En tiempos electorales, los gobernantes suelen apurarse para demostrar que durante sus mandatos hicieron las cosas bien; más aquellos que van por la reelección. Lo que quedó sin hacer se patea debajo de la alfombra y se montan grandes escenarios para anunciar con bombos y platillos los últimos logros. Sea o no el caso, pero en un acto con tintes claramente proselitistas, el intendente Sandro Guzmán inauguró el jueves 16 de junio, en Garín, el Hospital Oftalmológico Municipal “Dr. Horacio López”, junto al gobernador Daniel Scioli y a la ministra de Infraestructura bonaerense, Cristina Álvarez Rodríguez.
El edificio se levantó en tiempo récord. Su construcción había comenzado en agosto de 2010, por lo que llevó menos de un año ponerlo en funcionamiento. Los dos millones de pesos que costó la obra salieron de las arcas municipales. “Ahora los vecinos no tendrán que ir a otros distritos cuando necesiten acceder a una medicina de alta tecnología”, destacó Guzmán en su discurso inaugural, haciendo referencia no solo al Oftalmológico sino también al Centro Odontológico Municipal abierto en Ingeniero Maschwitz en agosto del año pasado.
Ubicado sobre el boulevard Presidente Perón y Las Heras, a metros de la estación de trenes y pegado al polideportivo Islas Malvinas, el hospital atiende de forma gratuita a todas aquellas personas que lo necesiten. Quienes cuenten con cobertura médica también pueden tratarse, ya que los costos de los servicios se les facturarán a las obras sociales. El horario de atención es amplio y se prevé que la demanda podría llegar a 500 consultas diarias.
Los siete consultorios externos están abiertos al público de lunes a viernes de 8 a 20, con guardias de emergencias permanentes las 24 horas, todos los días del año. Para pedir turnos hay que ir personalmente y presentar el DNI.
El establecimiento cuenta con dos quirófanos donde se pueden realizar todo tipo de operaciones, salvo aquellas de muy alta complejidad. Este sector también tiene dos camas de internación intermedia, para post operatorios de no más de cinco horas, durante las cuales se le realizarán al paciente todos los controles correspondientes.
Posee aparatología de última generación: un ecógrafo, un retinógrafo digital y dos facuemulsificadores, que sirven para realizar cirugías de cataratas sin sutura. En la compra de estos y otros equipos -en gran parte importados- se invirtieron cerca de 100 mil dólares.
El cuerpo médico de la flamante institución está compuesto por doce profesionales del distrito y zonas aledañas, más unos treinta auxiliares y ayudantes que suman un total de cuarenta empleados. Su director es el médico Gustavo Russo, quien es oriundo de Pilar y se desempeña en el campo de la oftalmología desde hace doce años. El profesional fue presentado como alguien de amplia experiencia y alta formación a nivel nacional y en el exterior.
El Hospital de Ojos se ocupará de atender diversas patologías, como cataratas, glaucomas y problemas en cornea y retina; tiene un área de cirugía refractiva y otra de infectología, servicio de plástica y vías lagrimales. También oftalmopediatría, ya que los médicos recomiendan que todos los niños, aún aquellos que no manifiestan problemas visuales, deben ser profesionalmente revisados al nacer, a los seis meses, entre los 3 y los 5 años y periódicamente en edad escolar.
Desde la Secretaría de Salud del Municipio señalaron que en su primera semana de funcionamiento el nosocomio recibió un promedio de 300 consultas diarias.
Homenaje a un galeno ejemplar
El Hospital Oftalmológico lleva el nombre de Horacio López, quien en 1970 se radicó en Garín junto a su esposa, Norma Milletich, y fue el primer médico pediatra de la localidad.
Su consultorio se había convertido en un lugar emblemático: funcionó durante más de 37 años en la entrada de la casa que tenía sobre la calle Larroca al 1100. Los vecinos lo habían apodado “el doctor del pueblo”, porque jamás le negaba la atención a nadie, incluso a aquellas personas que no podían pagarle.
Se caracterizó por tener un amor infinito hacia su profesión y por su inmensa humildad. Con ideas políticas de izquierda e hincha de Racing de Avellaneda, siempre fue un hombre que se movió fiel a sus convicciones.
También era parte del staff médico de la Casa Cuna y del hospital Muñiz, donde se jubiló en 1992.
López falleció en 2008, a los 65 años, y en 2010 se colocó una placa en su memoria en la plaza principal de Garín. Ya en 2005 había sido declarado ciudadano ilustre del partido de Escobar.