Se llama Bruno Zanacchi, compitió en alto rendimiento y trabaja en el CeNARD. Dos pupilos suyos estuvieron en los Juegos Paralímpicos de París y uno logró medalla de bronce.
Ingeniero Maschwitz
A veintidós años de la apertura de su fábrica en Maschwitz, la marca de chocolates y alfajores artesanales inauguró su primera tienda en Escobar. “Es un agradecimiento a la ciudad que nos vio nacer”, afirman Osvaldo y Bárbara Foster.
Sebastian Jonsson es maestro mayor de obras, pero fanático del atletismo y especialista en competencias XL. En octubre participará de la prueba más exigente de Sudamérica, en Córdoba.
La arquitecta Leonor Turco diseñó un mini alojamiento fantástico, ideal para relajarse y reconectar. La arboleda, el estanque y la tina al aire libre son algunos de los encantos de Casita Imawi.
Su local de la avenida Villanueva es un mundo inabarcable de productos. Pero lo que más se destaca es la calidez con la que atiende. “Hay que ser agradecido con el cliente”, afirma.
Nicolás Epstein trabaja en Rock & Pop y hace doblajes para grandes compañías. Recientemente se mudó a Maschwitz, donde disfruta de una nueva vida. “Estoy fascinado por esta comunidad”, afirma.
Tres centros comerciales, personalísimos y con propuestas originales, le dieron a esa zona de la localidad una característica única. Un boom que comenzó hace quince años y superó lo imaginable.
Vecino de Maschwitz desde 2015, es cocinero, docente, divulgador y precursor de una alimentación consciente en el país. Da cursos, talleres y es autor del libro “Una cocina que te cambia la vida”.
Sin conocer el oficio, a los 44 años Esteban Leyes decidió montar un taller donde las restaura y transforma. La aventura de cómo se subió a su oniriciclo y fue de Maschwitz al Obelisco.
Con la belleza propia de lo autóctono, en Ingeniero Maschwitz existe un lugar para disfrutar el paisaje del Arroyo Escobar y recorrer su margen a través de senderos bajo una exuberante arboleda.
Aníbal Guiser protagonizó el programa de TV más visto de los domingos a la noche a principios de los ‘90. Pero nadie conoció su rostro y la fama le pasó por el costado. Un actor que pateó el tablero y se vino a Maschwitz.
En la primavera de 1993, el foco de todos los medios masivos de comunicación del país se posó sobre la localidad. Sus calles de arena habían dejado ver los huesos de un enorme y prehistórico cetáceo.