El nuevo sistema de estacionamiento arancelado en el centro de Belén de Escobar cumplió en agosto su primer año de implementación. Tiempo suficiente para hacer un balance, evaluar pros y contras y concluir si los resultados se acercan a lo que se esperaba.
Algo indiscutible es que estimula una mayor rotación vehicular en las principales calles y avenidas de la ciudad. A tal punto que ahora es posible encontrar espacios disponibles en lugares que antes estaban ocupados a cualquier hora del día. En el radio de manzanas involucrado existen unas 800 plazas para estacionar y en promedio las utilizan 3.000 vehículos por día -los sábados bajan a 1.100-, según números oficiales.
Otro aspecto favorable del programa -aunque periférico, si se quiere- es la generación de empleo genuino: 35 destajistas, identificados con chalecos y celulares en mano, trabajan en turnos rotativos controlando que los automovilistas hayan pagado el arancel por estacionar -$8 la hora, $5 la media hora y $420 el abono mensual- o dejándoles una multa, en su defecto.
“Estamos mucho mejor que un año atrás. Resolvimos un problema grande que tenía Escobar a partir del crecimiento desmedido y no planificado. El balance es muy positivo”, expresó a DIA 32 el secretario general de Gobierno, Javier Rehl. Además, adelantó que “por pedido de los propios comerciantes” el estacionamiento medido también se implementará en Ingeniero Maschwitz. Todavía no está decidido a partir de cuándo.
Del lado negativo, uno de los reclamos más frecuentes es la dificultad que muchas veces se presenta a la hora de abonar el estacionamiento, a pesar de que los puntos adheridos se incrementaron de 35 a 54. El clásico “no hay sistema” es una constante que exaspera a los conductores, quienes inevitablemente deben perder tiempo caminando hasta encontrar otro lugar donde pagar, a riesgo de agotar los 15 minutos de tolerancia y verse expuestos a una multa.
Si bien el estacionamiento se puede gestionar desde el celular, ocho de cada diez automovilistas lo hacen en los comercios adheridos. Quizás un cambio de hábito minimizaría ese problema.
Otra contra es que muchos comerciantes aseguran haber resignado ventas por culpa del estacionamiento medido, porque muchos clientes prefieren ir a otro lugar donde no deban pagar por dejar el auto. De ese reclamo ya está al tanto la Cámara de Comercio de Escobar. Asimismo, aseguran que la magra comisión del 4% que se obtiene por adherir al sistema no compensa ni las molestias.
Ahora bien, se suponía que esta nueva modalidad traería como contraprestación un beneficio que rebatiría cualquier argumento en contra. Y es que los ingresos netos producidos por el programa se volcarían a “reparar, ornamentar y embellecer” las calles donde hay que pagar para estacionar. De hecho, así lo establece el artículo noveno de la ordenanza 5178/2014 que da marco al sistema. En ese punto, sin embargo, los resultados son casi imperceptibles.
A pesar de que al Municipio le quedan limpios $750 mil al mes -según datos oficiales-, lo que multiplicado por doce meses da 9 millones de pesos adicionales, las calles que conforman el área arancelada siguen minadas de baches.
En el último año, las únicas reparaciones consistentes se vieron sobre una cuadra de la calle Travi al 800 y un tramo de Rivadavia al 600, más algún bacheo poco duradero. Muy poco, casi nada. Un mal negocio, al menos por ahora.