Vive en Maschwitz, tiene 81 años y en 2019 ganó el Mundial Senior de Croacia en dobles, un logro inédito para el país en esta disciplina. “No imagino mi vida sin el tenis”, asegura, feliz y vital.

Dueña de un físico privilegiado que le permite entrenar y competir como si tuviera la mitad de años que su documento indica, Vivian Flint (81) pudo lograr en el crepúsculo de la vida el sueño de todo deportista: ganar un Mundial de la disciplina que practica desde que era una niña.

Empezó a jugar siguiendo la tradición de sus padres. De adolescente tuvo un breve paso por el hockey, después se casó y se radicó en Estados Unidos, donde estuvo alejada de los courts. En 1972 regresó al país, se instaló en Olivos y continuó con su pasión por la raqueta, jugando para el Tenis Club de esa ciudad.

Llegó a Ingeniero Maschwitz a través de su suegro, que había comprado tierras a la vera de la ruta 26 y en 1972 loteó el barrio Acacias Blancas. Sin embargo, recién se instaló en 1997. “Siempre nos gustó venir, lo hacíamos los fines de semana hasta que nos instalamos definitivamente”, le cuenta a DIA 32.

Flint enviudó el año pasado y sus dos hijos viven en Estados Unidos. Robin, su hija, también es tenista amateur.

Dupla ganadora

En pareja con Dora Romero, de Santiago del Estero, jugó en septiembre el World Championships Senior, organizado por la Federación Internacional de Tenis (ITF) en la ciudad de Umag, Croacia. Allí formaron parte del equipo nacional y quedaron en la historia del tenis al ganar el Mundial, algo que los veteranos de Argentina nunca habían conseguido.

La dupla jugó cinco partidos y los ganó todos: contra Estados Unidos -último campeón-, Canadá, Alemania, Sudáfrica y la final con Francia.

“Estaba primera en el ranking argentino de dobles +75 años y eso me clasificó para disputar el Mundial. Llegar a la final fue espectacular. Nuestras rivales abandonaron, habíamos ganado 6-2 el primer set y estando 1-0 en el segundo decidieron abandonar”.

Flint se dedica especialmente a jugar dobles. Si bien hace años llegó a estar segunda en singles a nivel nacional, hoy prefiere la competencia en parejas. “Para individuales necesitaría mejor preparación, pero voy a empezar otra vez. Ya no hay muchas que se anoten en dobles en mi categoría”, señala, buscando más competencia.

A principios de marzo ganó el torneo en el Club Empleados de Comercio en la categoría +70, también junto a Romero, ratificando el liderazgo de ambas incluso en categorías más bajas y ante tenistas de menos años.

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Juventud acumulada

¿Cuál es el secreto para seguir tan vigente? “Creo que es una mezcla de técnica y buen estado físico. Las más jóvenes te matan físicamente, pero no tienen la picardía de jugar una pelota corta, por ejemplo”, confiesa, conocedora de los trucos para ganar partidos.

Se define como una jugadora de ataque, que juega en la red buscando una volea justa para liquidar un punto. “Un buen golpe mío es el drive, otro el smash y los toquecitos cortos, cosas que hacen doler a las rivales”, afirma, pícara.

Durante el año va jugando torneos del calendario de la Asociación Argentina de Tenis y así suma puntos para mejorar su ranking, siempre lista para cuando surjan campeonatos internacionales y representar al país.

El Mundial de 2019 no fue el primero del que participó: ya había estado en Inglaterra, Austria y Francia. “Ahí nos había ido más o menos, por eso celebramos mucho este título”, sostiene, rememorando su hazaña en suelo croata. Tras la consagración, ella y su compañera avanzaron al puesto 21° del ranking ITF en jugadoras +80.

Para poder rendir acorde a las exigencias, esta deportista maschwitzense hace 30 minutos diarios de bicicleta fija y ejercicios con aparatos en su casa. De esa manera ayuda a una genética admirable, que la hace sentirse físicamente impecable. A eso le suma sus entrenamientos en cancha tres veces por semana, divididos entre Olivos y San Isidro.

“En mayo tenemos el Sudamericano en Paraguay, pero por el coronavirus no sabemos si se hará. En octubre defendemos el título en el Mundial ITF que será en Mallorca, España”, cuenta, a modo de repaso de su movida agenda de eventos en el exterior.

Siempre activa, en movimiento y buscando nuevos desafíos deportivos, Flint desmitifica aquello de que los años son una barrera para hacer cosas. “No me imagino mi vida sin el tenis. Es mi pasión y agradezco a Dios poder seguir pisando el polvo de ladrillo. Jugaré hasta que el cuerpo dé”, confiesa, con una vitalidad admirable.

No me imagino mi vida sin el tenis. Es mi pasión y agradezco a Dios poder seguir pisando el polvo de ladrillo”.

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