Sus padres se conocieron en una pista de autos, cuando corrían en la categoría Sport Prototipo. Así empezaron su relación Sandra Castrogiovanni y Martín Varrone, quienes al tiempo se casaron y tuvieron un hijo que nació predestinado a sentir la misma pasión y adrenalina por la velocidad.
El primer lugar donde Nicolás Varrone (17) se calzó el buzo antiflama, los guantes y el casco fue el kartódromo de Zárate. Tenía 8 años. Después participó de la Copa Rotax y en 2015 fue campeón regional. Entró al Campeonato Argentino y compitió en varios mundiales de kartings.
“Desde chico que vengo con esta pasión, yo heredé todo esto de mis padres. Empezó como un juego de los fines de semana, pero a medida que fui consiguiendo resultados todo cambió y se volvió más profesional”, le cuenta el piloto de Ingeniero Maschwitz a DIA 32, que lo entrevistó para conocer acerca de su prominente carrera en el automovilismo.
En 2017 ingresó a la Fórmula Renault Argentina, de la mano del equipo de autos monoposta MS Racing. Sus buenos desempeños en los kartings le permitieron conseguir un sponsor (+Vida) que se hizo cargo de solventar los gastos para que empiece a tomar vuelo a nivel nacional.
En la actual temporada redobló la apuesta: además de correr en el país también lo hace en la Fórmula Renault VDV Sports, con calendario en Europa. Allí lleva disputadas 3 fechas -cada jornada tiene dos carreras-, y él ya supo ganar en Barcelona -bajo la lluvia- y dos veces en el legendario circuito de Paul Ricard, en Francia, manejando para el equipo italiano TC Corse.
Hoy está liderando el campeonato y con muchas expectativas. “Ojalá a fin de año se dé el título, yo doy lo mejor de mí”, se entusiasma, expectante.
El calendario internacional de su categoría tiene siete jornadas y aún le restan cuatro: dos en Francia, una en España y la última en Portugal, todas con doble competencia.
“La chance de empezar a correr en Europa fue gracias a mi mánager, José Manuel Balbiani; él me abrió todas las puertas y hoy tengo un presente muy bueno”, señala el joven, ante el enorme desafío de manejar en el Viejo Continente y ya haber obtenido tan buenos resultados: suma tres victorias, dos terceros puestos, cinco pole position y la misma cantidad de festejos en el podio, en un primer semestre excelente.
Los autos con los que compite en Argentina tienen 160 caballos de fuerza, poca carga aerodinámica y llegan a 230 kilómetros por hora como velocidad final, mientras que los que maneja en Europa tienen 220 caballos y llevan más carga. Esto hace que en las rectas tengan una velocidad parecida pero sean mucho más rápidos en las curvas, algo que implica mucho desgaste físico. La estructura de los coches es de fibra de carbono.
Como cualquier adolescente, Nicolás va al colegio y cursa el 6° año del secundario, aunque por sus compromisos en el exterior ya tiene varias inasistencias. “Mis viejos me dicen que la prioridad es el estudio, así que trato de rendir todo y después dedicarme a mi carrera deportiva”, afirma, sabiendo que ya le queda poco para finalizar.
Cuando se le pregunta por sus referentes, no duda un instante en hablar del brasileño Ayrton Senna y deshacerse en elogios: “Fue un fuera de serie, hizo carreras increíbles. Un súper profesional, no hay ninguno igual”.
Sobre su futuro, admite que el mayor anhelo es correr en la Fórmula 1: “Nunca voy a dejar de soñar para llegar, pero necesito apoyo económico. Sé que es muy difícil, pero voy a luchar para conseguirlo”, asegura, con firmeza.
Una nueva promesa del mundo tuerca, que tiene a la velocidad como su mejor aliada.