Garinense por elección, Lucía Falasca (30) es una referente indiscutible en el mundo de la vela, el deporte náutico que consiste en controlar una embarcación que se propulsa solamente a través del viento, sin ningún tipo de motor. Sus regatas suelen ser muy entretenidas, con finales parejos y apasionantes.
Es hexacampeona nacional, pentacampeona sudamericana y llegó a estar 15º en el ranking mundial. Fue medalla de plata en los Juegos Sudamericanos 2014, de bronce en los Panamericanos 2019 y finalista en Copas del Mundo. Además, compitió en dos Juegos Olímpicos (Río 2016 y Tokio 2020) y en los Panamericanos 2015.
Séptima de ocho hermanos, vivió siempre en el barrio porteño de Flores, pero por amor se transformó en una habitante más del partido de Escobar. Desde hace casi ocho años está en pareja con el reconocido remero Francisco Esteras (33), medalla de oro en los Juegos Odesur, Panamericanos y Sudamericanos, que se retiró de la competencia en 2021 y desde entonces la acompaña en cada momento de su carrera.
“Me mudé a Garín a fines de 2021. Estoy afuera entrenando bastante, así que cuando vuelvo a Argentina disfruto mucho estar en casa y tener un espacio al aire libre. Justo por donde vivimos hay una arboleda increíble y mucha paz. Soy bastante del hogar, así que disfruto estar en casa con Aquiles (nuestro perro) y el hecho de armar la huerta”, le cuenta a DIA 32 sobre su llegada al partido de Escobar.
El cambio de residencia, dejando atrás la Capital Federal para instalarse en una zona más tranquila y alejada de tanto ruido, no la afectó para nada. “Quizá lo más complicado es que tengo a toda mi familia en Flores y Caballito, por ahí antes los veía más seguido, pero también disfruto mucho de que vengan ellos a mi espacio”, recalca.
Su incursión en esta disciplina se dio casi de casualidad, como muchas veces sucede, por acompañar a un familiar y entusiasmarse al verlo. “Mi mamá buscaba un deporte para uno de mis hermanos. Le recomendaron que navegue: lo llevó y yo lo acompañé. Tenía 7 años. Cuando volví, le dije a mi familia que yo también quería hacer eso. Me dijeron que no porque había empezado patín artístico (risas), pero insistí y empecé a ir sábados y domingos, re intensa”.
“Arranqué en la escuela del Yacht Club Argentino en Puerto Madero. Después empezamos a ir a San Fernando, hice los niveles escuelita, principiante, timonel y optimist, que es donde empezás a navegar. En esa categoría salí campeona nacional absoluta, se corría mixto y fui la primera mujer que lo consiguió”, relata.
De ahí se pasó a ILCA 6, la categoría olímpica femenina, donde está desde hace quince años, perfilada al alto rendimiento.
Sueños olímpicos
La ILCA 6 es la categoría de mayor exigencia física y técnica en vela, además de ser la clase más popular a nivel nacional e internacional. Lucía Falasca comenzó en el circuito olímpico en 2011: estuvo en los Juegos de Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, con desempeños dispares.
“En Río disfruté mucho, no tenía presión y era todo nuevo para mí. Estaba en un Juego Olímpico con 23 años. La ceremonia de apertura fue en el Maracaná, una fiesta. Terminé 11º, un resultado muy positivo. Ya en Tokio fue más complicado: mejoré en lo físico, pero hubo otras cosas que no me hicieron rendir como quería. Borré de mi mente el puesto, sé que quedé treinta y algo”, repasa, hablando de los eventos más importantes en los que intervino a lo largo de su carrera.
Del 26 de julio al 11 de agosto se realizarán en París los 33º Juegos Olímpicos, donde volverá a dar el presente. Para clasificar debió pasar primero la instancia nacional y competir en el Mundial de Holanda 2023, donde logró el pasaporte al terminar entre los mejores 16 países. Después estuvo el selectivo interno, con la suma de tres torneos internacionales, y el Mundial de Mar del Plata en enero, donde terminó de cerrar su clasificación individual.
“Estoy súper contenta por la experiencia que vamos a vivir. Físicamente me siento impecable y sobre todo porque Francisco ahora es mi preparador físico. Tengo un gran equipo de trabajo, estoy bien preparada y soy optimista. Quiero disfrutar mucho, sabiendo que tengo todo para lograr un buen resultado”, declara, expectante por lo que vendrá.
“Estoy súper contenta por la experiencia que vamos a vivir. Quiero disfrutar mucho, sabiendo que tengo todo para lograr un buen resultado”.
Sobre el rol de su pareja, afirma que “es una parte fundamental en el equipo. Dejó el alto rendimiento y me empezó a acompañar a full en esta campaña, más allá de la preparación física. Me organiza la gira, la logística… Tenemos una relación súper linda y este año conseguimos la visa para que me pueda acompañar en Europa hasta el final de los Juegos. Estamos todo el día hablando de deporte, de gestión, de cómo mejorar”, confiesa sobre su relación, que trasciende continentes.
Para cumplir el objetivo de dar lo mejor de sí, a principios de marzo voló con destino a Europa y compitió en una World Cup en Palma de Mallorca. Clasificó en el puesto 19, su mejor resultado en una Copa del Mundo. Además, se quedará allí a esperar los Juegos y participará de la semana olímpica francesa, con más regatas. La base de vela será en la ciudad de Marsella, en el paradisiaco sur francés. “Ya estamos en la instancia de apretar el acelerador, no falta nada”, acota, feliz.
En muy poco tiempo el mar Mediterráneo la verá cruzar sus aguas arriba de su velero. Allí, Lucía Falasca buscará seguir quedando en la historia de la vela, ese deporte al que llegó de casualidad y que la hizo recorrer el mundo.