Hace siete años, Yésica Avejera (39) no se imaginaba ni por asomo estar donde está ahora. A fines de 2015 integraba la cooperadora del jardín de infantes de su barrio, La Chechela, y le envió una carta a Leandro Costa pidiéndole colaboración para resolver un problema. Le escribió sin demasiadas expectativas, porque el entonces candidato a intendente de Cambiemos venía de perder las elecciones contra Ariel Sujarchuk. “Pero me respondió, vino y desde ahí nos dio una mano enorme con un montón de cosas. Se puso la 10”, asegura.
Ese momento marcó el inicio de una relación cada vez más fluida. Al año Costa la invitó a integrar su equipo de prensa -ella trabajaba en radios de Pilar-, después se incorporó a la prosecretaría legislativa del Concejo Deliberante y en 2019 fue segunda candidata a concejal. Desde que asumió, en diciembre de ese año, preside el bloque de Juntos y se consolidó como una de las nuevas caras femeninas de la política local. A tal punto que podría llegar a ser candidata a intendenta. Al menos, su nombre está en la baraja y ni siquiera ella se anima a descartar esa posibilidad.
Simpática y amable, como también tenaz y firme, dice sentirse “orgullosa” de tener la responsabilidad de conducir una bancada de siete integrantes, aunque en el camino haya que tenido que atravesar momentos amargos. Uno de ellos, el alejamiento de Patricia Froy, quien entró al Concejo como suplente del ex senador provincial Roberto Costa pero no tardó en armar un monobloque, más afín al oficialismo que a la oposición. El otro espacio unipersonal de Cambiemos es el del radical Diego Castagnaro.
Avejera asegura que, pese a la desunión, hay vínculos. “Existe el diálogo, nunca me cerré a hablar con ellos, incluso cuando fueron los desprendimientos del bloque. Para ganarle al oficialismo y ser gobierno en Escobar tenemos que estar todos juntos y ser lo suficientemente inteligentes para que cualquier tipo de diferencia se pueda subsanar de la puerta para adentro y no para afuera”, plantea a DIA 32.
La relación con el oficialismo, en cambio, es fluctuante. Por momentos amigable, por otros áspera y con fuertes tiroteos verbales. Tan desconcertante como cuando la oposición denuncia supuestos gastos superfluos o suntuarios del Ejecutivo y después le aprueba las rendiciones de cuentas anuales, como viene ocurriendo en los últimos años.
-¿Qué balance hacés, desde la oposición, del último año legislativo en el Concejo?
-El balance nunca puede ser positivo cuando tenés más de 300 proyectos cajoneados hace meses solo porque son de la oposición. No me quejo del diálogo, porque lo tenemos. Nosotros hemos acompañado muchos proyectos del Ejecutivo y del bloque oficialista, pero con los nuestros no pasa lo mismo. Por ejemplo: nosotros aprobamos la cesión de tierras para ampliar los consultorios del hospital Erill, pero ellos se niegan a tratar nuestro proyecto para que el barrio La Chechela tenga un centro de salud.
-Una característica de la oposición es que muchas veces elige abstenerse a la hora de votar en vez de tomar una postura a favor o en contra, algo que antes no se veía. ¿Cómo lo explicarías?
-Hemos utilizado la abstención en ocasiones donde quizás el proyecto del Ejecutivo o del oficialismo no era ni tan bueno como para acompañarlo ni tan malo como para votarlo en contra. O cuando hemos hecho propuestas y no fueron aceptadas, sin respetar el trabajo hecho en comisiones. La abstención es un recurso para eso.
-Un ejemplo fue cuando se votó la ordenanza para crear la nueva bandera municipal. Ustedes se abstuvieron, incluso dos concejales se retiraron antes de tratar el expediente, pero después terminaron apoyando….
-Bueno, ese es un ejemplo… Nosotros insistimos en que se aceptara y se respete que ya existía oficialmente una bandera y en ese proceso logramos que sea reconocida como bandera histórica. Sin desmerecer la nueva, que tiene que ver con un proceso participativo y democrático.
-¿Puede ser que en un momento la discusión haya tenido un tinte más ideológico, porque la bandera anterior había sido creada durante la primera Intendencia de Luis Patti?
-Nosotros nunca la vimos como la bandera de Patti, la defendimos porque fue declarada por ordenanza y nos representó durante todos estos años. No estábamos en contra de una nueva bandera, pero no queríamos que se borre la anterior, porque eso es querer borrar la historia. Nuestra lucha fue por ese lado.
-¿Cómo definirías la gestión de Ariel Sujarchuk?
-Hay cambios y cosas que han mejorado, pero a Escobar le sigue faltando enfocarse en las prioridades. Hay una gran necesidad de la gente de sentirse escuchada. Lo digo porque camino los barrios y porque la gente me lo dice. No me parece exitosa una gestión cuando el 80% de la población no tiene agua corriente ni cloacas.
En salud pública se creció, aunque faltaría que los nuevos edificios funcionen mejor. Escobar es un reflejo de lo que pasa a nivel nacional: el kirchnerismo se ocupó de ir destruyendo todo a su paso, la educación, la seguridad… Y Escobar no deja de ser un reflejo de eso, que la droga haya vuelto a los barrios, que la inseguridad haya crecido tanto…
-¿Cómo impacta la interna nacional de Juntos en el plano local?
-Rescato que tengamos tantos y tan buenos candidatos. Creo que es un momento donde la gente necesita respuestas y ver que hay una coalición firme que tira para el mismo lado. La gente no quiere ver más confrontación, porque termina enojando a todos por igual.
-¿Con qué dirigente te sentís más identificada?
-Yo soy del PRO… Así que tanto Patricia (Bullrich) como (Horacio Rodríguez) Larreta. Cada uno en lo suyo: Patricia, más allá de ser mujer, por la fuerza que tiene en sus convicciones, y Larreta principalmente por lo que ha demostrado en su gestión.
-¿Crees que va a haber PASO?
-Como en toda elección, creo que hay que esperar hasta último momento. Si hay PASO, se tendrá que trabajar para eso y para que quede la mejor coalición para ganar. Hay que tener en cuenta que el único adversario es el kirchnerismo. Al que hay que ganarle es al kirchnerismo y la única forma es juntos.
“Hay cambios y cosas que han mejorado, pero a Escobar le sigue faltando enfocarse en las prioridades de la gente”.
-En diciembre termina tu mandato, ¿dónde te ves participando en las próximas elecciones?
-Quiero seguir trabajando donde el espacio me necesite. Me encanta lo que hago, lo hago con mucho compromiso y respeto. Pero hasta último momento uno no sabe el lugar que le va a tocar. El lugar que sea, va a ser para pelear por un Escobar mejor.
-¿Te gustaría ser candidata a intendenta?
-Y… ¿a quién no le gustaría gobernar el lugar donde nació? Hoy no lo pienso ni lo descarto. Repito: voy a estar donde el PRO me necesite.
FICHA PERSONAL
Familia, barrio y estudios: tres ejes de su vida
Yésica Romina Avejera es “nyc”: nacida y criada en Belén de Escobar. Hija de Hugo Avejera (63) -chofer de colectivos- y Susana Rodríguez (61) -ama de casa y trabajadora doméstica-, tiene dos hermanos: Cristian (36) -contador y profe de Matemáticas- y Marianella (22), “La Peque”, que va con ella a todos lados. A sus padres les agradece la formación: “Siempre nos inculcaron la cultura del trabajo y el esfuerzo”.
El 21 de marzo cumplirá 40 años y desde los 6 vive en La Chechela: “Sigo viviendo ahí, hice la casita detrás de la de mis viejos”, cuenta. Está casada con Sebastián Lanfredi (45), con quien tiene dos hijos: Lionel (18) y Tiziano (11). “Nos conocimos hace más de veinte años en un boliche, a la antigua”, bromea.
Hizo la primaria en la Escuela Nº15 y la secundaria en el Instituto LEA, donde ahora van sus hijos. Después se anotó a estudiar comunicación social en el COSAL. Para recibirse le faltó cursar el último año. Pero se siguió capacitando, aunque en otro terreno: hizo las diplomaturas en Políticas Públicas y en Gestión Municipal de la Unidad Tecnológica Nacional (UTN). “Cuando apareció esto en mi vida, me quise formar también”, explica.
Asegura que antes de sumarse al equipo de Leandro Costa, ya simpatizaba con Cambiemos. “Era lo que representaba mis ideales políticos”. Hoy es una de sus principales figuras a nivel local.