Se formó en Independiente de Escobar y Boca del Tigre, pasó por All Boys, Huracán y llegó a primera en Fénix. Ahora juega para el Gavá, en la Segunda B de España, y confía en codearse con los grandes.

No todos los pases de futbolistas argentinos a Europa son por cifras millonarias ni salen en las tapas de los principales portales o diarios deportivos. Muchas veces existen transferencias silenciosas, de bajo perfil y cuyos protagonistas son ilustres desconocidos para el fútbol grande, pero que terminan ganándose un nombre propio en sus equipos.

Alan Rodríguez (23) es otro joven del partido de Escobar que está en el Viejo Continente, como los hermanos Franco y Bruno Zuculini, Raúl Bobadilla o la mismísima Fabiana Vallejos. Todos tienen en común su sangre escobarense y sus deseos de destacarse en el fútbol europeo.

La historia de Alan comenzó como la de cualquier pibe que jugaba a la pelota todo el día. Cada tarde iba junto a su padre al campo de deportes del Club Independiente de Escobar. Allí empezó a patear y a recibir los primeros consejos. “Todo lo que soy se lo debo a él, a mi mamá y a mi familia”, le cuenta a DIA 32.

Después jugó en los equipos de infantiles del verdinegro, donde hizo amistades nuevas que aún conserva. “Viví momentos hermosos y me quedaron muchas amistades. Una es con Bruno (Zuculini), jugamos juntos y hasta el día de hoy hablamos seguido, somos grandes amigos”, confiesa Alan, de la misma categoría que el ex Racing y actual volante central del Rayo Vallecano (España).

Aquel zurdo que ya pintaba bien como defensor pasó a Boca del Tigre, donde jugó otros dos años. Entrado en la adolescencia, le dijo a su familia que su deseo era ser futbolista profesional, que ese era el camino que elegía, a pesar de lo difícil que podía resultarle.

Así fue persiguiendo su sueño. Pasó por el Centro de Entrenamiento para Futbolistas de Alto Rendimiento (CEFAR), por el Barcelona Juniors de Luján y en 2010 fichó en las inferiores de All Boys, donde llegó hasta la Reserva con 18 años.

Del Albo pasó a Huracán, donde ganó un torneo de juveniles y también llegó a Reserva. Pero el año de su despegue fue 2014: fichó para Fénix, en la B Metropolitana, consiguió continuidad y pudo mostrarse como un defensor aguerrido, fuerte y que puede jugar tanto de central como de lateral por izquierda.

“En Fénix me abrieron las puertas Sergio Gómez y Favio Orsi, dos grandes técnicos y excelentes personas. Gracias a ellos firmé mi primer contrato”, reconoce. Su salto del ascenso argentino al español empezó a gestarse después de un partido por Copa Argentina contra Los Andes.

“Se me acercó un representante que trabajaba junto a un grupo empresario. Me preguntó por mi situación y si estaba dispuesto a jugar en el exterior. Después de unos meses terminé fichando con el Reus Deportiu de la Segunda B de España, donde jugué seis meses”, cuenta.

El CF Gavá es el club en el que juega hoy. Lo acercó Hugo Grgona, quien armó el proyecto y contrató al defensor ni bien el club ascendió a Segunda B. “En el fútbol de España los tratos y manejos son otros. El objetivo principal es generar la mayor cantidad de puntos posibles para no tener problemas con el promedio. El torneo es muy largo y el tiempo dirá para que estamos”.

Aunque ya está en Europa, Alan sigue soñando: su nuevo deseo es llegar a la cotizada Liga española. “Siempre con los pies en la tierra y trabajando todos los días. Sé que tarde o temprano la oportunidad va a llegar”, afirma el futbolista, que a fuerza de empuje y voluntad continúa atrapando sueños.

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