Ingeniero Maschwitz cuenta con un nuevo atractivo que enaltece aún más su mote de “Pueblo de las Artes”. En el parque Papa Francisco, nueve escultores dejaron su impronta con obras imponentes que embellecen el enorme predio de la calle El Dorado.

Su inauguración, el primer domingo de julio, en una jornada a pleno sol y con cientos de vecinos, fue una fiesta del arte. La muestra que conforma el Paseo de las Esculturas está compuesta por nueve obras creadas por artistas de la zona que en diciembre pasado se presentaron a una convocatoria abierta impulsada por la Secretaría de Cultura del Municipio.

El objetivo fue agregarle valor cultural al parque Papa Francisco, sobre la calle El Dorado. Si bien el predio ha sido renovado en los últimos años, algunos sectores se encontraban desaprovechados y en estado de abandono.

Este museo al aire libre, con entrada libre y gratuita y abierto a toda hora, exhibe esculturas de prestigiosos profesionales. Uno de ellos es Eduardo Noé, autor de la mayoría de los bustos y estatuas que pueden verse en Belén de Escobar. El papa Juan XXIII, el granadero Gelves, los monumentos del boulevard Eva Perón y la madre Teresa de Calcuta son algunas de sus tantas creaciones que embellecen y jerarquizan la ciudad y también las calles de otras localidades del distrito.

Noé propuso varios tipos de esculturas, pero desde el Municipio le encargaron específicamente la principal: nada menos que la del Papa Francisco. “Para mí es un orgullo que me hayan convocado, me parece una gran iniciativa. Y es muy bueno que los artistas de la zona se involucren con el espacio público, son acciones que suman”, le dijo a DIA 32.

Su obra fue modelada en arcilla y luego pasada a resina con una estructura interna de perfiles de acero. Está ubicada en un sitio estratégico, por ser la que homenajea al sumo pontífice argentino, cuyo nombre lleva el parque, de 65 mil metros cuadrados.

La lista continúa con “Mamacha”, de Mecha Savall; “El gallo”, de David Klauser; “Encuentro y desencuentro”, de Hernán Guiraud; “Solidaridad”, de Daniel Fernández; y “Compañera”, de Savino Beltrán.

Por su parte, Gabriel Schmit presentó otra de las obras que más se destacan a simple vista: “El árbol de la vida” está en el centro de una pequeña isla ubicada en un espejo de agua de 1.500 metros cuadrados, delimitado por un trabajo paisajístico realizado con palmeras y diferentes especies arbóreas que incluyen lapachos y jacarandaes. Además, la laguna cuenta con un puente peatonal de estructura metálica que permite admirar la obra desde cerca.

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“Quique” Gurevich, un conocido escultor que eligió vivir en Maschwitz hace veinte años atraído por los árboles y la naturaleza, también participó de este proyecto colectivo. Su especialidad es realizar objetos y esculturas ensambladas con madera, hierro y diversos materiales en desuso, con lo que busca desarrollar otros modos de expresión visual. Así compuso “Avis”, a partir de la preocupación que siente por ver ciertas conductas de los seres humanos relacionadas al medio ambiente y a los animales.

Al finalizar la obra de hierro, el artista escribió: “El ansia desmedida de poder que detenta el hombre termina en manos de la naturaleza. Ella gobierna todo. Es quien al final pone las cosas en su lugar. No hay escaleras que valgan”.

“Es como que podemos soñar con volar. De hecho, lo hacemos por medio de aviones… O podremos volar con la mente, pero nunca jamás seremos más grandes que un simple pájaro, ni más grandes que la mismísima naturaleza”, amplió a esta revista.

La última obra de las nueve que componen el Paseo de las Esculturas es “La Dama del Bosque”, de Leyla Devi. Ella se siente cautivada por Maschwitz, donde asegura que “se respira arte”. Desde chica jugaba modelando figuras con barro y polvo de ladrillo. Cuando conoció la arcilla supo que sería escultora y que esa técnica la acompañaría por el resto de su vida.

Sin embargo, después de muchas transformaciones, su obra para el parque Papa Francisco terminó realizándose en resina y se recubrió con una pátina. “La mujer es un tema recurrente en mis obras. En esta ocasión quise hacerle un homenaje e intentar mostrar con intensidad y pasión algunas de las diversas virtudes que anidan en ella. Como la fortaleza y la fragilidad, la belleza y la sutileza”, finaliza la artista.

Mientras tanto, el Municipio se encargó de instalar nuevos bancos, cestos de residuos y señalética. Además, se renovaron dos postas que tienen a cargo la seguridad del predio y se instalaron luces que de noche resaltan la belleza del parque y de sus nuevos habitantes permanentes: las esculturas.

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