Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web
La escuela nació en el año 1995, luego de conocer el parapente en un viaje que hice a los Alpes Suizos. Ahí tomé el curso y cuando regresé al país no tenía dónde ir a volar, hasta que conocí un lugar en la zona de Pilar (que ya no existe) y comencé a practicar ahí”, comenta Miguel Lazorenco cuando se le pregunta cómo nació esta idea de volar y enseñar en Loma Verde.
Andar dando vueltas por el aire sostenido por la vela de un parapente no es para cualquiera. Muchos lo hacen para cumplir un sueño y terminan fascinados por la sensación de vacío y libertad, pero otros no se arriesgarían por temor a las alturas. Como todo deporte, tiene su grupo de fanáticos y el responsable de Eclipse lo sabe: “El target de gente que concurre a nuestra escuela es de un nivel de clase media para arriba. La mayoría son profesionales, que en este deporte han encontrado la manera de tener una descarga a tierra de sus obligaciones”.
“No sólo hacemos vuelos de bautismo. También dictamos cursos para que la persona que quiera pueda volar en cualquier lugar del país, siempre y cuando tenga su propio equipo. Nuestra escuela provee durante el curso de todo lo necesario para que el alumno lo termine sin necesidad de tener el propio. Pero recomendamos que, si es posible, compre su equipo de vuelo para poder ir familiarizándose. El aprendizaje dura de 2 a 3 meses, las clases teóricas y prácticas son en nuestro campo”.
Algo que hace particularmente única a esta actividad en el distrito es el contraste de andar en parapente sobrevolando la Panamericana, una combinación tan excéntrica como llamativa. “El paisaje es maravilloso y la gente lo disfruta mucho, sacando fotos y filmando sus propios vuelos. No volamos directamente sobre la autopista y tampoco sobre lugares donde hay viviendas. Respetamos la intimidad de los vecinos y también por la seguridad en la propia ruta. Hasta ahora nunca hemos tenido ningún tipo de episodio de riesgo, ni volando ni en el aterrizaje, todo lo contrario. A la gente le gusta mucho, a tal punto que cuando realizan su vuelo de bautismo directamente se registran para comenzar el curso”, señala Lazorenco.
La escuela ya cuenta con 16 años en Loma Verde. Los que deseen darse una vuelta pueden hacerlo los fines de semana y feriados. Para ubicar el campo de vuelo, las instrucciones son precisas: hay una tranquera sobre el kilómetro 57,500 de Panamericana y también otra entrada sobre Colectora Oeste, justo donde termina, llegando desde Capital en la mano izquierda.
Para la próxima temporada estival hay chances concretas de que Escobar cuente con otra escuela, una especie de sucursal, en el barrio parque El Cazador. “Estamos en tratativas con un campo de unos amigos. Seguramente para el verano inauguremos ese hermoso lugar, que cuenta con pileta de natación, un buen buffet, caballos para los que deseen darse una vueltita y un centro de equitación importante”.
Eclipse es otro punto de referencia para atraer turistas a Escobar, tentados con la posibilidad de tener “alas propias” y mirar todo desde arriba. “Desde este año estamos trayendo turistas de nivel internacional, con la ayuda de una persona que se dedica a eso. Además de realizar el vuelo de bautismo los llevamos a disfrutar un buen asado por la zona y a conocer la maravillosa Ciudad de la Flor. Las salidas son todo un éxito”, se enorgullece el organizador.
Estar a más de mil metros de altura, sentirse pájaros por un rato y conectarse con la naturaleza en su estado más puro son algunos de los motivos por los cuales los fanáticos de este deporte no lo cambian por nada. Sólo es cuestión de animarse…
Costos y contactos
El costo de un vuelo de bautismo es $ 250. Y el de un curso, que dura unos 3 meses y donde la escuela provee de todo lo necesario, es de $ 3.000, que se puede abonar en dos cuotas. Contactos: (011) 15-5758-5430; e-mail: mbl0404@hotmail.com; facebook: Escobar Loma Verde.