La demolición de una centenaria y céntrica casona para construir un edificio reavivó el debate sobre el desinterés político por los tesoros arquitectónicos de la ciudad.

Noticias sobre topadoras arrancando de cuajo edificios centenarios le rompen el corazón a cualquiera. No solo se demuelen las memorias de quienes vivieron en ese lugar a lo largo de las generaciones, que seguramente tomaron esa medida con dolor, aunque quizás con mucho dinero en los bolsillos, sino también la de los simples vecinos y habitantes, que pierden la identidad de su barrio y su ciudad. Una casona derrumbada se siente como una herida abierta; aunque luego cicatrice, nunca será lo mismo.   

Si bien conservar el patrimonio urbano parece un detalle minúsculo entre tantas otras prioridades que atender, no destruirlo podría ser otra forma de hacer negocios. El patrimonio urbano es un atractivo relevante que podría generar ingresos económicos para la comunidad. No por nada las ciudades que mantienen sus cascos históricos conservados atraen turistas, inversores y desarrollo económico local. Además, si las propiedades están puestas en valor, aumenta el precio inmobiliario de lo que hay a su alrededor.

Pero lo principal es que el patrimonio urbano es fundamental para la identidad de una ciudad y su comunidad. Para construir memoria colectiva y mantener la herencia cultural de generación en generación. También es una herramienta educativa que permite enseñar sobre historia, cultura, arquitectura y tantas cosas más.

El partido de Escobar no tiene ninguna planificación para proteger las cada vez menos construcciones históricas que todavía permanecen en pie. No existe un circuito turístico que las identifique ni mucho menos una ordenanza que proteja, aunque sea, sus fachadas.

Así, van cayendo una a una y en su lugar emergen torres de departamentos modernas con sus clásicos locales comerciales en planta baja, que no resguardan el mínimo detalle de lo que fueron antaño.

Un ejemplo actual de esto está ocurriendo en la esquina de Mitre y Estrada, a una cuadra del Palacio Municipal y de la plaza principal de la ciudad, donde una centenaria casona acaba de ser demolida. Bastaron un par de días para que más de un siglo de historia desaparezca para siempre.

  • Casona de Mitre y Estrada
  • Casona de Mitre y Estrada
  • Casona de Mitre y Estrada
  • Casona de Mitre y Estrada

Buenas intenciones

Confeccionar y ejecutar normas que protejan a los edificios antiguos, o al menos a sus frentes, es algo que no le interesa demasiado a ningún gobierno. Primero, a la hora de hacer negocios no hay lugar que se respete, ni edilicio ni natural. Segundo, ¿con qué argumento se le podría prohibir al dueño de una propiedad que haga lo que quiera con ella?

Incluso en San Antonio de Areco, donde el casco urbano es Patrimonio Histórico de la Nación desde 1999, están cometiendo el sacrilegio de demoler casas viejas para construir departamentos.

En 1988, el Concejo Deliberante sancionó una ordenanza que disponía la creación de una Junta de Preservación del Patrimonio Cultural del Partido de Escobar. Más allá de que la palabra “cultural” no es lo suficientemente amplia como para abarcar preservación arquitectónica, la disposición ya no existe. La derogó el Digesto Legislativo que se llevó a cabo en 2022.

Dos años antes, en 2020, el entonces concejal Marcos Tiburzi (Frente de Todos) presentó un proyecto de ordenanza que disponía la elaboración de un catálogo de edificios históricos (anteriores a 1960), junto a una serie de medidas para conservarlos.

Concejal Marcos Tiburzi, autor del proyecto de ordenanza para preservar el patrimonio arquitectónico escobarense
Iniciativa. El proyecto del ex concejal Tiburzi nunca tuvo tratamiento en el recinto del Concejo.

“La preservación del patrimonio histórico cultural forma parte de los derechos que hacen a la calidad de vida de los pueblos y es un deber que nos compete a todos”, afirmaba Tiburzi en su presentación.

En otro párrafo, señalaba: “La conservación de nuestro patrimonio coincide con la tarea de rescate de nuestro pasado histórico, de las obras que nuestros antecesores han dejado a través del tiempo, de la diversidad de formas de sentir, pensar y obrar sobre las que se construye nuestra identidad”.

La iniciativa del legislador oficialista no prosperó. Dos años después, la concejal Gabriela Hernández (PRO Libertad), presentó una parecida, que tampoco tuvo tratamiento en sesión. “Mi proyecto pasó por diferentes comisiones, en 2022 se unificó con el proyecto de Hernández, que era similar, y se trató en comisión para generar un código que ingresó en el Plan Estratégico Territorial (PET), que recién iniciaba. Ahora hay que ver si avanza”, expresó Tiburzi a DIA 32.

El PET sería tratado este año por el Concejo Deliberante y uno de sus autores es el arquitecto Gustavo Darrigo, a quien esta revista consultó sobre el tema. “Dentro del plan hay un Código de Patrimonio que elaboró el Concejo Deliberante. De todos modos, cuando tenés casas aisladas en un entorno urbano es más difícil elaborar una política de protección. Distinto es cuando se tiene un casco urbano con valor histórico”, señaló, sin dejar del todo claro qué tan viable sería implementar las propuestas promovidas por los mencionados concejales.

Palabras vacías

En una entrevista previa a las elecciones generales de 2023, El Día de Escobar le planteó a Ariel Sujarchuk su preocupación por la falta de una normativa que proteja las construcciones históricas de la ciudad. El intendente se mostró de acuerdo con la inquietud. Incluso, destacó la remodelación del Palacio Municipal, la restauración del teatro Seminari y la recuperación de la Estancia Benito Villanueva como ejemplos de preservación del patrimonio público.

Sujarchuk también se refirió a los proyectos de Tiburzi y Hernández para registrar y proteger inmuebles históricos. “En Europa hay edificios de 500 años donde las fachadas se conservan intactas y adentro se trabaja sobre la modernidad. Esa sería una buena solución”, señaló.

  • Una antigua fachada que forma parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Una antigua fachada que forma parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Una antigua fachada que forma parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Una antigua fachada que forma parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Una antigua fachada que forma parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Una antigua fachada que forma parte del patrimonio arquitectónico escobarense

Sin embargo, a dos años de aquellas declaraciones, nada de eso se realizó. Y hasta podría considerarse que ya es tarde, teniendo en cuenta la cantidad de lugares emblemáticos que cayeron como castillos de naipes en Escobar.  

El intendente habla desde hace tiempo del “Escobar del Futuro”. Para eso se ideó el Plan Estratégico Territorial, que imagina una ciudad cabecera más transversal, con más salidas hacia la Panamericana, que impulsa edificios en altura de usos mixtos, incluso en Garín y Maquinista Savio. Todo apuntado a “ser un distrito de vanguardia, con crecimiento social, habitacional, que atraiga a los nuevos modelos de economía que están habiendo en la región”, dejando en claro que, en todo caso, lo de preservar está pensado en segundísimo plano, en el mejor de los casos.

Mientras tanto, más allá de los lamentos, las buenas intenciones y las declaraciones pour la galerie, lo cierto es que las huellas de antaño van desapareciendo sin dejar rastro alguno en el partido de Escobar. Como si el pasado no existiera y una ciudad del futuro emergiera sobre tierra rasa.

  • Cerramiento con cerco ce obra de la casona demolida
  • Cerramiento con cerco ce obra de la casona demolida
  • Cerramiento con cerco ce obra de la casona demolida

HARÁN UN EDIFICIO

La demolición de una casona centenaria

En cuestión de unos pocos días, la casona de Mitre y Estrada desapareció del mapa. Su demolición se realizó con una velocidad llamativa, al mismo tiempo que muchos vecinos lamentaban en las redes sociales la pérdida de este centenario inmueble, aunque sin convocar a ninguna protesta o acción para evitarlo o exigir una norma que ampare al patrimonio edilicio de la ciudad.

Su fachada neoclásica con molduras decorativas en los dinteles y sus ventanas altas y enrejadas, con marcos ornamentales de hierro forjado, eran algunos de los detalles más notables de esta pintoresca construcción. En el pasado funcionó allí un boticario y también una perfumería. En su patio, tiempo atrás, tuvo un molino.

El inmueble perteneció a la familia Migoya y desde su venta, en 2022, se sabía que su destino estaba decidido. En esa superficie, ahora se construirá un edificio de 4 pisos, con 15 departamentos (9 de 2 ambientes y 6 de 3), cinco oficinas administrativas y dos locales comerciales en la planta baja. En el subsuelo estará la cochera, con 13 módulos de estacionamiento.

El proyecto está a cargo del arquitecto Pablo Sangiuliano, quien desde 2018 es el presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Escobar. El plazo de ejecución de la obra se estima entre 18 y 24 meses.

  • Vista aérea de la demolición de la casona de Mitre y Estrada, que era parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Vista aérea de la demolición de la casona de Mitre y Estrada, que era parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Vista aérea de la demolición de la casona de Mitre y Estrada, que era parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Vista aérea de la demolición de la casona de Mitre y Estrada, que era parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Vista aérea de la demolición de la casona de Mitre y Estrada, que era parte del patrimonio arquitectónico escobarense
  • Vista aérea de la demolición de la casona de Mitre y Estrada, que era parte del patrimonio arquitectónico escobarense

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