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Lejos en el tiempo quedó aquella primera película de animación Fantasmagorie, que el parisino Émile Cohl filmó en agosto de 1908. Realizada a partir de una sucesión de más de 700 dibujos en tinta negra sobre papel blanco, luego impresos en negativo para obtener una traza similar a los dibujos hechos con tiza, logró un efecto asombroso para la época.
Cuando en 2008 se cumplía un siglo de aquella hazaña, un grupo de estudiantes de la carrera de Imagen y Sonido de la UBA tomó ese hecho como disparador para el trabajo final de la cátedra de Animación. En el equipo eran cinco alumnos, entre ellos el escobarense Marcelo Erman, quien el domingo 7 de agosto subió al escenario del teatro Seminari para recibir el premio a la “Mejor película del partido de Escobar” por su ópera prima Un pequeño vagabundo.
El experto jurado, conformado por los reconocidos directores Juan Carlos Desanzo y Pablo Torre junto al profesor Francisco Acri, eligió a esa obra por la “perfecta técnica y la ternura que contiene el tema”.
Pero Erman no trabajó solo. A él pertenece la idea original, el arte y la escenografía; el resto del equipo lo integraron Florencia Blanc (dirección), Celeste Bertino (producción y armado de guión), Santiago Quiss (luces y cámara) y Luz Zugarramurdi (vestuario). El armado de los personajes fue una tarea en conjunto entre Florencia y Celeste y “la animación la hicimos entre todos”, contó Erman a DIA 32, a poco de haber recibido el premio.
-¿Cómo surgió la idea?
-A partir del disparador de los 100 años de la primera animación, y de muchas peleas entre nosotros. Era una idea vaga que fue tomando forma a medida que se realizaba la película. Tiene que ver con un nene que saca a un personaje del cine, que es un payasito, y lo lleva a la realidad.
-¿Cuál es el mensaje de la película?
-Que siempre hay un cambio posible. El chico protagonista del corto no tenía un buen pasar y mágicamente lo logró, pero no siempre tiene que ser mágicamente, con esfuerzo quizás también se logra.
-¿Cuál fue la técnica utilizada?
–Stop Motion: se aparenta el movimiento de elementos estáticos por medio de una serie de fotografías fijas sucesivas. Trabajamos con muñecos cuya estructura es de alambre y están recubiertos con plastilina. Las escenografías están hechas con cartones y telgopor, entre otros materiales.
-¿Qué repercusiones tuvieron en otros festivales?
Lo presentamos en varios y ganamos uno solo, que fue en Uruguay, en La Pedrera. Pero siempre hemos quedado en buenos puestos, entre los finalistas. También quedamos en el segundo puesto en un concurso de animación que hizo el canal Q (Quiero música en mi idioma).
Sin embargo, el mayor logro obtenido hasta ahora por los realizadores fue la compra del corto por parte del canal Paka Paka, que lo incluirá en su programación. Tanto la venta de la película como el segundo premio en el concurso del canal musical les dejó una suma en efectivo que fue el combustible que puso el motor nuevamente en marcha para comenzar a pensar en una segunda producción.
Lauro codiciado
Seis fueron los cortometrajes que concursaron por el premio a la mejor película local en el pasado festival de cine y video independiente. Además del film ganador, dieron pelea Isla Trinidad, de Gabriel Caraballo y Gastón Gulyas; Recuperación del cine Gloria, de Diego de Miguel; El testigo, de Fernando Castellani -los tres recibieron menciones especiales-; El suspiro de Cupido, de Pedro Pacheco; y Reino Azul, de Nelly Dunél.