos comerciantes-, nació el 1º de mayo de 1985 y vivió junto a ellos -y su hermano Julián, ocho años menor- en el barrio Villa Marconi de Belén de Escobar. Hizo el preescolar, la primaria y la secundaria en el colegio Belgrano, donde también cursó el CBC. Estudió Ciencias Políticas en la UBA durante un año, dejó y se anotó en la Universidad de Luján (sede Campana) para la licenciatura en Administración. Hizo un 40% de la carrera y desistió para volcarse de lleno a la militancia. Tiene un hijo: Francisco, de 4 años. Y un segundo en camino. Hincha de Boca.
Su carrera como funcionario comenzó en agosto de 2012, a la temprana edad de 27 años, a cargo de la oficina de ANSES en Escobar. Fue electo concejal en 2013 y renovó su banca en 2015. Estuvo un año al frente del Concejo Deliberante -de diciembre 2016 a diciembre 2017-, fue desplazado y reasumió la presidencia en diciembre de 2018. En las cuatro ocasiones que Ariel Sujarchuk pidió licencia, él asumió la intendencia interinamente. En total, estuvo al mando del Ejecutivo durante casi un mes y medio: 44 días.
“Tengo la suerte de poder ser parte de esta transformación que se está viviendo en el partido de Escobar, desde Garín hasta Loma Verde. Estamos en un momento de crecimiento muy fuerte y los vecinos lo están notando considerablemente”, afirma Pablo Ramos.