En un mes perdió a su padre y a su marido por el Covid-19. Pero no bajó los brazos: se recibió de enfermera y ahora trabaja en el vacunatorio de Matheu. “Tengo dos hijos por quienes luchar”, afirma.
De Última
Notas atemporales sobre temáticas y vecinos del partido de Escobar.
Durante once años hizo bailar a multitudes en Success, que cerró en 1998. Después organizó varias fiestas del reencuentro y sueña con hacer una sobre la avenida Tapia de Cruz. “Ese boliche tenía algo especial”, recuerda.
En los tiempos que su negocio le deja libre, Aníbal Rougier se dedica con pasión a los autos a radio control. Además, hace maquetas de naves espaciales. “Tengo 47 años, pero con lo que hago me siento de 20”, asegura.
Después de medio siglo dedicándose a la estética de las mujeres, Diosma González decidió ponerle fin a su trayectoria comercial. “Tengo que cuidar mi salud, descansar y seguir adelante”, confiesa, entusiasmada con iniciar una nueva etapa a los 70 años.
Siguiendo los pases de su padre, lleva más de cuarenta años en un rubro al que se dedica con pasión y esmero. “Cuando estoy arreglando, estoy en mi mundo”, afirma, en su nuevo local de Cronos.
A cuatro décadas de su publicación, la teoría de Federico Kirbus vuelve a la luz. Dice que Nuestra Señora del Buen Ayre se habría fundado en las barrancas de El Cazador. ¿Delirio o descubrimiento?
Andrea Viqueira trabajó de locutora en medios locales y en la Dirección de Prensa del Municipio. Hasta que la muerte de su marido, la depresión y el cáncer la pusieron a prueba. Pero ella se curó, se capacitó y hoy disfruta su trabajo en Zoonosis.
Dando clases en un jardín de infantes sufrió un ACV y sintió que el mundo se le venía abajo. Tras recuperarse, decidió cumplir el sueño de trabajar en un cuartel, sin dejar la docencia. Encontró su lugar en Paraná, Entre Ríos. “Lo disfruto mucho”, asegura.
El partido de Escobar está lleno de rincones ocultos o poco conocidos con un encanto natural singular. Uno de ellos está en Loma Verde. Un sendero con paisajes, detalles arquitectónicos y una belleza exótica que invitan a un paseo de ensueños.
La majestuosa construcción fue realizada en los ‘80 y emula una fortaleza romana medieval. Su creador falleció hace dos décadas, en Italia, y desde entonces está deshabitada. Los hijos decidieron ponerlo en venta.
Nació en la isla, jugó al fútbol y salió campeón con Boca del Tigre. Hizo radio y vende publicidad para ganarse la vida. Soltero empedernido, está de novio con la misma mujer desde que tiene 20 años, pero no convive ni quiso tener hijos.
En Maschwitz es conocido por sus inicios como vendedor ambulante de “Ecopan”. Un clásico que se consolidó por sus productos abundantes, naturales y a bajo costo. De las calles al mostrador, con la receta del afecto y el contacto con la gente.
Durante diez años fue cocinero y mozo del bar América, hasta que cerró. Fue padre a los 16, perdió a su mujer y rehízo su vida. Vendió café en la Feria Rivadavia y en 2019 abrió su propia panchería. “Esto me cambió la vida, estoy muy feliz”, afirma.
Con compromiso y entusiasmo, cada mes lleva la revista DIA 32 a cientos de hogares escobarenses en su bicicleta, desde el Paraná de las Palmas hasta el barrio Lambertuchi. Un todoterreno infatigable, siempre al pie del cañón.
La familia Magnani tiene una larga tradición en el rubro, que comenzó hace siete décadas y ya abarca a tres generaciones. “El reconocimiento de la gente es impresionante”, afirman padre e hijo.
Apasionado por los autos, el magnate tiene en su residencia de Escobar una colección privada alucinante de deportivos y clásicos. A dos de ellos los puso en venta: una Maserati 3500 GT Coupé de 1964 y un Mercedes Benz descapotable 1953.
Florencia Buzzo es artista y está radicada en Francia. Pero por la pandemia no pudo volver y debió quedarse en Ingeniero Maschwitz, donde nació. En la casa que habita descubrió a una compañera inimaginable.
En Escobar, Loma Verde, Maschwitz y El Cazador están germinando grupos de compras comunitarias de verduras y frutas orgánicas. Una alternativa alimentaria sana, nutritiva y económica, en la que todos ganan.
Nacido en Campana, dedicó su vida al comercio y tuvo la primera inmobiliaria de El Cazador, donde está radicado. A los 80 años, decidió donar su propiedad para que se construya un centro recreativo y social cuando fallezca.
Dueño de un particular look, Claudio Hojdra no pasa inadvertido en ninguna parte. Fanático de “Pappo”, el blues y el heavy metal, dice que vive de noche y duerme de día. “Es difícil seguirme el ritmo”, confiesa.
Curioso nato y excelente narrador, este empedernido coleccionista de carruajes antiguos abre las puertas de su estancia en El Cazador. Un recorrido singular por un lugar con mucha historia y grandes anécdotas.