Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar
Circular por las principales calles, avenidas y accesos de la ciudad es, por momentos, definitivamente insalubre; una verdadera prueba de fuego para los nervios, el temple y la solidaridad del más apacible de los conductores. Es tal el congestionamiento en las horas pico que hacer un par de cuadras puede llevar largos minutos, así como encontrar un lugar para estacionar suele ser una especie de búsqueda del tesoro.
Sucede que Belén de Escobar no nació, ni nunca fue pensada, para albergar a tanta gente ni a tantos automotores. Su estructura vial colapsó ante el desmedido crecimiento poblacional y las soluciones tardan en llegar, aunque algunas están en camino.
El panorama actual, por lo pronto, es caótico, casi anárquico, una suerte de competencia donde vale incurrir en toda clase de infracciones para lograr el objetivo de llegar a destino. Así, los embotellamientos en la entrada a la ciudad, las largas colas de autos por la avenida San Martín, la Tapia de Cruz cargada de tránsito por el cruce del ferrocarril o la rotura de una barrera, la usual congestión de varias calles internas, los autos estacionados sobre veredas o delante de rampas para discapacitados y los camiones de ganado y de arena pasando a una cuadra de la plaza San Martín son solo algunas de las postales cotidianas de un problema que crece ante la falta de planificación.
Las últimas obras que se hicieron para aliviar la circulación vehicular en Belén de Escobar datan de una década atrás: el acceso bajo la autopista en la avenida Inmigrantes, la conexión a Colectora Este por la calle Serantes (continuación de Sarmiento) y el ensanche de la avenida San Martín. El intendente en esa época era Luis Patti, que consiguió del entonces presidente Carlos Menem y de su millonario amigo Gregorio Pérez Companc el dinero para concretar estos proyectos.
Durante los años siguientes no se concretaron medidas que atiendan una problemática cada vez más aguda y que a estas alturas, casi a la fuerza, empieza a tornarse en una de las prioridades de la agenda del Municipio. De hecho, así lo reconoció el intendente Sandro Guzmán en declaraciones posteriores a su reelección. Pero las soluciones de algo tan complejo llevan tiempo y, en algunos casos, más del razonable.
La raíz del problema
Ante la consulta de este medio sobre las razones de la actual problemática del tránsito, desde la Asociación de Arquitectos de Escobar (ASAE) analizaron que la ciudad cabecera de distrito “nació en torno a la estación del ferrocarril, con una trama urbana característica de las ciudades fundadas por los españoles basada en el damero. En nuestro caso, esta cuadrícula fue uniforme, sin arterias principales definidas originariamente”. Además, indicaron que “la construcción de la ruta Panamericana profundizó la división de la ciudad, limitando su integración”.
“Con el constante crecimiento demográfico los conflictos se van acentuando y son más difíciles de resolver, por lo que es urgente la aplicación de políticas de Estado tendientes a definir un perfil de ciudad que oriente su desarrollo y consolide su identidad”, expresaron los arquitectos.
Una evaluación similar hizo el presidente del Centro de Ingenieros de Escobar, Carlos Azzi, quien consideró que el caos vehicular es una circunstancia temporal lógica en vías de solución. “Escobar está atravesando una etapa de transición, era un pueblo chico que se ha transformado en una ciudad con un crecimiento potencial muy importante y necesita ir generando soluciones concretas a los problemas que se le van presentando”.
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Soluciones en marcha
¿Qué se está haciendo desde el Municipio para mejorar esta situación? Si bien ningún funcionario fue autorizado a responder esta y otras preguntas a DIA 32, la Dirección de Comunicación Social envió vía mail algunas aportaciones para este informe. En ese texto, una de las principales medidas que se plantean para aliviar la circulación en el centro de la ciudad es la construcción de dos caminos de circunvalación.
Hacia el sur, ya está en marcha y en avanzado estado de realización la avenida intercountries, que permitirá una conexión directa entre el kilómetro 44 de la autopista Panamericana y la ruta 25, a la altura de la entrada de El Cazador. Aunque se trata de un acceso pensado para los habitantes de las nuevas urbanizaciones de la zona, será de uso público y favorecerá la descongestión del tránsito en la ciudad.
También está proyectado un camino de similares características del lado norte. La idea es conectar la autopista con la ruta 25, camino al Paraná, pasando por el futuro polo tecnológico de Loma Verde. De esta manera, “el tránsito pesado será transferido hacia las afueras del casco urbano”, indicaron.
Otra iniciativa de la Comuna para descomprimir las avenidas principales y agilizar el tránsito es la construcción de dos túneles ferroviarios. Pero el avance de estos proyectos es sumamente lento. El ducto de la calle Los Lazaristas, adjudicado a la empresa Centro de Construcciones en más de 11 millones de pesos, quedó momentáneamente suspendido ante el reclamo de los vecinos. Y el de la calle Italia, pensando originariamente para vehículos pesados, está en duda por cuestiones técnicas.
Además de esto, la fuente oficial destacó el efecto positivo que tendrá en la circulación vehicular la repavimentación de toda la avenida San Martín y de la ruta 25 en el tramo que va desde las barrancas de El Cazador hasta el Paraná de las Palmas. Se trata de una inversión que supera los 110 millones de pesos, pero que todavía no empezó a plasmarse.
En todos los casos, el dinero para las obras sale de la caja del Ministerio de Planificación Federal.
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Mirada integral
Ahora bien, ¿alcanzarán estas medidas para solucionar por completo el problema de la circulación vehicular en Escobar?
Para la ASAE, “no existen resultados exitosos sin la generación de propuestas integrales inteligentes, pensadas, diseñadas y planificadas. Los cambios y las propuestas a futuro deben incluir a todos los actores de la ciudad y estar respaldadas siempre por un estudio interdisciplinario que resuelva y defina el carácter de la transformación que Belén de Escobar y todo el distrito necesitan”.
El presidente del Centro de Ingenieros, en cambio, reconoció que desde el Municipio “se han hecho y se están haciendo cosas”, y ponderó que “existe un Plan Estratégico, una idea”. Por eso se manifestó “optimista” en que la situación actual mejore, aunque advirtió que “seguramente en una etapa posterior, una vez que estén los nuevos accesos y túneles en marcha, habrá que evaluar qué más hace falta y hacer un trabajo de sintonía fina”.
Será quizás cuestión de tener un poco más de paciencia para ver si los cambios se producen y si el tránsito escobarense pasa del caos al orden. Mientras tanto, habrá que seguir aguantando los bocinazos.
Tolerancia al caos
Alguien pregunta la hora desde el banco de la parada de micros. Y otro rostro cansado contesta: “Son las cinco en punto, jefe”.
A esa altura de la tarde, los colectivos usurpan el margen izquierdo de la ruta 25 para avanzar hacia la terminal, obstruyendo a los automóviles que tienen permiso para girar por Independencia hacia la plaza de los Combatientes de Malvinas, frente al reloj de la entrada -que, acompañando la desorientación, ofrecía cuatro horarios diferentes-. La congestión era tal que las leyes de tránsito observaban pavorosas desde la vereda este episodio crónico.
Desde cada ventanilla, los conductores buscaban culpables por el desorden. Si bien muchos no llegaban a una conclusión lógica, encontraban complicidad en un colectivo, que en sentido contrario asomaba su frente desde la calle Alberdi para ganar el semáforo de 25 de Mayo, en la desesperación de liberarse del enjambre. Otros imputaban al mismo semáforo de tres tiempos.
¿De tres tiempos? ¿Y nosotros? Los del tiempo infinito de cada mediodía y cada tarde.
Hace años que no se repara en corregir este sistema de tránsito. Para colmo, se inicia una intensa lluvia para despedir a los alumnos de la Escuela Nº 1, que salen despavoridos entre los vehículos, porque son sabios conocedores de que en un abrir y cerrar de ojos la calle se transformará en el temporal “Arroyo 25 de Mayo”.
Las historias se repiten en la salida, desde la terminal de Rivadavia, por la calle Alberdi; el retorno desde el Río Paraná y El Cazador los fines de semana, sin que ningún cartel o agente de tránsito ofrezca tomar salidas por calles alternativas; los riesgos del tránsito pesado por las calles y avenidas céntricas, que han causado más de una fatalidad; y el letargo en la solución de este problema con una realidad que se diluye en promesas.
El cielo gris llora y lastima. Y el viento, adelantándose por la ruta Panamericana, alcanza a la roja bandera escobarense, que dolida se abraza al mástil rodeado por un folleto con la leyenda: “Escobar es gestión”.
El caos de tránsito presenta múltiples dificultades que perturban directa e indirectamente la realidad de Escobar. Algunos puntos neurálgicos pintan postales que se convierten en el pan nuestro de cada día y logran que emocionalmente nos veamos afectados, pero también que toleremos una calidad de vida muy por debajo de la merecida.
Por Ariel J. Spadaro
Periodista de DIA 32