Bombero desde chico, comerciante, concejal y funcionario municipal, un vecino con vocación de servicio y perfil bajo. “Ayudar a la gente es mi mayor satisfacción”, afirma.
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Ping pong de preguntas y repuestas a vecinos conocidos del partido de Escobar
El nuevo jefe del cuartel de Escobar afirma que “ayudar a los demás” es su mayor gratificación. Además, recuerda a su padre, quien perdió la vida yendo a apagar un incendio.
Su primer trabajo fue en la gráfica de su padre, que dirige desde hace 25 años. Dice que extraña “los bufetes de los clubes”, pero no reniega del Escobar actual y sugiere “ponerle una fichita” al río.
Vive en Matheu y lleva más de 25 años en medios de comunicación locales. Fue abuela a los 38, tiene 13 ahijados y asistió tres partos en la vía pública. Frontal y sincera, admite: “No tengo filtros”.
A punto de cumplir 50 años como médica, es la pediatra más antigua de Escobar. Se formó en hospital Castex y fue jefa de servicio en el Erill. El recuerdo de su padre en la Intendencia y su deseo de vivir en El Cazador.
Tiene casi 30 años de trayectoria en el periodismo partidario y fue uno de los fundadores del Círculo Universo Rojo. Además, es un escobarense con sentido de pertenencia: “Si me quedara sin casa, dormiría en la plaza, pero siempre acá”, asegura.
Durante más de treinta años atendió el videoclub número uno de Escobar, en la época dorada del VHS. “Fue una cosa increíble”, recuerda. Además, tuvo un boliche legendario y hoy trabaja en el club Sportivo.
Es una de las médicas más reconocidas y queridas de Escobar. Fue jefa de Pediatría del hospital Erill y atendió a tres generaciones de pacientes, hasta que la pandemia precipitó su retiro. “Elegí cuidar mi salud”, explica.
A los 13 años ya trabajaba en el Bar América, fue papá a los 19 y abuelo a los 40. Apasionado por la gastronomía, en 2016 abrió un bodegón que ya es un clásico de Escobar. “Las cosas simples me hacen feliz”, confiesa.
Durante 20 años fue Juez de Faltas. Abogado, fanático de las motos y de la tecnología, se define “muy sociable” y extraña al pueblo de ayer: “No reniego del crecimiento, pero antes nos conocíamos todos”.
Su familia se asentó en estas tierras en el siglo XVIII. Participó en la política local, siempre bajo la bandera de la Unión Cívica Radical, fue dos veces concejal y conoció a Raúl Alfonsín. “Trato de ser directo y leal”, asegura.
Se reconoce “chinchudo”, pero también frontal y servicial. Tuvo la primera casa de repuestos para motos de Escobar, es directivo de la Fiesta de la Flor y del Club de Pescadores, donde fue diez años presidente. “Cuando pasás por un cargo no te la tenés que creer”, afirma.
Está por cumplir 25 años al frente de Ricositas, una pequeña y pintoresca panadería de la terminal donde vende manjares dulces y salados. “Es el trabajo más divertido que tuve”, asegura.
Con 71 años recién cumplidos y 44 de trayectoria profesional, por su consultorio pasaron generaciones enteras de escobarenses. Además, se mantiene en excelente estado jugando al tenis, su otra pasión.
No se toma vacaciones, duerme cinco horas por día y antes de las 4 de la madrugada ya está en su puesto de diarios y revistas de la avenida 25 de Mayo. “A cada cliente le doy una atención especial”, afirma, con calidez y gratitud.
Dice que no haber llegado a boxeador profesional es su gran frustración. Pero está contento con sus logros. En los ´90 estuvo al frente del mítico bar La Vieja Esquina y hace 18 años maneja un kiosco y una panchería en la estación.
Nacido y criado en la ciudad, trabajó en el corralón de Rizzardi, en la Fiesta de la Flor y también junto a su hermano: en la agencia de seguros y en la Intendencia. Simple y frontal, hoy disfruta de estar jubilado, con tiempo para todo.
Fue docente durante más de tres décadas y aún lleva su vocación en el alma. Ahora trabaja ad honorem en la biblioteca rotaria de Ingeniero Maschwitz, donde vive desde que nació, hace 73 años.
Dueño de varios vehículos que son verdaderas joyas, también colecciona coches a escala y sueña con un motorhome para recorrer el país. Fue floricultor, operario y fabricante de baterías. Y los 62 años continúa al frente de su comercio, Micro Bat.
Director de la revista Letras, presidente del cuartel de Bomberos Voluntarios y funcionario público, una personalidad polifacética que habla de todos los temas y pide que haya “más paz entre la gente”.
A días del aniversario de Escobar, el historiador local Juan Pablo Beliera opina del presente del distrito y habla de todo. “A los próceres los ponemos en pedestales pero fueron seres humanos como cualquiera”, sostiene.