Vive en la isla, tiene 21 años y es el palista con mayor proyección del Club de Remo de Escobar. Fuerza, velocidad y perseverancia son sus mayores atributos. Sueña con entrar a la Selección y conocer otros países.

Su historia en el kayak comenzó hace siete años. Unos de los fundadores del Club de Remo de Escobar -Rubén Alberoni- se impresionó viéndolo andar en una piragüa en el arroyo Largo y lo invitó a conocer la institución. “Desde que entré me encantó, empecé a palear y me quedé”, explica Milton Melgar a DIA 32, que lo entrevistó a orillas del Paraná, hábitat natural de esta promesa del deporte nacional.

Fue solo cuestión de adaptación y entrenamiento para que empezara a destacarse en el canotaje, con botes de fibra de vidrio y mucho más veloces. De golpe, comenzó a viajar y a relacionarse con colegas de otras ciudades y provincias. “Al principio entré para la escuela de kayak polo, después vi que los chicos hacían canotaje competitivo y me prendí con ellos para conocer otros lugares”.

“Salimos a Tandil, a Azul, y gracias al club conseguí ir a Río Negro, a la regata más larga del mundo. Fue en enero de 2011, en dupla con Juan Romano, y gracias a Jorge Forcinitti, que nos llevó en su auto”, recuerda Milton. Su primera profesora fue Samanta Fernández, durante dos años, y después empezó a entrenarse con Fabián Orero.

El año pasado fue muy bueno para él. Además de una meritoria performance en las complicadas aguas rionegrinas, ganó la 11º Vuelta al Carabelas y tuvo podios en la mayoría de las regatas en que participó. Este 2012 también lo empezó a su medida, ya que acaba de ganar el campeonato Aventura, donde fue 1º en las cuatro fechas que se corrieron. “Entrené mucho para eso”, señala.

En la 12º Vuelta al Carabelas, el sábado 21 de abril, también mostró un alto rendimiento y casi se lleva el premio mayor: quedó 2º -iba primero hasta la última recta- y mejoró su registro del año pasado (1 hora y 55 minutos contra 2 horas y 8 minutos). “Fue una carrera muy dura y quedé contento”.

A la hora de hablar en voz alta de sus deseos más íntimos, Milton no duda:

“Mi objetivo es mejorar los tiempos y llegar a la Selección. Ese es mi gran sueño. Estar con los muchachos del equipo, viajar, correr un Sudamericano y conocer otros países”.

Mi querida isla

Milton es un personaje con una honestidad total, pareciera no estar ‘contaminado’ por la vida moderna de la ciudad y la tecnología. No aparenta ni trata de mostrar lo que no es y tiene muy claro su lugar en el mundo.

“Yo sigo y voy a seguir en la isla. Es natural para un islero vivir así, nacer y vivir en la isla es una pasión. Mi casa queda a unos 5 kilómetros del club, del otro lado del Paraná. Trabajo en un astillero y estoy aprendiendo mucho. Lástima que me lleva todo el día y después me queda poco tiempo para entrenar, pero ahora estoy practicando a la noche”, cuenta.

Es que a Milton no le importan el frío ni la oscuridad, solo quiere perfeccionarse y pulirse para el canotaje competitivo. Por eso, ahora a sus entrenamientos les sumó gimnasio y trabajos aeróbicos “Esta es mi pasión, estaría todo el día en el agua. Estoy haciendo bici y corriendo para recuperar el aire. Quiero prepararme bien para llegar a un selectivo”.

Al ver los frutos del esfuerzo, sus familiares lo van alentando y él se siente feliz. “Están contentísimos, yo soy el mayor de cinco hermanos y cuando llego a casa están a la expectativa a ver si llevo una copa o medalla. Hace poco vieron que yo estaba en la tapa de El Deportivo y me trajeron dos revistas”, comenta mientras le brillan los ojos al ser reconocido por sus méritos deportivos, después del sacrificio que hace diariamente.

Milton Melgar, un pibe franco, transparente, humilde, con una rica vida social y deportiva. Otra historia que merecía ser contada.

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