En una ciudad que se tiñe de gris y en una sociedad donde la violencia está a la orden del día, un grupo de jóvenes salió a la calle con una idea distinta y una pared en blanco les sirve como mundo para expresarla.

por ROCÍO M. OTERO
rotero@dia32.com.ar

Un grupo de chicos se ve a lo lejos; los pinceles en la vereda, la pared que va dejando de ser gris de a poco. El blanco va ganando terreno, las primeras letras negras empiezan a asomar. Nace Acción Poética Escobar (APE). Complementándose con el paisaje ya conocido, las calles de la ciudad se tiñen de poesía urbana.

“Declaremos el estado de poesía permanente” fue la frase que invitó a la gente a sumarse a este movimiento, que recién se asomaba pintando la primera pared en honor al bochornoso juicio de Marita Verón (en la fachada de la Fomento de Vallier), en una calurosa tarde de diciembre. Y así como quien pinta una, pinta más de 25, lo que nace con una idea de dos o tres termina conformando un grupo de más de 90 personas.

Sin política, sin banderas, sin falsas ideologías debatiéndose. Solo jóvenes unidos con una misma consigna, poesía en su estado más primitivo.

Ninguna de las paredes que se pintan tapan graffitis políticos ni son asaltadas. Siempre antes de que comience el proceso, ellos hablan con el dueño de la propiedad para pedir permiso. Y las frases que escriben las eligen entre todos: la que vota la mayoría es la que queda plasmada en los ladrillos.

APE es un grupo abierto, al que cualquiera puede sumarse sin importar la edad ni el sexo. Los únicos requisitos son las ganas, aguantar el calor y mancharse las manos de pintura. Lo demás nace en conjunto, transformando así paredes gastadas y viejas en una nueva manera de expresarse.

A nivel mundial, el origen de este movimiento data de hace más de diez años en México y se extendió por todo Latinoamérica. Su precursor fue Armando Alanis, un poeta amateur que por más de tres lustros pintó en las paredes más olvidadas frases de amor y de igualdad bajo la firma de “Acción Poética”. Unos cinco mil muros dan testimonio de su obra.

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Esta conducta, que inevitablemente favorecía al gris y rutinario paisaje diario, enseguida fue copiada en muchos países y provincias de la parte sur del planeta.

Dibujando un mapita de la calles de Escobar, un viernes lluvioso, sentados en una mesa, los integrantes de nuestra Acción Poética deciden: “Tenemos que llegar a las 1.400 pintadas”. Medio pueblo teñido de poesía. Ese concepto quedó plasmado sobre una pared de Hipólito Yrigoyen al 300: “Sin poesía no hay ciudad”.

Todo lo que hacen, lo hacen a pulmón. Cada integrante tiene una vida, un trabajo, un estudio. Sin embargo, cuando se juntan parece que las ideas brotaran a borbotones de las baldosas.

Con la metodología de grupo bien consolidado, donde nadie es más que nadie y todos forman parte de lo mismo, lograron en un mes y medio un apoyo masivo y una expansión difícil de pensar cuando emprendieron el camino. Más de 500 personas los siguen por Facebook. Casi 100 son miembros de APE.

Hasta el momento tienen 28 pintadas: 22 en Belén de Escobar, dos en Ingeniero Maschwitz, dos en Maquinista Savio y otras tantas en Matheu. A esto se le suma la infinita cantidad de ideas nuevas que cada uno tiene en su cabeza, ansiosos por concretarlas.

“Sigamos remontando vuelo”, dice una pared de la esquina de Islas Orcadas y Gelves. Y nunca mejor puesta esta frase de canción que dejaron impresa. Porque cuando se vuela alto en la mente y se sostiene con acción, difícilmente no se alcance el cielo.

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