Todo era alegría, felicidad, buenos momentos e ilusiones por finalizar una etapa de la vida y entrar en otra. Como tantos otros chicos de su edad, Kevin Testatonda (17) disfrutaba de su viaje de egresados con un grupo de jóvenes cristianos evangélicos de una escuela de Pilar. Aunque desde hace dos años asistía al colegio Dante Aligheri de Escobar, donde le faltaban unos pocos meses para recibirse, él había elegido realizar el viaje con sus ex compañeros de la primaria.
Habían llegado el lunes 15 de octubre a Bariloche y 48 horas después partieron para Villa Traful, en Neuquén, donde pasaban los días haciendo excursiones y distintas actividades cerca del río Pichi Traful. El jueves 18, cerca de las cinco de la tarde, jugaban al vóley con unos amigos a la orilla del agua cuando la pelota cayó al río y Kevin, sin pensarlo dos veces, se zambulló para buscarla.
El agua se veía calma, el clima estaba templado y nada indicaba que pudiera haber algún peligro. Pero el río se convertiría para él en una trampa mortal. Esos segundos de inconsciencia le costaron la vida.
Lo que siguió a ese fatídico chapuzón de Kevin fue pura desesperación. Al ver que no podía salir, otros dos chicos se tiraron al agua para ayudarlo. Pero ellos también fueron arrastrados por la correntada. Entonces, otras tres personas, entre ellos un coordinador, tuvieron que meterse para rescatarlos, aunque ya no pudieron encontrar a Kevin. Todos sufrieron fuertes espasmos a raíz de las bajas temperaturas del río, al que sólo se puede acceder con traje de neoprene.
Como en ese lugar no hay señal de celular, los responsables de los grupos fueron a avisar del hecho y a pedir ayuda a la hostería Pichi Traful, donde se estaban alojando. El lugar pertenece al movimiento cristiano evangelista “Palabra de vida” y se encuentra a unos cinco kilómetros de donde ocurrió la tragedia. La falta de una rápida comunicación complicó las tareas de rescate, que recién comenzaron 45 minutos después del accidente.
Un equipo de buzos, embarcaciones de Prefectura Naval, policías del destacamento Villa Traful y guardaparques se movieron lo más rápido posible para rescatar al chico, pero no pudieron encontrarlo esa tarde. La intensa búsqueda de los buzos se reanudó por las mañana en condiciones muy difíciles, debido al frío del agua y a la escasa visibilidad por la profundidad en la que se estaba trabajando.
Finalmente, cerca de las 14.45, los buzos encontraron a Kevin, ya sin vida, a 16 metros de profundidad y a 30 metros de la costa, en la desembocadura del río. El cuerpo del joven fue trasladado hasta la morgue del hospital de Villa La Angostura y entregado el sábado 20 al padre, que lo trasladó en avión hacia Buenos Aires. Tanto su familia como los 90 chicos que conformaban el contingente de egresados vivieron la peor noche de sus vidas.
Todos lloraron por él
La trágica noticia conmocionó a la comunidad evangélica de Escobar. Kevin participaba activamente en las actividades de la iglesia “Comunidad Vida Nueva”, ubicada en la avenida San Martín, camino a El Cazador, en Belén de Escobar. Era muy querido por todos sus compañeros y amigos, quienes lo recordaron como un chico “muy solidario”, “con un corazón enorme” y al que “nunca se lo vio enojado”.
“Se nos fue un capo, una excelente persona. Una de esas pocas que quedaban con buen corazón. Sólo Dios sabe porqué quiso que te vayas con él tan rápido. Un dolor inmenso que solo se calma pensando en que ahora estás en un lugar mejor. Siempre en nuestros corazones”, escribió en Facebook una de sus amigas.
Aseguran que vivía feliz, con una eterna sonrisa en su rostro, que era bueno, servicial, dulce, aplicado en sus estudios y atento con los demás.
Soñaba con ser médico, porque “quería ayudar”, indicó uno de sus compañeros. Le gustaba jugar al tenis y bailar hip-hop, tenía dos hermanos más chicos y una hermana mayor, Sheila, quien luego del funeral publicó: “Mil gracias a todos los que nos acompañaron en este día. Ver cada uno de todos los rostros nos dio muchas fortalezas. Me llenó de orgullo al ver cuántas personas lo amaban. Te abrazamos en el cielo mi amor. Nos vas a tener que esperar un poquito, pero ahí nos vemos. ¡Gracias por tanto hermano! 100% orgullosa de vos”.
Durante la semana posterior a su muerte muchos de sus amigos lo recordaron en las redes sociales, ya sea poniendo una señal de luto en su foto de portada o despidiéndose con afectuosos mensajes, como si a través del mundo virtual pudieran llegar a él: “El único dolor que tengo es lo mucho que te voy a extrañar, esa sensación de lugar vacío y el bendito inconsciente que me traiciona haciéndome buscarte como si todavía estuvieras. Cuando logre mirar esta foto sin llorar, lograré esa sonrisa tan merecida en tu memoria. Hasta pronto amigo”, escribió otra de sus compañeras, Cynthia Martínez.
El lunes 29 de octubre Kevin volvió a la memoria de todos. Ese día, tan lluvioso y triste, hubiera cumplido 18 años.