En la mansión que tiene sobre la ruta provincial 25, entre Belén de Escobar y Matheu, el empresario Gregorio Pérez Companc (85) construyó hace tiempo un fascinante museo privado donde colecciona coches clásicos y deportivos, que valen fortunas. Sin embargo, el cuarto hombre más rico del país ahora decidió empezar a desprenderse de esas reliquias y hacerlas dinero, cash, dólares.
La primera que puso a la venta es una de sus joyas más preciadas: una Maserati 3500 GT Coupé de 1964, por la que pide nada menos que u$s 320 mil. Tiene 7.500 kilómetros de uso y se encuentra impecable, según puede verse en las fotos publicadas en Mercado Libre.
Además de su escaso kilometraje, en el anuncio se destaca que el lujoso vehículo cuenta con una carrocería “Superleggera Touring” y motor de seis cilindros, con 3.5 litros y 235 caballos de potencia. Tiene una caja manual ZF de cinco velocidades y tapizado de cuero.
El sitio especializado Autoblog, sin embargo, asegura que el precio que pide “Goyo” es más alto que el de un Maserati cero kilómetro.
El modelo 3500 GT se fabricó en Italia en la década del 60, en un momento de dificultad para la marca. La compañía, con la que el argentino Juan Manuel Fangio ganó dos de sus cinco títulos de Fórmula Uno, tomó elementos de autos de carreras, diseñó una carrocería elegante y el resultado fue un mix de lujo deportivo.
Actualmente hay unas 1.500 unidades en todo el mundo. Una de ellas está en Escobar.
Otro diamante del garaje de Pérez Companc es su Mercedes Benz descapotable. Un convertible Adenauer 300 de cuatro puertas modelo 1953, con 12.000 kilómetros de uso y una estampa señorial. También lo vende.
Este “presidenciable” tiene un motor seis cilindros de 3.0 litros y 115 caballos de potencia. Lo describe como un “auto exclusivo de máximo lujo de la década del ’50”, que se encuentra en “estado original”. Pide u$s 180.000.
Tanto el Maserati como el Mercedes habían sido puestos a la venta en noviembre de 2019, pero las publicaciones fueron pausadas más tarde y se reanudaron en las últimas horas. Trascendió que las habría realizado un yerno del magnate, cuya familia amasa una fortuna de US$ 2.700 millones, según el último ranking de Forbes.
Cerca de los galpones del museo, Pérez Companc también tiene un circuito de carreras de 900 metros al que algunos llaman el “Nürburgring de Escobar”, en alusión a la emblemática pista alemana. Por ese autódromo privado paseó más de una vez con estas joyas que ahora, por los achaques de la edad, ya no puede disfrutar. ¿Quiénes serán sus próximos dueños?