El ex intendente de Escobar finalizó su mandato en la Cámara de Diputados con tres proyectos presentados, muchas inasistencias y unos cuantos cambios de camiseta. Terminó solo, en un monobloque.

En silencio, conformando un bloque unipersonal, con un puñado de proyectos de ley presentados que nunca pasaron las comisiones y el simple “mérito” de haber colaborado levantando la mano (o manteniéndola baja). Así finaliza Sandro Guzmán (53) su mandato como diputado nacional, al que accedió en 2013 como uno de los aliados claves en el armado del por entonces novedoso Frente Renovador.

Fue uno de los intendentes kirchneristas que a mediados de 2013 pegó el portazo para sumarse al espacio de Sergio Massa, que en aquellas elecciones legislativas se impuso a Martín Insaurralde en la provincia y se anotó como número puesto en la carrera por la Casa Rosada.

El octavo lugar en la lista le permitió asumir una banca en la Cámara Baja a Guzmán, que en noviembre de ese año abandonó sus funciones en el Municipio con un pedido de licencia.

Cuatro años después, el Frente Renovador está deshilachado, las aspiraciones presidenciales de su líder descendieron al piso y el ex intendente de Escobar deja su escaño luego de cambiarse varias veces de camiseta, fiel a la carrera política que inició de la mano de Luis Patti.

Actor de reparto

En el primer año el ausentismo fue su norma, al punto tal de superar en el ranking de inasistencias a Elisa Carrió, habitué del top five. Sólo en 2014, Guzmán faltó al 64% de las sesiones, según el registro público de la Cámara de Diputados. Su presencia repuntó en la segunda mitad de su mandato, a partir de diciembre de 2015, cuando regresó tras haber pedido licencia un año antes para reasumir la Intendencia.

Eso sí, pocos recordarán su voz, ya que nunca pidió hacer uso de la palabra. Se dedicó, en cambio, a mover fichas. Después de su fallido regreso al kirchnerismo, volvió a alinearse con Darío Giustozzi y Eduardo Fabiani -compañeros de filas en el massismo-, con quienes conformó el espacio Renovador Social Cristiano. Pero el trío tuvo poca vida. Y al final terminó solo, en un monobloque al que denominó Frente Norte, desde donde hizo valer su voluntad en cada votación reñida.

Presentó sólo tres proyectos. Todos en los últimos meses: la creación de una Coordinación de Asistencia Pospenitenciaria, la prohibición a las prepagas de exigir requisitos diferenciales a las personas mayores de 65 años y la formación de un Consejo de Seguridad e Higiene. Ninguno obtuvo dictamen de las comisiones respectivas.

Guzmán eligió levantar o no la mano según el momento. Así, en 2014 -pleno auge massista-, se abstuvo de votar en el debate por la expropiación de YPF, fue en contra del Presupuesto 2015 y de la ley de hidrocarburos y se ausentó en el debate por el nuevo Código Civil y Comercial.

Diferente fue la conducta que adaptó en su segunda etapa en la Cámara. En los dos últimos años mejoró su asistencia (80% de presentismo en 2016 y 61% en 2017) y, en línea con su eventual aliado Giustozzi, le votó casi todas las leyes al gobierno de Mauricio Macri.

La Reparación Histórica, el régimen del arrepentido, la reforma política y el Presupuesto contaron con su visto bueno. A su vez, le soltó la mano a su otrora “compañero” Julio De Vido, votando a favor de su fallida expulsión y su posterior desafuero.

También apoyó con su voto a la ley de autopartes, el uso medicinal del cannabis, el freno al aumento de tarifas, la emergencia social y la paridad de género.

Silbando bajo y con poco para contar. Así cierra Guzmán su mandato como diputado nacional, con un futuro que es toda una incógnita. Por esas paradojas de la política, la nueva cara escobarense en la Cámara Alta a partir de diciembre será Laura Russo de Sujarchuk, la esposa de quien lo sucedió en la Intendencia. Evidentemente, tampoco a ella le deja la vara muy alta.

ENTREVISTA EXCLUSIVA

“Prioricé mis convicciones”

El ex intendente rompió el silencio y habló con DIA 32 sobre su paso por la Cámara de Diputados de la Nación, su futuro en la política y su optimismo con el gobierno de Macri. Además, justificó sus vaivenes.

-¿Qué balance hace de su paso por la Cámara?
-Es muy positivo. Estoy satisfecho y contento por el trabajo realizado, pero sobre todo, por el aprendizaje permanente, porque de eso se trata la vida. Lo que me queda es la enseñanza.

¿Qué aspecto destacaría como más positivo y cuál sería su autocrítica?
-Lo que uno vive y experimenta, siempre es positivo porque ayuda a crecer y aprender, como decía antes. La autocrítica es algo que hago todos los días, tanto en mi trabajo como en mi vida personal.

¿Le hubiera gustado tener la posibilidad de ir por la reelección?
-Tuve propuestas y opciones, pero como en 2015 tomé la decisión de no postularme nuevamente a intendente, ahora preferí no seguir en la Cámara, priorizar proyectos privados que tengo hace varios años y dedicarle más tiempo a mi familia y mi vida personal.

¿A qué se debe que haya sido uno de los diputados con mayor nivel de ausentismo en las votaciones?
-Esa información es absolutamente errónea. Yo me presenté en todas las votaciones, a excepción de cuando me operé de la vista, y en algunos proyectos con los que no estaba de acuerdo y preferí no presentarme, aun estando en la Cámara. En este último período debo ser uno de los diputados que más concurrió. En 2016 estuve ausente en 28 votaciones de 190 y en 2017 sólo hubo unas 40 votaciones.

-Pese a que nunca dejó de referenciarse con el peronismo, llegó a la Cámara por el Frente Renovador y terminó con un monobloque, pasando en el medio por diferentes espacios. ¿Cuál es la explicación de cara a la gente sobre esa conducta?
-Lo que a muchos les puede parecer malo en política, a mí me parece un gran valor, ya que en estos años en la Cámara he formado parte de distintos proyectos. Lo importante y genuino siempre es decir lo que uno piensa realmente y actuar en consecuencia. No creo en falsas ideologías ni en partidos que, al final, parecían más un fanatismo vacío de posiciones doctrinarias. Cuando me alejé del FPV fue en el momento en que ganaban con un 54%. Al igual que cuando participé del Frente Renovador, al que le iba muy bien, pero no estuve de acuerdo con el camino que seguía el proyecto y prioricé mis convicciones. Hoy no me siento cómodo con un jefe con el que no comparta ideas.

Teniendo en cuenta el vínculo que lo unió con Julio De Vido mientras usted fue intendente, ¿le costó decidirse a votar por el desafuero que derivó en su encarcelamiento?
-Mientras fui intendente, De Vido era ministro de Planificación Federal. Ese era el vínculo que teníamos. Respecto al voto, considero que una vez que un juez solicita algo, y debe investigar, no podemos interferir en absoluto. Además considero, en general, que los diputados no deben tener fueros. Guardo respeto por el arquitecto Julio De Vido, al igual que por varios ministros con los que trabajé mientras fui intendente.

¿Cuál es su opinión del gobierno nacional y cómo ve la situación del país en general? ¿Es optimista o crítico?
-Soy optimista. Si bien hay algunas medidas que no entiendo o no veo bien, seguramente la gente juzgará a través del voto. Le deseo al gobierno lo mejor, por la gente.

¿Va a seguir ligado a la política? ¿Le gustaría volver a la función pública desde algún rol en particular?
-No descarto volver a la función pública, es algo que analizaré más adelante en combinación a mi trabajo privado, que es a lo que me dedico desde los 20 años, y a compartir más tiempo con mi familia.

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