Cuando tras la cena del sábado 24 los agentes del Servicio Penitenciario del penal de Marcos Paz hicieron el recuento de reclusos, se encontraron con una sorpresa: dos presos no estaban en sus celdas. Uno de ellos era Gabriel Raúl Figueroa (28), uno de los condenados a prisión perpetua por el crimen de Matías Berardi (16), el joven de Ingeniero Maschwitz secuestrado y asesinado en septiembre de 2010. A tan solo dos años del juicio, la herida se volvió a abrir para la familia de la víctima.
Aunque las autoridades del Complejo Federal II, ubicado en el noroeste de la provincia, informaron que “los internos permanecieron en el salón de usos múltiples” antes de regresar a sus aposentos, todo pareciera indicar que “Larry” Figueroa y su cómplice, Luciano Javier Campos, se fugaron mientras todos sus “compañeros”, y por lo visto también los guardias, miraban por televisión el primer clásico del verano entre River y Boca.
Según se determinó después, Figueroa escapó por una ventana del salón que estaba rota y luego atravesó los cuatro cercos de alambrados que separan al predio penitenciario de la calle, en una distancia de 200 metros. Se supone que nadie vio cuando eso ocurría. La investigación de la fuga quedó en manos del juez federal en lo Criminal y Correccional Nº2 de Morón, Claudio Daniel Galdi.
“Sentimos mucha impotencia, estamos enojados. Nos enteramos mirando Internet”, expresó María Inés Berardi, a la vez que pidió que se publiquen las fotos del asesino de su hijo y del otro fugitivo “para que la gente que los vea pueda denunciarlos”. Asimismo, advirtió que “tuvo que haber habido complicidad” en el hecho, dijo no entender “cómo un preso de estas características, que está juzgado por tres homicidios, se escapa” y reclamó que lo encuentren porque “esta persona puede volver a dañar”.
La mujer, efectivamente, dio en la tecla: el lunes 26 Figueroa y su cómplice asaltaron a una pareja en un country de la localidad de Cañuelas y la llevaron cautiva hasta el partido de La Matanza, donde la liberaron cinco horas después, tras robarle dinero y una camioneta.
Esta fuga representa tan solo un ítem más en el largo prontuario del delincuente oriundo de El Talar de Pacheco. Figueroa cumplía desde 2013 una condena a prisión perpetua por el secuestro y crimen de Berardi, aunque entre sus antecedentes también cuenta con una sentencia a 18 años de prisión por el homicidio de Maximiliano Leguizamón (9), cometido en 2002 en Los Polvorines, y otra por el asesinato de Germán “Pichi” Bustamente (30), sindicado líder de la banda narco “Los Soria”, baleado en 2010 en una pelea por la venta de drogas en las villas Korea, de San Martín, y Santa Rita, de San Isidro.
Por todo esto, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación dispuso ofrecer una recompensa de 200 mil pesos para quien brinde datos fehacientes que permitan recapturar a Gabriel Raúl Figueroa. Con plata o sin plata, la sociedad entera aguarda que vuelva tras la rejas.