Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web
Muy pocos saben que el joven que atiende el taller mecánico de la calle Falco al 1700, en Garín, es el mismo que acaba de coronarse campeón latino ligero interino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). “El otro día le cargué la batería a un muchacho y me dijo, ‘¿vos no sos el que peleó por la tele?’ Solamente me vinieron a saludar dos o tres, el resto de mis vecinos ni sabe que boxeo, tengo bajo perfil”, le cuenta Germán Benítez (24) a DIA 32 en una de las primeras entrevistas que da tras su consagratoria pelea.
El campeón llegó a la cita con el cinturón que ganó ante Horacio Cabral. Orgulloso, lo apoya sobre la mesa y lo exhibe. “Costó, pero lo tengo”, sostiene con una sonrisa, en una charla donde también participa su padre, Raúl. La historia de “El Correntino”, como lo llaman en el mundo del box, comenzó en la adolescencia y hoy vive su pico máximo.
Nació en el hospital Erill el 25 de mayo de 1991, vivió en Garín y a los 3 años se fue con su familia a Gobernador Martínez, un pueblo de la provincia de Corrientes. Ocho años más tarde regresó al barrio La Loma y le empezó a picar el bichito de los guantes. Seguramente el pasado de su padre como boxeador semiprofesional influyó en su sangre al momento de decidir el deporte al que se dedicaría.
“El no quería que sea boxeador, por el sacrificio que hay que hacer, pero cobré una beca de la escuela y con esa plata me compré un par de guantes y un cabezal, tenía 16 años y empecé a entrenar con mis amigos”, explica el flamante campeón, admirador del “Chino” Maidana, Oscar de La Hoya y Floyd Mayweather, nada menos.
Tras una reunión familiar, logró convencer a su círculo íntimo y su padre lo llevó a la Federación Argentina. “Cuando vi lo que se compró me rompió el corazón y decidí entrenarlo”, acota Raúl. Desde ahí, la rueda pugilista no paró más.
Su primera pelea amateur fue una exhibición ante el otro referente de la localidad en el deporte de los guantes: Mateo “El Chino” Verón, que ya tenía más de 40 combates en su haber. Fueron solo dos rounds, sin vencedores ni vencidos. Desde esa vez, Ramón Verón, padre de Mateo, le dio un lugar para practicar en AFUG.
Con la misma exactitud de fecha y lugar que “Maravilla” Martínez recuerda sus hazañas, Benítez afirma que el 12 de diciembre de 2008 fue su primera pelea amateur “en serio”, en un festival boxístico de El Talar de Pacheco. A nivel profesional, debutó ante Daniel De Angel, el 18 de octubre de 2011, con un triunfo. Y ese día empezó su palmarés: 15 peleas disputadas y todas ganadas, 8 por nocaut. Nunca besó la lona.
La noche soñada
Así, en la noche del sábado 5 le llegó la oportunidad de medirse ante Cabral por el título latino, en el desafío más importante de su corta carrera como luchador. El escenario fue el Club Social y Deportivo Garín y se vendieron las mil entradas que había disponibles. El duelo fue televisado en vivo por TyC Sports y Benítez ganó con un gran derechazo sobre el rostro del campeón defensor, que se desplomó y no pudo continuar.
“Estaba tranquilo porque sabía que mi rival no era fuerte. Lo tiré en el primer round y, aunque decían que iba perdiendo por puntos, sabía que en el final podía ganarle. Cada vez que lo atacaba él se quedaba, tenía que encontrar el momento”, cuenta.
Además, confiesa que se sintió ganador cuando vio que a su oponente le temblaron las piernas al caer. “Ahí ya levanté las manos”, señala, como si volviera a sentirse nuevamente en el cuadrilátero del Social y Deportivo.
Después de una semana de descanso y pesca en Corrientes, el nuevo campeón local ya empezó a entrenar para su primera defensa del título. Será en mayo, con rival a confirmar y muy posiblemente en Garín.
Por contrato con su promotor, ahora deberá pelear cada dos meses, por lo que se le viene un año cargado de compromisos. “Después de esta defensa quizá salga a pelear por el título argentino ante Pablo Barboza y también está la chance del título sudamericano. Me gustaría ganar todo”, se entusiasma “El Correntino”.
Para él, no hay sueños sino objetivos. Por eso, no le pone límites a su futuro sobre el cuadrilátero. “Trabajando duro, todo se puede”, sentencia, convencido de sí mismo y con deseos de gloria.
Familia de boxeadores
La misma noche que Germán ganó el cinturón latino, como peleas de semifondo se presentaron su novia, Macarena Ledesma (22), y su hermano menor, David (21). Ambos ganaron, mientras él estaba concentrado en su vestuario pero con el corazón latiendo más fuerte que nunca. “Estaba más nervioso por ellos que por mí. Quiero que sean mejores que yo”, asegura.
Los dos hermanos integraron el equipo de Los Cóndores, una selección de boxeadores argentinos que salió a competir en el exterior. “Es muy amateur, son pocos rounds y no me servía, peleé solo dos veces (una derrota y un empate) y no fui más”, explica. Su padre tiene el gimnasio en el barrio La Loma. Se llama “Corrientes Box” y, por lo que muestran los Benítez, es cuna de boxeadores guapos y con pasta de campeones.