En la pomposa apertura de las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, el jueves 5 en el predio de la Fiesta de la Flor, Ariel Sujarchuk hizo varias autocríticas en voz alta. Una de ellas, pecar de apurado en el afán de hacer y cometer errores evitables. Loable actitud la de reconocerlo públicamente, aunque 24 horas después de haberlo dicho haya vuelto a reincidir. Así, lo que podría haber sido un anuncio para la ovación quedó envuelto en sospechas y elucubraciones entre exageradas y mal intencionadas, como acaba de pasar con el proyecto para poner en valor la costanera del Paraná, una asignatura pendiente de su gestión y de todos los intendentes anteriores.
Quizás a Sujarchuk le faltó tacto para intuir que el proyecto, al incluir la venta de una parcela municipal para financiar y complementar las futuras obras, podía hacer algo de ruido si no era apropiadamente explicado a la comunidad, máxime teniendo en cuenta no solo la trascendencia del tema sino las complejas particularidades técnicas y legales. De haberlo hecho, tal vez se hubiera evitado algunos disgustos.
El hecho de que los concejales del oficialismo no dieran el brazo a torcer el viernes 6, negándose a dejar en comisión el expediente como reclamaban los vecinos y productores del Delta que se acercaron al Concejo Deliberante, tampoco contribuyó a dar el mejor marco. Hasta fue un gesto de tozudez y torpeza política, teniendo en cuenta que tres días después había otra sesión en la que el asunto podría tratarse con todas las dudas aclaradas y echando por tierra las suspicacias.
De lo que no puede culparse al intendente, en cambio, es de que dos concejales opositores decidan aprovechar el revuelo para tratar de sacar algún rédito en medio de la confusión. Y menos de que los productores del Paraná hayan llamado al canal TN para denunciar “la venta del puerto”, algo que quedó taxativamente prohibido en la ordenanza cuya sanción atestiguaron.
Pocas veces una buena noticia fue tan mal comunicada.
[wppg_photo_slider id=»124″]
El proyecto original
Con fecha 17 de octubre de 2017, se inició en el Departamento Ejecutivo un expediente referido a la revalorización y el embellecimiento de la ribera del Paraná. En el mismo, a lo largo de varias fojas se hace una caracterización general del estado de los 800 metros lineales de la costanera pública, su “atraso estético y estructural” y la necesidad de “favorecer el crecimiento social y comercial de la zona”.
Ante este panorama, por todos conocido, se propone un plan de mejoras con “bulevares parquizados, veredas, áreas de juegos y servicios, senderos saludables, espacios para ferias itinerantes, servicios y áreas”. Hasta ahí, nada que discutir.
El primer punto sensible del proyecto es que, para financiar esas mejoras, se planteó la venta de una parcela ubicada entre el edificio de Prefectura y el Club de Remo, de una superficie de 41.645 metros cuadrados, que en 1980 fue transferida por la Provincia al Municipio. Primer y gran ruido.
En rigor, desde el vamos el expediente aclara que la venta no necesariamente sería de toda esa parcela sino que podría “total o parcial”. Pero es cierto que la dársena donde operan los barcos de carga de los productores, las lanchas de pasajeros y las embarcaciones de apoyo al puerto regasificador quedaba involucrada -luego se dejó asentado que sería subdividida a casi la mitad-, por lo que el revuelo inicial que generó es por demás comprensible.
Igual de comprensible es que se hayan escuchado voces disidentes con la opinable decisión de vender esas tierras en vez de concesionarlas, incluso por un plazo generoso pero que le permita al Municipio recuperar su dominio en un futuro.
Para la venta de esa parcela se estipuló el mecanismo de una licitación pública, “como manera de transparentar el proceso”. Y con un requisito central: los interesados en adquirirla -léase oferentes- deberán presentar un proyecto acorde a la zonificación del lugar y al tipo de desarrollo que el Ejecutivo pretende impulsar allí. O sea, ni un casino ni un country, como se llegó a especular, tendrían la más mínima cabida.
En cuanto al valor de la tierra, el expediente incorporó la obligatoria tasación oficial del Banco de la Provincia, que le asignó un precio de $382 el metro cuadrado.
Entre aplausos y abucheos
En esas condiciones, el lunes 5 de marzo ingresó al Concejo Deliberante el proyecto de ordenanza para autorizar la venta. Exactamente un mes antes de su tratamiento, con tiempo suficiente para que los concejales lo analicen y, eventualmente, lo modifiquen, como finalmente sucedió.
La votación se dio en un ambiente caldeado, con medio centenar de productores y vecinos isleños en el recinto abucheando a los concejales que se expresaban a favor del proyecto y aplaudiendo a los que ponían reparos para acompañarlo. Para algunos ediles que asumieron en diciembre fue un bautismo de fuego.
“No venimos a vender el puerto ni el río, estamos acá para embellecer la costa del Paraná. Esto es un plan de fortalecimiento de la ribera, para dejar de darle la espalda al río de una vez por todas y darnos una política de cara al río”, expresó la concejal Patricia de la Cruz (Unidad Ciudadana), ante la reprobación generalizada del público.
Lo mismo le pasó a Leandro Costa (Cambiemos) cuando tomó la palabra para argumentar su apoyo a la iniciativa de Sujarchuk y le agradeció al bloque oficialista por atender algunas observaciones de la oposición “aún teniendo los votos para aprobar el proyecto”.
Entre las modificaciones a las que se refirió el referente macrista está la incorporación de una cláusula que dice expresamente lo que los productores reclamaban a viva voz: que la dársena seguirá siendo de uso público y gratuito y que en su extremo sur se deberá construir “un muelle municipal para operaciones de embarque y desembarque de pasajeros o productos y/o mercaderías”, tal cual expresa el artículo 3º de la ordenanza, registrada bajo el número 5538/18.
A esta condición sine qua non quedó supeditada la autorización para enajenar esa parcela, que además será subdividida para diferenciar la parte que se licitará de la que permanecerá en manos de la Comuna (esto también se incorporó a pedido de la oposición). Y aunque no está del todo aclarado en la ordenanza, la superficie que efectivamente saldrá a la venta abarcaría unos 20 mil metros cuadrados, que actualmente ocupan el recreo Puerto Joy, la arenera que funciona allí y un espacio libre del mismo ancho que llega hasta la ruta 25 (ver infografía).
A río revuelto…
Pero no hubo forma de que los productores cejaran en su reclamo, aún cuando las modificaciones incluidas sobre el proyecto original cumplían con esas peticiones. Tampoco contribuyeron a aplacar el clima de tensión, fastidio y descreimiento las intervenciones de los concejales Diego Castagnaro y Carina Chmit, que optaron por aferrarse a tecnicismos para abonar la confusión y llevarse los aplausos.
La aislada conducta de ambos dejó en evidencia la falta de cohesión en el bloque de Cambiemos, cuyos otros siete miembros acompañaron sin peros al oficialismo (la votación salió 21 a 2). No debería sorprender: es sabido que Castagnaro busca diferenciarse de Costa de cara a las elecciones del año que viene, mientras que Chmit reporta al ex jefe de Gabinete de Sandro Guzmán, Walter Blanco, quien no cultiva una relación muy amigable con Sujarchuk y le mete la traba cada vez que se presenta una oportunidad.
Así, entre el apremio del oficialismo y su falta de pericia para abordar una situación turbulenta, el oportunismo político de algunos y la confusión de otros, la buena noticia de que por fin el Paraná y el turismo tienen un lugar en la agenda de gobierno quedó eclipsada por un supuesto escándalo.
El tiempo le dará la posibilidad de la revancha a Sujarchuk si el plan para recuperar la costanera se concreta de la mejor manera. Algo parecido ya le había pasado con la construcción de la UDP en Garín, que al principio despertó el rechazo de un significativo grupo de vecinos pero resultó ser una grata realidad. Muchas veces no se trata solo de hacer sino de comunicar bien lo que se va a hacer. El apuro, por lo general, no conduce a buen puerto.
ARIEL SUJARCHUK
“Prefiero que me critiquen por seguir haciendo y transformando”
En declaraciones al portal El Día de Escobar, el intendente Ariel Sujarchuk respondió a las críticas sobre el proyecto para poner en valor la costanera del Paraná de las Palmas y confió en que este año “habrá un avance importante” en la reparación del camino provincial que llega hasta el puerto.
“Este proyecto afecta a muchas viejas malas prácticas que existen en el Paraná, donde se desarrollan actividades privadas en espacios públicos sin ningún tipo de contraprestación. Hace más de 30 años que funcionan ahí un recreo privado y una arenera privada, que hasta que yo asumí como intendente ni siquiera tributaban tasas o un canon por esas tierras, que recibieron en términos de amistad”, disparó Sujarchuk.
En la misma línea, agregó: “Lo que estamos discutiendo hoy es que alguna vez un gobernante decidió graciosamente darle a un conocido un pedazo de tierra para que la explote de manera privada y durante 30 años a nadie le pareció mal esto. Y ahora hay un intendente que de manera pública y legal quiere recuperar ese patrimonio para embellecer y poner en valor toda la costanera”.
También se refirió al apuro por sancionar la ordenanza, a pesar de la disconformidad de los productores: “Desde octubre que vengo hablando con cada uno de los actores involucrados. Como el Club de Remo, con quien firmamos un convenio con el cual ampliamos la superficie que ocupa y duplicamos la duración del comodato. Con las dos familias que están adentro de esa parcela, que no salieron a protestar públicamente, también estamos dialogando, comprenden la situación y estamos viendo alternativas. Y también dialogamos con todos los espacios políticos representados en el Concejo Deliberante, por eso salió como salió la votación”, sostuvo.
-¿Por qué se decidió hacer una venta, aunque sea a través de una licitación, en vez de una concesión por un tiempo determinado?
-Hace un año y medio que estamos analizando opciones y no hay mucha gente interesada en esto, no encontramos otro modelo para que alguien venga a poner un peso ahí. Pero es una venta con cargo. O sea, lo que se licita es un proyecto, que significa que ahí tiene que ir una actividad determinada. La idea es que se realicen proyectos vinculados a guardería, gastronomía y servicios complementarios de la zona. No va a otro fin.
A esas tierras, hasta ahora, el Estado municipal nunca les dio ningún uso. Es más, si seguíamos así las íbamos a perder por usucapión. Ahora todos son genios de qué hacer con esto, cuando durante años miraron para el costado y no hicieron nada. Yo prefiero que me critiquen por seguir haciendo y transformando el patrimonio público del distrito.
-De los once kilómetros de ruta que hay desde la barranca de El Cazador al río, nueve están casi intransitables y cada vez peor. ¿No es poner el carro delante del caballo salir a buscar inversores para desarrollar un proyecto turístico en un lugar con un acceso en esas condiciones?
-Es válida esa lectura, pero nosotros apostamos a ir mejorando los indicadores urbanísticos del lugar para que se vaya valorizando. En cuanto al camino, desde el Municipio le estamos pidiendo a los emprendedores privados, a AySA y a la Provincia que cada uno aporte un poco para mejorar el estado de la ruta, por lo menos un bacheo como el que se hizo sobre la avenida San Martín. Creo que este año vamos a tener un avance importante.
-¿Con este proyecto el puerto de Escobar puede llegar a parecerse a las costaneras de los distritos vecinos o por la escala no puede esperarse tanto y, en todo caso, será una mejora en relación al estado actual?
-En urbanismo y arquitectura va a ser la costanera más linda, en poco tiempo. Queremos hacerla toda nueva, que quede hermosa. No se va a parecer a otras, va a ser la costanera más elogiada de los distritos que están en la zona. Yo no quiero que Escobar esté por debajo de los demás municipios, yo quiero que Escobar lidere.
LEANDRO COSTA
“La zona del Paraná va a estar más linda”
A pesar de haberle cedido la presidencia del bloque a Esteban Colley, Leandro Costa no esquivó el debate sobre el puerto y pidió la palabra para exponer las razones de su respaldo a la iniciativa del intendente Ariel Sujarchuk.
«Como representante del presidente Mauricio Macri y de la gobernadora María Eugenia Vidal, tengo la obligación de defender la participación público-privada, porque es lo que hacen ellos en la Nación y en la provincia», argumentó al iniciar su alocución, a la vez que agradeció al oficialismo por hacerse eco de observaciones que realizó su bloque «como es el caso de las subdivisiones, aún teniendo los votos para aprobar el proyecto».
“No es lo mismo licitar el total que hacerlo parcelado o subdividido, dándole la posibilidad a algunos productores de poder comprar o que se puedan juntar y participar de esa licitación”, explicó. Además, negó que detrás de la venta haya algo oculto: «Se dijo que esto es un negocio, que está todo arreglado. Pero de haber un solo oferente, la licitación tiene que volver al Concejo Deliberante».
También destacó «que no se toque la dársena y que esa zona quede como un puerto público y gratuito», al tiempo que invitó a los productores a «que regularicen su situación».
Asimismo, Costa celebró que el dinero que el Municipio obtenga por la venta de esas tierras “se va a utilizar para algo que fue propuesta de Cambiemos en 2015, cuando estábamos luchando contra un gobierno absolutamente ausente, que no le daba ningún incentivo al turismo en el partido de Escobar”.
“Hay que fomentar el turismo, hay que decirle al intendente de dónde puede sacar el dinero para las mejoras que se plantean. Esto no tiene que terminar acá. La zona del Paraná va a estar más linda. No vamos a ser Tigre ni Vicente López por mejorar 800 metros de costanera, pero por algún lado hay que empezar», concluyó, en medio del abucheo de los productores del Delta.
EL INFORME DE TN
“Puerto se vende”
A la semana siguiente de la sesión, un equipo del canal Todo Noticias se acercó hasta el Paraná de las Palmas para entrevistar al presidente del Consejo de Productores del Delta, Sergio Schincarol. “Puerto se vende”, fue el título del informe.
“Por ahí, a la vista de alguien que no comprende muy bien el funcionamiento del puerto acá hay demasiado terreno ocioso y tenemos que venderlo o desentendernos porque no nos sirve para nada. Pero realmente la operatividad del puerto requiere del sector que está alrededor de la dársena para que siga funcionando como lo necesitamos”, planteó Schincarol.
“Si la ordenanza hubiese tenido un contenido explícito de que nosotros vamos a poder seguir trabajando, no habría ningún punto de conflicto. Pero siempre queda todo de palabra. Nos dicen que sí, pero en la ordenanza no está escrito», sostuvo, a pesar de que el artículo 3º de la norma en cuestión aclara que la dársena seguirá siendo de uso libre y público para las actividades actuales.