Empezó casi como un hobby, acompañando a su padre, Fabián, instructor de canotaje en el Club de Remo y Náutica Belén de Escobar, cuando solo tenía 8 años. Para él era una diversión ir los sábados y domingos al río Paraná de las Palmas, ponerse el chaleco salvavidas, subirse a un kayak y aprender a palear, contra viento y marea.
Con los años fue perfeccionándose, mostrando cualidades innatas y destacándose entre los chicos de su edad y con un profesionalismo digno de un adulto. Así comenzó su carrera palista Manuel Orero (19), que hoy está en un momento ideal, integra la Selección Argentina de Canotaje y viaja por el mundo representando la bandera celeste y blanca.
El joven escobarense viene de tener una de sus mejores actuaciones en el Mundial U23 que se realizó en Hungría, del 31 de agosto al 4 de septiembre, donde el equipo nacional K4 consiguió una histórica victoria en la Final B y obtuvo la décima posición en el certamen, detrás de los nueve kayaks que disputaron la Final A.
En la ciudad de Szeged, Orero fue parte del bote de cuatro integrantes junto a Valentín Rossi, Piero Pizarro y Bautista Itria, ganando la final de su categoría en la distancia de los 500 metros con un tiempo de 1´23´´33/100.
De la Final A participaron Ucrania, México, Suecia, Italia, Dinamarca, China, Letonia y Uzbekistán. Con este resultado, Argentina quedó por primera vez entre los diez mejores del ranking en un Mundial de Canotaje.
Antes de esta competencia, los integrantes de la Selección habían hecho una preparación de tres semanas en la pista Montemor o Velho, en Portugal, algo que les resultó muy beneficioso para competir mano a mano con potencias mundiales.
“El viaje estuvo increíble, de principio a fin. En Portugal entrenamos con la selección de ellos, un K4 de mucho nivel que nos sirvió para ir más seguros. Y en el Mundial sentimos que volamos, remamos muy fuerte. Quedamos muy contentos con nuestro rendimiento, felices con el tiempo que hicimos, por cómo nos sentimos. El décimo puesto en la general estuvo muy bien”, le cuenta el escobarense a DIA 32, que lo entrevistó para saber sobre su experiencia en aguas húngaras.
En el Mundial también corrió los 500 metros en el K2 junto a Pizarro (de Río Negro). La dupla quedó en el 6º lugar de la Final B, con un registro de 1’32’’70/100, 15º puesto de la clasificación general. “El K2 lo armamos menos que el K4, igual tuvimos un gran rendimiento. Competimos cuarenta botes y para nosotros era nuestro primer año, estuvimos muy bien”, afirma.
Cada año mejor…
En 2021 Orero ya había tenido una gran temporada deportiva. Terminó 7º en los 1.000 metros del Mundial Junior de Portugal, se coronó campeón argentino en 1.000 metros y subcampeón en 500 metros. en Santa Fe. Además, ganó cinco medallas doradas en el Campeonato Sudamericano de Uruguay (en K1 -1000 y 200 metros-, K2 -1000 y 200 metros- y K4 -500 metros-).
“El séptimo puesto del Mundial Junior fue algo increíble, que me dio un impulso importante. Confirmé que puedo tener el nivel para estar ahí y me dejó feliz”, repasa.
Su evolución a nivel profesional es admirable. Si bien mostró condiciones desde un primer momento, la continuidad, la perseverancia y las cualidades naturales que tiene lo convierten en uno de los mejores en el canotaje sudamericano, algo invalorable para sus pretensiones a mediano y largo plazo.
“De cadete empecé a andar bien a nivel nacional. La duda era qué pasaría cuando llegue a Senior o Sub 23, si estaría a la altura. Pero a medida que van pasando los años sigo con las mismas ganas, entrenando muy bien. Llevo dos mundiales seguidos en los que tuve un gran rendimiento y me siento cómodo. Estoy contento por las experiencias vividas y con las finales que corrí”, asegura, hablando de su crecimiento personal como palista y lo lejos que ha llegado.
Para lo que resta del año tiene previsto participar en regatas de la Federación Argentina y de la Bonaerense, “para divertirme, correr sin tanta presión”. Después será la hora de los selectivos y en el verano concentrará para estar en el equipo nacional de cara a los compromisos de 2023. El más importante sería el Mundial, posiblemente en Italia, pero aún no hay nada seguro, ya que su presencia dependerá de muchos factores.
“Quiero crecer. Dejamos la vara alta y queremos mantenernos así o mejorar”, sostiene, siempre pensando en ir por más.
“A medida que van pasando los años sigo con las mismas ganas, entrenando muy bien. Estoy contento por las experiencias vividas y con las finales que corrí”.
Mientras tanto, “Manu” tiene entrenamientos de lunes a sábados y los domingos hace turnos regenerativos. Entrena en el agua, en el gimnasio y sale a correr para mejorar la parte aeróbica. Está cursando el Profesorado de Educación Física en el Instituto Juan Pablo II de Maquinista Savio, donde va de lunes a viernes y no descuida ninguna materia, para poder recibirse y plasmar como docente su pasión por los deportes.
Parece tan lejano cuando se subió a un kayak por primera vez de la mano de su padre… Juntos empezaron a cruzar las aguas del Paraná a bordo de un K2, él le enseñó mucho de lo que sabe dentro de un kayak de competición. Hoy, convertido en un palista de elite, no se olvida de sus orígenes y siente al Club de Remo de Escobar como su segunda casa.
“Es mi lugar, los fines de semana siempre que puedo voy. Es un gusto para mí, es hermoso y significa mucho para mí el club y su gente”, confiesan.
El agua, una pala y un kayak, una combinación indestructible para uno de los deportistas de Escobar con más proyección internacional.