En su confortable oficina del Instituto Nicolás Avellaneda, en Ingeniero Maschwitz, José Manuel Achaval se hace un tiempo para hablar de política. Y tiene ganas de decir muchas cosas. Por ejemplo, que a los 50 años acaba de tomar la decisión de emprender el camino a un nuevo desafío: gobernar Escobar.
En una entrevista publicada en la web por El Día de Escobar, el empresario oriundo de Chaco y radicado hace más de veinte años en los pagos de Benito Villanueva, donde desarrolló uno de los establecimientos educativos de gestión privada más grandes de la provincia de Buenos Aires, le dio la razón a las versiones que venían circulando en torno a sus ambiciones políticas para 2011.
“Lo digo firme y claramente: quiero ser intendente de Escobar. He tomado esta decisión con convicción y por varios motivos. El Escobar de hoy no me gusta. Le faltan muchas cosas. Y dentro de esas cosas le falta gestión”, sostuvo “Tito” Achaval, apuntando, no casualmente, contra una de las banderas que enarbola la actual administración municipal.
En esa línea, el dueño del Avellaneda amplió: “Si uno ve el estado de las calles, de la iluminación, el tema de la basura, ¿eso es gestión? Hay que hacer una buena gestión desde las cosas básicas, como un pozo de una calle, la iluminación y que haya médicos de guardia en las salas. No podemos correr si primero no sabemos caminar».
«Tampoco estoy de acuerdo en la distribución del Presupuesto y en los objetivos. Si yo pregunto hacia dónde va Escobar hoy, no sé si alguien me lo puede contestar. ¿Cuál es el plan estratégico? ¿Hacia dónde queremos ir? Yo no encuentro respuestas en hechos concretos. Escobar no tiene un camino claro”.
¿Y cuál sería el camino que, a su criterio, debería tomar Escobar?
Escobar debe tener un claro objetivo de desarrollo en distintas áreas, siendo respetuoso de la idiosincrasia y la individualidad de cada localidad. Pongo un ejemplo: hacer asfaltos en el casco de Maschwitz, cuando hay gente que como yo se ha mudado precisamente porque le gustan su arboleda y su arena, es una locura.
Nosotros vamos detrás del progreso de otras localidades, como Pilar, Tigre o Campana. Mientras acá discutimos un edificio, Pilar inaugura un estadio cubierto para cinco mil personas. Las diferencias con los distritos vecinos son impresionantes. Y todo esto tiene que ver con la gestión.
Mi proyecto es modificar el camino de Escobar. Lo digo poco académicamente: yo no quiero ser el primo pobre de los distritos vecinos. Y lo podemos hacer si nos ponemos todos a trabajar, no un sector, basando nuestro trabajo en aquello en que coincidimos.
Después de haber apoyado a otros candidatos, ¿qué lo impulsa ahora a ponerse al frente de un proyecto político?
Siempre acompañé a personas con las que compartíamos un proyecto, pero vi un montón de gente que después hacía una disociación entre lo que había prometido y lo que llevaba adelante. Por eso tomé la decisión de encabezar un proyecto.
También fue seguidor de Menem, ¿se arrepintió?
No, para nada. Hubo muchas cosas que Menem hizo bien y muchas que hizo mal, pero no es el cuco que hoy se quiere imponer.
¿Cómo es su relación con Sandro Guzmán?
Es muy buena, soy amigo suyo, nos conocemos hace muchos años. Pero no mezclo la amistad con la política. Yo no estoy de acuerdo con varias cosas que ha hecho Sandro. Por ejemplo, haber traído funcionarios de afuera. Escobar tiene suficiente materia gris para hacer una excelente gestión en todas las áreas, actuales y por crearse.
¿Su candidatura implica un alistamiento con el peronismo disidente y el denarvaismo?
Yo nunca he sido kirchnerista. Y dentro del PJ, es en el espacio en que me puedo ubicar. No hay otro que se aproxime a mi ideario.
Dijo que quiere ser intendente, pero no cuando. ¿Qué pasaría si no se le da en la próxima elección?
Cuando uno encara un proyecto es a corto, mediano y largo plazo. Ojalá pueda ser intendente en 2011, pero lo mío no es solo una candidatura, es un proyecto, al cual espero que se sume un montón de gente y lo mejore. Yo el esfuerzo lo voy a hacer. He intentado muchas cosas en mi vida y, con mejores o peores resultados, lo he logrado. No le tengo miedo a nada. La vida es pelea, desafío.