Cualquiera que ve sus dibujos lo primero que piensa es que son fotos sacadas con una calidad extraordinaria. Los detalles en las caras de los animales que pinta, con brillo en sus ojos y un pelaje impecable, hacen que sea casi imposible creer que están hechos con lápices y acrílicos. Pero es así: la magia de Romina Ballesteros (25) lo hace realidad.
Esta artista plástica vive en Maquinista Savio, hizo la primaria y secundaria en el Instituto Belgrano de Belén Escobar y es una verdadera artesana a la hora de confeccionar retratos reales. Reconocida a nivel nacional, ya tiene más de cien obras vendidas en su corta y prometedora carrera como dibujante, vocación que lleva en el alma.
“Desde chica me gusta dibujar. A los 7 años iba a pintura y dibujo, pero dejé porque me quedaba lejos de casa. En sexto año del secundario tuve arte y me volvió eso de querer aprender más sobre dibujo y poder pintar realismo. Quería hacer como otros artistas que veía y no sabía cómo arrancar. Estaba fascinada con la tarea que nos daban en el colegio, me encantaba hacer rostros, ojos, manos…”, le cuenta a DIA 32.
Cuando terminó el colegio volvió a anotarse a un taller para aprender qué materiales necesitaba para hacer realismo. “Quería aprender dibujo, pero en la zona se enseña más pintura. Los artistas que seguía eran de otros países y me resultaba complicado saber qué usaban. Hacía capturas de pantalla y buscaba cosas parecidas para lograr el mismo efecto. Me compraba materiales e iba viendo, probaba papeles, gomas, lápices”, relata, con detalle, acerca de cómo dio con lo que realmente buscaba.
“Me guío de una foto que me pasa el cliente, que elegimos juntos. Tardo un mes en entregarlo, no porque me lleve ese tiempo terminarla sino para ordenarme con los pedidos. Hay varias técnicas para lograr un parecido: primero hacés la estructura geométrica del animal, después se pasa una goma para aclarar el exceso de lápiz, porque en el realismo no se tienen que ver los bordes. Busco los tonos de colores más parecidos al pelaje, a los ojos, a la lengua y lo pinto. Uso goma eléctrica y un marcador de pintura finito, blanco, para hacer los detalles de brillo”, explica sin secretos. Como si fuera tan fácil, ¿no?
En el taller aprendió muralismo, técnicas de pintura y distintos tips para pintar con acrílicos. Hizo un mural en el frente de la Sociedad de Fomento de Maschwitz, que estuvo unos cuantos años. Después entró a trabajar como vendedora en una librería y empezó la tecnicatura en Diseño y Animación 3D. Estudió durante tres años, se recibió y se anotó en el Profesorado de Artes Visuales en la Escuela de Arte de Campana. Actualmente está en el cuarto y último año de esa carrera, que es para formar docentes. “No hacen hincapié en que seas un súper artista sino en que aprendas lo básico de todo, pero apuntan a la parte pedagógica”, explica.
@rombal.art cámara rápida del proceso de este perrito🙌🙌 #mascotas #fyp #perros #retratosdemascotas #arte #tutorial #art ♬ Hey Ya! (My baby don't mess around) – Outkast
De personas a mascotas
Sus primeros retratos no fueron con perros o gatos, como hace ahora, sino que se inició dibujando caras de personas. “Arranqué con lápiz de grafito. Le empecé a vender a gente de Escobar, de Savio… Tenía 17, 18 años era re chica. Las caras de las personas son complicadas de hacer porque al mínimo detalle que le errás, el rostro cambia. Eso me molestaba muchísimo, porque siempre le encontraba algún error, no lo disfrutaba”, describe, exigente con ella misma.
“Después me fui para el fútbol, porque me pidieron un retrato de un jugador de River. Lo vio un periodista muy conocido y me ofreció subirlo a una revista. Eso fue en pandemia, tuvo mucha repercusión en Instagram. Después me empezaron a pedir de mascotas y distintos animales, hice de mis perros para probar y me di cuenta de que me gustaba más hacer animales, estaba más relajada”, señala sobre su vuelco artístico.
Desde mediados de 2020 que solo se dedica a retratar animales, generalmente mascotas. Romina Ballesteros es embajadora de marcas de productos para dibujar. Las firmas le mandan artículos, ella los usa y lo sube a su Instagram, los etiqueta y así promociona papeles, lápices, acuarelas, gomas.
“Estoy usando lápices que no son argentinos, se llaman Prismacolor. Son los que usan todos los que se dedican al realismo. Ahora estoy probando unos nuevos que son británicos, me los mandan y yo les hago la publicidad en mis redes sociales”, cuenta, dándole mucho uso a Instagram y Tik-Tok, que fueron claves para su despegue como artista.
“Llegué a trabajar con marcas de productos que solo veía en videos, es muy loco eso. Que te den material gratis es muchísimo, un sueño. Se dio porque mi jefa en la librería en la que trabajaba me regaló un estuche con materiales de una marca, hice un video para mostrarlo y esa marca lo vio. Me contactó, hablamos y me mandó un montón de cosas. Nunca pensé que me iba a llegar esa oportunidad tan rápido. Yo tenía pocos seguidores, cinco mil, y así empecé a sumar más. En dos semanas llegué a 20 mil y nos viene bien a mí y a la marca”, confiesa.
Hoy en Instagram la siguen más de 30 mil personas y otras 4 mil en su cuenta de Tik Tok, que no paran de elogiarla.
Retratos que parecen fotos HD
¿Cómo hace para dibujar y colorear casi a la perfección? Es algo que no resuelve de un día para otro, sino que lleva su tiempo, por el nivel de detalles y alta calidad que tienen sus obras.
El taller donde pinta está en su casa, es un pasillo amplio que sus padres construyeron para ella, agrandando la casa familiar. Allí tiene su mesa plana, estantes llenos de materiales, cajitas con lápices, latas distribuidas de acuerdo a marcas y colores, acrílicos y pinceles de todo tipo.
El lugar cuenta con un amplio ventanal por donde le entra la luz natural casi todo el día; además, utiliza un aro de luz para trabajar de noche y para grabar los videos que sube a sus redes. Allí pasa horas y horas.
“Dejé mi trabajo hace unos meses y solo me dedico a hacer retratos. Tenía algo de miedo por si no tenía tantos pedidos, pero me fue muy bien. Se me duplicaron las ventas, subí muchos seguidores y me surgieron oportunidades nuevas”, comenta, entusiasmada.
Una vez al mes despacha los pedidos en el correo, enmarcados y listos para que sus clientes los puedan colgar en la pared más vistosa de sus casas. Por lo general hace envíos de cuadros en Argentina, pero ya vendió dos también al exterior: uno a Estados Unidos y otro a Noruega.
“Siento que me falta mucho por aprender, en técnicas y maneras de hacer. Quiero seguir perfeccionándome. Estudio para ser docente, pero no sé si estoy muy convencida de dar en escuelas. Lo hago para tener un título, algo asegurado por si me va mal en los retratos y quizá en un futuro tener mi propio taller y dar cursos de realismo”, sostiene la artista, que es puro talento en el mundo de los lápices y las acuarelas.
ESTRATEGIA EN REDES
La ayuda del gato Limón
Para hacerse más conocida en el inicio de su carrera, Romina Ballesteros regaló algunos dibujos. Entre ellos, se contactó con la dueña del gato Limón, que es muy conocido en las redes por tocar el piano y tener su propio perfil. “Le hablé a la chica para ver si quería que le haga un dibujo y se lo mandé. Gané otros 2 mil seguidores, con un solo trabajo. Así hice con varios influencers y hace poco subí un reel a Instagram que tuvo tres millones de vistas. La gente me envía mensajes, me da su apoyo y es muy lindo leer sus comentarios por lo que hago”.