A mediados de la década del ‘60, Loma Verde era un páramo. Todavía no estaba la Panamericana. Por la vieja ruta 9, que era doble mano, transitaban camiones llevando y trayendo mercadería del norte al sur y del sur al norte.
Su población era mínima. Haras, tambos, extensiones de pastizales, árboles y quintas de fin de semana conformaban este lugar casi perdido del partido de Escobar. Los comercios eran pocos, más bien del estilo de almacenes de ramos generales y pulperías. En esa época el caballo, las carretas y la bicicleta eran los principales medios de transporte. Incluso muchos los usaban para ir a hacer las compras a Escobar.
Para aquel entonces la civilización estaba mucho más avanzada que eso, pero en Loma Verde el tiempo parecía haberse detenido. Y era ese su mayor encanto. La paz, la tranquilidad y el silencio significaban el principal baluarte de este paraje, también dotado de una particular belleza natural.
Entre los camioneros que pasaban por el kilómetro 54 de la actual autopista estaban los hermanos Alberto y Lorenzo Mándola, que recorrían las rutas repartiendo combustible en las estaciones de servicio.
“Una vez vinimos a averiguar cuánto costaría comprar una, pero para jorobar, porque no teníamos plata. Un señor, que era distribuidor de nafta y tenía la estación primitiva que funcionaba a unos metros de acá, nos ofreció trabajarla. Con mi hermano dejamos los camiones y pusimos el lomo sin entender siquiera cuál era el trato que habíamos hecho con el hombre”, recordaba Lorenzo Mándola en 2012 durante una entrevista.
A metros de donde actualmente funciona la Shell Select KM 54, también conocida como El Cencerro -nombre que fue ocurrencia de los lugareños-, los hermanos Mándola se pusieron a vender combustible -a autos, pero sobre todo a camiones-, en una estación con solo dos surtidores y sin siquiera energía eléctrica. La electricidad se la proporcionaban desde una vecina fábrica de galletitas cercana, por medio de unos cables.
Sin embargo, el suministro “prestado” no resolvía las carencias. “Era un desastre, porque a veces se paraban los motores, se desconectaba todo y volvía a mi casa lleno de grasa por intentar arreglarlos”, comentaba Mándola.
Así comenzaba la historia de la que fue y aún es la única estación de servicio de Loma Verde. Una historia que por estos días está cumpliendo años.
Refugio y referencia
Los hermanos Mándola pasaron más de veinte años en la primitiva estación. En 1996 comenzaron las tratativas con Shell, que les ofreció hacer una nueva, y en el ‘99 se realizó la mudanza a su ubicación actual, en Colectora Este y Los Gomeros. Con el correr del tiempo ya habían comprado los terrenos linderos al lugar anterior, que utilizaban para estacionamiento de camiones.
Con la mudanza, las bocas de expendio aumentaron a veinte. Además, agregaron uno de los típicos drugstores ruteros Select, con kiosco, comidas y artículos varios, una gomería y un local de productos y accesorios para automóviles que alquilaban a terceros. También hicieron grandes playas de estacionamiento para autos y camiones por separado.
Lorenzo Mándola recordaba una anécdota sucedida en aquel momento: “El Select iban a explotarlo los de Shell y nos pagarían un porcentaje mínimo. Pero dos días antes de inaugurar vinieron a decirnos que no lo iban a tomar. Charlamos con mi hermano, vino mi hijo, que es contador, y me propuso explotarlo él con el yerno de mi hermano. Y así fue. Después se agrandó y llegaron a trabajar unas 25 personas”.
Pero ese no fue el último cambio. Para mantener la llama encendida y un negocio que atraiga a nuevos clientes y mantenga a los habitués es preciso reinventarse al paso de lo que sucede alrededor. El crecimiento de Loma Verde en los últimos años es asombroso y este 60º aniversario de El Cencerro -o de la Shell del 54, como se prefiera- lo encuentra muy a la altura de las circunstancias.
Nueva generación
Lorenzo Mándola, que también fue directivo de la Fiesta Nacional de la Flor y del Club Sportivo Escobar, falleció en 2018, a los 87 años. Desde entonces, al frente de la empresa quedaron su hijo Gustavo (67) y el yerno de su hermano, Sergio Sgüiglia (57). Por su parte, Alberto Mándola (85) ya se retiró del negocio, aunque va casi a diario y disfruta de ver el nuevo empuje que tiene.
Frente a la profunda transformación que atraviesa Loma Verde, encararon la creación de un polo comercial y de servicios más grande y surtido de lo que ya había. Así, comenzaron con la construcción de galpones para instalar negocios de distintos rubros. Una idea de Sgüiglia que, a la luz de los resultados, resultó un gran acierto.
Entre las nuevas propuestas se destacan un mercado multirubro de categoría premium como El Parmegiano, la empresa de salud Más Vida y una agencia de motos Honda, que pronto estará en funcionamiento. También tiene locales de repuestos y accesorios para el automotor y un sector de oficinas en el que se instalarán diversas empresas.
Por otra parte, en el Select se realizó una remodelación integral y se diseñó una propuesta gastronómica enfocada en ofrecer una experiencia de alto nivel al cliente.
Apostando al desarrollo de un centro gastronómico y de cafetería, se amplió la oferta culinaria, que ahora incluye no solo platos rápidos, sino también opciones de mayor calidad y elaboración, tanto para desayunos y almuerzos como para meriendas y cenas. Es que la Shell Select KM 54 está abierta las 24 horas, los 7 días de la semana.
Del mismo modo, se mantuvo el concepto de ofrecer servicios esenciales, como la gomería, y se sumó un cajero automático. “Estos nuevos emprendimientos no solo buscan satisfacer las necesidades cotidianas de los vecinos, sino también ofrecer un nivel de servicio superior al que se encontraba previamente en la zona”, explica Gustavo Mándola a DIA 32.
Además, realizaron importantes mejoras en la infraestructura, incluyendo la ampliación de los espacios de estacionamiento, y renovaron la totalidad de los surtidores por la última tecnología.
Es que 60 años no se cumplen todos los días. Y menos en un negocio exitoso, que supo salir airoso surfeando todas las olas en un país que a veces parece quedarse sin nafta.