Hay apellidos que están predestinados a perpetuarse más allá de la muerte y la descendencia familiar. Por caso, el de Meyer Oks. Nacido en la localidad bonaerense de Carlos Casares en 1911, estudió en la UBA y se recibió con medalla de honor de ingeniero civil especializado en petróleo. Como tal, trabajó para YPF en la Patagonia; luego regresó a Buenos Aires y fue representante de la compañía italiana Dálmine, hasta que decidió empezar a explotar su parte del patrimonio: una gran cantidad de terrenos ubicados al costado de la ruta Panamericana y frente a la fábrica Ford, en Garín.
Según una carta de su propia autoría, publicada en 2006 por El Diario de Pilar, Oks pensaba que debía producirse un “proceso de racionalización” en la ubicación de las industrias. Tal como había sucedido en Estados Unidos durante las presidencias de Franklin Roosevelt, quien diseñó una red de autopistas e instaló centros industriales en los puntos de cruce, alejados de los núcleos urbanos.
Es así que, con visión y determinación, a fines de los ‘60 decidió convertir esos lotes vacíos, rodeados de tambos y animales, en un parque industrial, el primero del todavía incipiente partido de Escobar. En aquel momento era un concepto novedoso, innovador.
Varias empresas se mudaron de Capital Federal y fueron poblando las casi 42 hectáreas del predio delimitado por las calles Constituyentes y Tierra del Fuego, la Colectora Oeste y la fábrica de pinturas ALBA. Paralelamente, el ingeniero casarense comenzó a comprar grandes fracciones de campo en Pilar para replicar el proyecto de Garín, pero a gran escala: mil hectáreas.
En los albores de los ‘80, la pujante zona fabril garinense ya contaba con calles pavimentadas en hormigón, mil metros de conductos pluviales subterráneos, una red de gas de alta presión, fuerza motriz y un canal colector de pluviales, realizado en terrenos cedidos por las empresas con fondos a la calle Constituyentes. Todo esto representó un significativo aporte a la infraestructura de la ciudad, dado que alrededor del polo se fueron creando barrios.
Sin embargo, el emprendimiento tenía un serio problema: no existía legalmente. Hasta 1983 la razón fue la falta de una normativa provincial que regulara la creación de estos establecimientos. Y a partir de ese año, cuando se sancionó la ley 10.119, por un motivo increíble: el decreto 1336/86 que le otorgaba el anhelado reconocimiento oficial perdió validez por no haber sido publicado en el Boletín Oficial, error que no fue enmendado.
Pese a los obstáculos, los empresarios que habían tomado la posta se nuclearon en la asociación civil Cámara de Industriales del Parque Oks (CIPO) y el 6 de enero de 1995 cumplieron su misión primordial: a través del decreto provincial 29/95 se creó de manera oficial el Parque Industrial de Garín.
“Es un ícono del desarrollo de la industria en el partido, ya que representa la modernización y el ordenamiento de la producción fabril dentro de un marco legal, ambiental y con seguridad jurídica, para garantizar la continuidad productiva a lo largo del tiempo”, afirma a DIA 32 el presidente de la Unión Industrial de Escobar (UIDE), Marcos Villar.
Actualmente, el Oks alberga en sus 42 hectáreas a 40 empresas de distintos rubros y tiene su capacidad ocupada al 100%. El ingeniero, que falleció en 2010 a los 98 años, estaba en lo cierto. Aunque quizás nunca haya pensado que su apellido quedaría inmortalizado en la historia escobarense.