En medio de un contexto donde la inversión inmobiliaria se lleva todo por delante y transforma la fisonomía escobarense a niveles hasta hace poco inimaginables, el hallazgo de un yacimiento arqueológico en tierras de un futuro country se convirtió en la grata excepción a la regla de este tiempo.
Producto de una paciente y minuciosa investigación, un equipo de expertos logró desenterrar las huellas más antiguas de los primeros pobladores del norte bonaerense, a apenas cinco kilómetros del centro de Belén de Escobar, en un predio donde la empresa Eidico prevé desarrollar el barrio privado San Matías.
Trocitos de cerámica, piedras angulosas y redondeadas y minúsculos fragmentos de huesos constituyen este verdadero tesoro arqueológico, cuya antigüedad no se estableció aún pero dataría de 2.500 a 3.000 años.
El hallazgo fue posible porque la ley nacional 25.743, vigente desde 2003 pero no siempre aplicada, establece que las personas físicas o jurídicas que pretendan realizar excavaciones para efectuar trabajos de construcción, agrícolas, industriales o similares, deberán antes llevar a cabo una prospección para “detectar eventuales restos, yacimientos u objetos arqueológicos o paleontológicos”.
Como el descubrimiento se produjo donde estaba previsto construir el club house del country, los desarrolladores del emprendimiento deberán readecuar su diseño y permitir que esa parcela (de 50 x 50 metros) sea preservada como reserva arqueológica.
Mientras tanto, en el laboratorio del Instituto Nacional de Antropología se analizan las piezas, con colaboración de pasantes de Arqueología de la UBA.
Mucho antes de Cristo
Hace unos 6.500 años, el mar se había elevado 6,5 metros y había llegado hasta el norte de Rosario. Tras su lento retiro dejó un acantilado y comenzó a formarse el Delta. Cuando las condiciones marinas cambiaron a fluviales, estos grupos aborígenes de cazadores y recolectores ocuparon el lugar.
A lo largo de cuatro meses de excavaciones, los arqueólogos se toparon con restos de cerámicas, herramientas y huesos de animales que dan cuenta de la buena elección del asentamiento, en función de la riqueza de recursos.
A una profundidad de entre un metro y 1,5 metro rescataron instrumentos de piedra, del tipo cuchillo, para cazar y procesar presas; y raspadores para limpiar los cueros. Entre ellos había huesos con cortes y fracturas, vestigios de que fueron cocidos.
Se trata de huesos de guanacos, ciervos de los pantanos, venados de las pampas y nutrias. Además, aquellos aborígenes pescaban corvinas y armados. Los trozos de cerámica muestran una decoración novedosa. Fueron escudillas para cocinar, y quizá también para almacenar alimentos. Otros eran formas tubulares, abiertas arriba y en la base, por lo que se cree que tuvieron un uso simbólico. Aparecieron, además, manos de morteros, que pudieron haber molido carne seca o semillas para hacer harina.
Los arqueólogos determinaron que aquellos primeros pobladores probablemente eran una banda compuesta por cinco a siete familias, que volvían cada tanto a ese campamento, y que lo ocuparon por varias generaciones.
Sin embargo, algunas de las herramientas están hechas con trozos de rocas predominantes en Tandil o Sierra de la Ventana, y otras de El Palmar. Será difícil determinar si fue trueque o las trajeron de allá.
Descubridor del pasado
Daniel Loponte y Alejandro Acosta son investigadores del Conicet en el Centro de Registro Arqueológico, que depende de la Dirección de Patrimonio Cultural bonaerense. Ambos comandan un equipo que se especializa en el pasado de la zona geográfica que ocupa Escobar, donde llevan más de 20 años de actividad con varios estudios realizados.
Tras el resonante hallazgo en San Matías, DIA 32 entrevistó al doctor Loponte.
– ¿Qué valor arqueológico tiene este sitio?
– Tiene un alto valor, porque viene a llenar un vacío en la información arqueológica que teníamos con anterioridad a los 2.000 años antes del presente para la zona. El estudio partió del antecedente de ser una zona de riqueza arqueológica. Pudimos encontrar instrumentos de piedra, fragmentos de vasijas y huesos de los animales que cazaron para alimentarse.
– ¿Se puede imaginar el aspecto geográfico del lugar en aquellos años?
– Era una zona de transición entre el río de la Plata y el mar. Un lugar donde la llanura pampeana se encontraba con un ambiente de aguas abiertas.
– ¿Era un pueblo nómade o afincado en el lugar?
– Eran grupos nómades, pero probablemente tenían algún grado de estabilidad importante en el lugar, dada la gran cantidad de cerámica que hemos encontrado, ya que las vasijas no son elementos fácilmente transportables.
– ¿Es el mismo pueblo que el que se encontró, por ejemplo, en Las Vizcacheras?
– Es probable que tengan alguna vinculación, pero siempre considerando que los grupos que ocuparon Las Vizcacheras son posteriores en el tiempo.
– ¿Cómo se preservará el sitio? ¿Será público?
– Los sitios arqueológicos le pertenecen al Estado. La ley prevé que los dueños de los predios deben permitir el acceso a los investigadores, siempre y cuando estos cuenten con la autorización de la autoridad de aplicación provincial que entiende en la materia. El lugar se preservará y el sitio arqueológico no será afectado por las obras.
– ¿Se han encontrado en esta zona u otras un sitio del mismo tipo?
– En el sur de Santa Fe, Sandra Escudero encontró un sitio de similares características fechado en 2.400 años de antigüedad. Estamos trabajando para establecer diferencias y similitudes con otros sitios en áreas cercanas.
– ¿Cómo continuará la investigación?
– En lo inmediato se harán excavaciones y se seguirán los estudios en el laboratorio. Después vendrán otros arqueólogos, con otra tecnología y con otras preguntas.
Un patrimonio valioso e ignorado
Donde el arroyo Tajamar desemboca en el río Luján -un lugar de difícil acceso por tierra- existen dos yacimientos arqueológicos, llamados por los especialistas Las Vizcacheras y Anahí.
Fueron estudiados durante la década del setenta, pero ya habían sido saqueados con anterioridad. No son los únicos lugares donde se encuentran testimonios de nuestro pasado, o del pasado que existió antes que nosotros, hijos de la invasión europea.
Vivían allí aproximadamente desde el año 1.000 de nuestra Era, pueblos que, debido a la abundancia de alimento, no debían recurrir al nomadismo.
Los libros de la historia escobarense se refieren a ellos como querandíes, pero no lo eran. Además, el término querandí es la forma despectiva con que los guaraníes, que llegaron después, los llamaron.
No sabemos cómo se llamaban a sí mismos estos pueblos, pero los querandíes eran nómades y habitaban la Pampa alta, detrás de los grandes animales que eran su alimento: el ñandú, el venado de las pampas, el guanaco.
Los arqueólogos llaman a estos pueblos como “de los humedales”. Sabían hacer harinas, de pescado y granos, por lo que podían acopiar y no desperdiciar el excedente alimentario, intercambiaban con otros pueblos -como los querandíes y otros más lejanos- y, por los estudios realizados a través de las pruebas con isótopo estable de carbono, ocuparon este espacio geográfico, que antes había ocupado el mar.
Es por eso que se encontraron esqueletos de ballenas en Maschwitz y en Campana, desde el año 1.000 hasta que fueron diezmados por las armas y las enfermedades europeas, aunque no sin luchar.
Este descubrimiento es extraordinario, ya que nos prueba que mil años antes de la fecha que usamos como cero, dos mil antes de los que ya conocíamos, ya andaban caminando por estos pastizales humanos que nos antecedieron.
Escobar debería preservar estos sitios y divulgar educativamente lo que aprendimos sobre ellos.
JORGE O’REILLY SE DEFIENDE
Las dos caras de Eidico
Eidico es la sigla de Emprendimientos Inmobiliarios de Interés Común y su director es Jorge O’Reilly, otrora efímero jefe de Gabinete de Sergio Massa en Tigre. En Escobar, la firma ya cuenta con cuatro creaciones: Haras Santa María, San Marco, San Benito y, próximamente, San Matías.
Paradójicamente, mientras que la empresa facilitó en Escobar el hallazgo arqueológico en San Matías, en Dique Luján (Tigre) es cuestionada porque está construyendo un barrio privado sobre tierras de un alto valor arqueológico y donde existiría un cementerio indígena, según afirman expertos y miembros de organizaciones de pueblos originarios.
Pero O’Reilly rechaza las acusaciones y se defiende: “El problema es que algunos se benefician con la promoción de un conflicto que en la realidad no existe. Nosotros valoramos y defendimos desde un primer momento lo que esos sectores dicen defender”, afirmó al ser consultado sobre el caso de Punta Canal.
“Si existiera voluntad de diálogo y trabajo serio, quedaría a la vista que se pueden hacer muchas cosas, pero pareciera que se prefieren otros intereses de difusión política. Los mismos grupos indigenistas los han desacreditado. Creo que de esta forma solo terminan dañando a los mismos pueblos originarios y a la defensa del patrimonio arqueológico”, se explayó en declaraciones a DIA 32.
– ¿Qué papel jugó Eidico en el descubrimiento del sitio arqueológico en San Matías?
– El descubrimiento se produjo en el marco del cumplimiento de la ley 25.743, que dispone la obligatoriedad de este tipo de estudios. La ley es poco conocida y menos aplicada, pero nosotros la cumplimos con interés. Mandamos a hacer los estudios y financiamos la tarea de rescate, adecuando el proyecto para permitir la preservación del sector sugerido por los antropólogos.
– ¿Qué opina del rechazo existente, desde una postura ambientalista, a la urbanización de humedales?
Nuestra empresa está muy interesada en la defensa y respeto del medio ambiente. No solo que siempre hemos seguido la normativa vigente y las autorizaciones de todos los organismos competentes sino que nos asesoramos y prestamos atención al contexto de cada proyecto particular. Toda obra implica un cambio. Es fácil decir que no se haga nada y buscar rédito político en eso, pero el desafío sincero está en trabajar buscando la mejor solución y la forma más respetuosa del medio ambiente.
Todos nuestros desarrollos contemplan urbanizaciones no concentradas, con alto grado de forestación y mantenimiento de los espacios verdes. Lejos de lo que se vive en el promedio que hoy tiene el partido de Escobar e incluso otros barrios privados de la zona. Esto es un ejemplo de que la preocupación y filosofía de Eidico por las cuestiones ambientales, que va mucho más allá de lo que exige la ley.